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23 abril 2012

El espíritu de la colmena – Víctor Erice (1973)



España: colmena sin miel después de la Guerra Civil


Esta ópera prima de Víctor Erice es probablemente la película que mejor refleja la realidad española de los primeros años posteriores a la Guerra Civil (1936-1939) que devastó el país. Está ambientada en un pequeño pueblo de Castilla, en el año 1940, y nos cuenta la sosegada vida del pueblo, pero se centra en una familia acomodada del lugar y particularmente en sus dos niñas. Una de ellas, Ana, interpretada por Ana Torrent (quien luego actuaría en películas de Carlos Saura), es sensible y queda afectada por la película El Dr. Frankenstein, proyectada en el pueblo al comienzo de la película. A partir de ese momento, Ana percibe el mundo de una manera peculiar, como quien “despierta” a la realidad. La otra niña, Isabel (interpretada por Isabel Tellería) es más impermeable a la realidad, más frívola, más seguidora de los convencionalismos sociales.



El simbolismo en el cine obedece a diversos motivos. En el caso de este filme, fue prácticamente imperativo el uso de símbolos, ya que era menester burlar la censura, debido a que la crítica está dirigida hacia el régimen franquista, que aún gobernaba en España al momento de su realización. De suerte que la película abunda en símbolos, y es ésta una de sus principales características. Su contenido es eminentemente político; así, los distintos personajes sugieren distintas instancias de la España de postguerra, y diversas situaciones narradas serían alusiones a hechos de la realidad. De manera que los personajes se podrían interpretar de la manera que sigue: el padre de las niñas, Fernando (caracterizado por el inolvidable actor español Fernando Fernán Gómez) representa a los españoles adultos que se adecúan al nuevo orden -no sin cierta carga a cuestas-, la madre, Teresa (Teresa Gimpera) a la gente cuya vida sentimental quedó truncada por la guerra, y ahora solo viven con emociones congeladas. Las niñas son las nuevas generaciones de españoles que vivirán durante buena parte de su vida bajo la larga dictadura (36 años) del régimen de Francisco Franco. Ana representa a los españoles que quieren descubrir, soñar, que desean abrirse al mundo, mientras que Teresa representa a los que son más conformes con la realidad. El pueblo está prácticamente aislado del mundo, tal como lo estaba España en esa época, con poco o nada de conocimiento de lo que ocurría fuera de sus fronteras. La desintegración del elemento emocional de la familia es vivo reflejo de la desintegración del elemento emocional de la sociedad española de entonces.




Luego de ver El Dr. Frankenstein, Ana se da cuenta de que la sociedad aborrece lo que no comprende, lo que considera malo. Sin embargo, esas cosas malas siguen existiendo, tal como las setas venenosas que les muestra su padre cuando van de colecta en las afueras del pueblo, o el fugitivo que se esconde en la aislada casa del pozo, en la que –según su hermana Isabel- habitaba un espíritu. Ana siente una natural e inocente curiosidad por conocer esas “cosas malas”; así, se pregunta qué tan mala podría ser la seta, o le ayuda al fugitivo llevándole comida y una chaqueta del padre para su abrigo (la chaqueta, y el reloj que estaba en ella, le son devueltas al padre por la policía, luego de ajusticiar al fugitivo). Es una forma de decir que ciertos españoles coquetearon con ideas que estarían fuera del régimen dictatorial de Franco, tratando de entender qué tan malas serían y el por qué estarían proscritas. Otros, como el fugitivo, estaban inmersos en esas "cosas malas", que para un régimen como el de Franco, es equivalente a traición al Estado, casi sedición.


Imagen tomada de IMDb.



Un tema que la película expone –a entender de quien escribe este comentario- es el sentido gregario de la sociedad española de entonces. Cual abejas de una colmena, la sociedad era una colección de seres viviendo en una zona geográfica bajo rígidas normas de comportamiento dictadas por el tirano. Una sociedad que funcionaba operativamente bien, como un rebaño, pero sin motivaciones ni posibilidades reales para explotar todo su potencial y generar cambios. También era una sociedad aislada, con políticas económicas basadas en la autarquía, hermética a los cambios históricos que ocurrían. Parecido a lo que sucediera en los países de Europa del Este sometidos a los regímenes totalitarios comunistas que subyugaron a los pueblos tras la Cortina de Hierro. El todo era la suma de sus partes, pero no más que eso. El espíritu que mantuvo en pie dicha sociedad era parecido al de las abejas: se mueven por un imperativo biológico, pero sin salidas racionales al círculo en el que están atascadas. Espíritu entendido como disposición o actitud del colectivo, pero no con el alma racional o el entendimiento, como debería ser en las sociedades humanas. Nada que ver con los espíritus hegelianos; todo lo contrario, durante esta etapa, España pudo ser ejemplo de cómo los espíritus nacional, objetivo y absoluto estaban en total asincronía, lo que ocasionó una ruptura del hilo histórico, un congelamiento de su Historia. La sociedad española respondía a una sumatoria de los espíritus subjetivos (cfr. aquí).




Desde el punto de vista cinematográfico, El espíritu de la colmena cuenta con unas excelentes actuaciones y una gran belleza formal, producto de vestuario y escenografía bien elaboradas. A pesar de algunos errores de continuidad, el hilo dramático está muy bien desarrollado. Hay escenas cuya cadencia deliberadamente lenta recuerdan al cine de Andrei Tarkovski. El excelente guión, está por demás decirlo, es una pieza fundamental de esta obra, una de las mejores películas españolas.

Tal como ocurre con películas complejas, similares a esta, su lectura puede hacerse desde varios niveles, y desde distintos puntos de vista. Es así como las representaciones de los personajes descritas arriba, son solamente una interpretación personal, que podría cambiar tras otro visionado de la cinta. Cada encuadre ofrece un elemento distinto de análisis, un símbolo de otra denuncia o crítica. Cada vez que se ve la película, pueden surgir nuevas ideas y propuestas a partir de escenas ya vistas. Es un film muy rico, muy intelectual.


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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

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