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Advertencia: destripe.

Algunos comentarios hacen referencia a momentos claves del argumento o al desenlace de este (destripe, spoilers).

22 julio 2012

Ágora – Alejandro Amenábar (2009)



Tú no cuestionas tus creencias, yo debo hacerlo.
Personaje Hipatia al Obispo Synesius de Cirene


Ágora es al interesado en filosofía lo que es una cena en el Maxim's al sibarita. Todo un banquete cinematográfico cocinado deliciosamente por Alejandro Amenábar, y protagonizado por la hermosa Rachel Weisz (algo deslucida físicamente en este film respecto a otras películas en las que ha actuado; supongo que intencionalmente).

Una ala de la historia del filme nos cuenta la asombrosa posibilidad de que Hipatia (c.355 - c.415), hubiese dado con la solución al enigma de la forma geométrica de la trayectoria de los planetas al orbitar el Sol, tan temprano como en el siglo III d.C., en Alejandría, Egipto. Dada su experticia tanto en astronomía como en la naturaleza de las curvas cónicas, ese planteamiento es posible, pero nunca se comprobó. En aquél entonces, los astrónomos se debatían entre la teoría geocéntrica de Ptolomeo (el Sol orbita alrededor de la Tierra) y la heliocéntrica de Aristarco de Samos (la Tierra orbita alrededor del Sol). Obviamente la primera fue la aceptada e impuesta por la iglesia. Unos mil años después, el primer astrónomo moderno, Nicolás Copérnico, comprobó la teoría heliocéntrica de la disposición de los astros del sistema solar, y dos siglos después de Copérnico, Johannes Kepler, pupilo de Tycho Brahe, determinó que la curva es una elipse, gracias a las innumerables anotaciones que sobre la trayectoria de los planetas habían acumulado su maestro y demás antecesores. Posteriormente Sir Isaac Newton formuló las fuerzas asociadas a tal movimiento y la relación matemática de las masas y distancias entre los astros orbitante y orbitado. Lo que sigue es historia harto conocida. El personaje de Hipatia está excelentemente interpretado por Rachel Weisz, y nos transmite la mística con la que esta pionera y poco conocida filósofa abrazó el conocimiento y la difusión del mismo. A pesar de que no se conoce mucho de ella, esto pudo haber sido cierto. El desempeñarse como una mujer científica en aquellos tiempos fue toda una proeza y da prueba de su coraje.

La historia que corre paralela, más interesante y menos especulativa, es el policidio de Alejandría, otrora ciudad luz de la antigüedad, y especialmente la imperdonable destrucción de la Biblioteca de Alejandría (por segunda vez), la segunda Biblioteca o Serapeum, la mayor joya que tenía la Humanidad en ese entonces, donde estaba concentrado todo el saber occidental acumulado hasta la fecha. Esa pérdida fue irreversible, y jamás se sabrá cuánto conocimiento hubo que reconstruir posteriormente. Es parecido al caso de las leyes de la herencia, de Mendel, que un burócrata engavetó y solo se dispuso de ellas 30 años después, pero magnificado a la enésima potencia. Por cierto, cabe mencionar que la recreación de la ciudad fue realizada a la vieja usanza: con escenografía real, no virtual, tal como la que usaran las grandes películas épicas como Ben-Hur, Los 10 mandamientos, etcétera. En 1987, impulsada por la Unesco, se creó una nueva Biblioteca Alejandrina, ubicada en Alejandría, que está acopiando el conocimiento humano, y donde se conjugan millones de libros, muchos petabytes de información en discos duros de más de 1.500 computadoras, museos, centros de investigación, planetario, etcétera.

El policidio en cuestión, sugiere la película, fue perpetrado por hordas de cristianos dogmáticos que querían imponer el pensamiento único. Históricamente no está esclarecido cual turbamulta fue la causante de semejante destrucción (cristianos, judíos, musulmanes o paganos). Es indiferente cual haya sido. Puesto que todas culpan a otra, quiere decir que cualquiera pudo haberlo hecho. Cualquiera de ellas padecía (y aún padecen) de un dogmatismo enfermizo, que incuba violencia en los fanáticos, los fundamentalistas que hay en todo bando religioso o político. Si fue la iglesia cristiana, entonces esa es otra acción de su prontuario delictivo. Si no fue la cristiana, no importa, poco resta a los desmanes que cometió durante la noche de mil años. Del lado opuesto, los también dogmáticos paganos, musulmanes y judíos hacían lo propio: ejecutar acciones direccionadas únicamente por la irracionalidad de un dogma religioso intolerante, orientadas a neutralizar o eliminar al otro, considerado enemigo.

Pero, ¿y hoy? Hoy las cosas son idénticas. Basta con dar un vistazo al pasado inmediato: Holocausto, revolución islámica, Jihad y movimientos similares. Basta con abrir el periódico, aquí y ahora. Esos son motivos que lo hacen pensar a uno que la Humanidad no ha avanzado un milímetro en lo que refiere al manejo de la conducta modelada por la irracionalidad desenfrenada, por el fanatismo. Los movimientos dogmáticos tienden al fanatismo, especialmente en los campos religioso y político. Causan toda suerte de tropelías, para desgracia de todos, incluidos los fanáticos. Desde el punto de vista político es caldo de cultivo para engendrar un régimen totalitario.




¿Todo eso para qué? El film nos recuerda reiteradamente nuestra pequeñez frente al frío, impersonal e infinito Cosmos, por medio de acercamientos que comienzan fuera de la Tierra y llegan hasta la metrópolis egipcia. Todos nuestros míseros actos no significan nada para el Cosmos, no ocasionan mayor afectación que la que le provoca un grano de arena al mar.

En relación al asesinato de Hipatia, se conoce que fue horrendo, pues estuvo a cargo de una jauría de fanáticos. Fue apedreada o desollada, aunque la película suavizó un poco el monstruoso procedimiento empleado.

Existe una feroz discusión en relación a si la destrucción de las Bibliotecas y la muerte de Hipatia (que no ocurrieron en el mismo tiempo histórico) fueron provocadas por los cristianos o por otras fuerzas religiosas o políticas. En internet se pueden consultar cualquier cantidad de argumentos en pro y en contra del cristianismo a propósito de estos hechos. Algunos ataques rayan en el insulto: el fanatismo continúa. Una cosa es Dios, y otra muy distinta es la iglesia, institución creada por el Hombre y conformada por hombres.

La película no guarda precisión histórica, y quizás no la pudiese guardar nunca, pues los hechos a los que refiere están difusamente registrados en la historia. Pero es una extraordinaria producción, con fastuosos escenarios, impecables vestuario y maquillaje, excelentes actuaciones y efectos especiales, y una música que le hace honor. Definitivamente Alejandro Amenábar es uno de los mejores cineastas que ha dado a luz España.


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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

Las 10 + proyectadas