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Advertencia: destripe.

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05 enero 2013

Doña Bárbara – Fernando de Fuentes (1943)


Imagen del póster en IMDb.

La pasión vs. la razón


Esta excelente película, probablemente la única en la que nuestro novelista –y primer presidente electo con voto universal, secreto y directo- Rómulo Gallegos participó como co-guionista, está basada, como es de suponer, en su novela homónima. Podemos comenzar nuestro comentario con lo poco que quizás tiene de negativo: una puesta en escena demasiado pulcra para tratarse del llano venezolano, con algunos personajes muy bien vestidos como para ser de dicho ambiente, y –también algunos, que no todos- con marcado acento mexicano en su hablar. Sin embargo, no nos debe molestar eso, pues hemos visto demasiadas películas en la que alemanes, aborígenes australianos, africanos, chinos, árabes, europeos, sudamericanos, etc., hablan un fluido inglés. Haremos abstracción de esto, pues la intención del film no es el preciosismo y exactitud geográficos.

Doña Bárbara, personaje estelarizado nada menos que por la extraordinariamente hermosa María Félix, es una impía hacendada que, gracias a su personalidad, a su temple (y quizás también a sed de venganza), se ha impuesto por sobre los demás en la región. Es rectora de las autoridades locales, y quien decide la suerte de tierras, animales y personas. A la llegada del glamoroso y educado Santos Luzardo (quien regresa de Caracas luego de graduarse de abogado para hacerse cargo de la hacienda de su familia), baja la guardia, intenta aplacar su ímpetu dominante, y hace las paces con su vecino, modificando los linderos de las haciendas de acuerdo a como antaño estaban, antes de ella invadir predios ajenos. También se enamora de Luzardo (personaje a cargo de Julián Soler), aunque no es correspondida, pues el galán se enamora de Marisela, la hija de Doña Bárbara, a quien ella abandonó. Santos Luzardo se ocupa de Marisela y del padre de ésta (hacendado a quien la hacendada arruinó), y Doña Bárbara termina por aceptar su exclusión del corazón de Santos Luzardo.




La película atrapa desde su inicio hasta su final, la puesta en escena es impecable, la fotografía en un romántico blanco y negro es excelente, y también tiene buenas actuaciones. Mención especial merece María Félix, quien deslumbra no solo por su histrionismo sino por su inusual belleza. Solo para admirar a esta legendaria mujer valdría la pena ver la película. Pero por su temática también. La pasión nuevamente hace frente a la razón. La irracionalidad se debate frente a la racionalidad, que termina por imponerse, a pesar del férreo corazón de la despótica terrateniente, personaje que María Félix interpretó brillantemente. Si bien no es el único tema que toca, ya que también se asoman el abandono materno, las trampas -incluso el delito- para lograr los fines, la corrupción administrativa, la claudicación de lo rural ante lo citadino, de lo burdo ante lo glamoroso, y la soledad del personaje principal, que María Félix lo explicita con su mirada y su expresión facial. Sobre esta última observación, es de hacer notar que el lenguaje gestual de María Félix en sus actuaciones, aunque hoy parezca sobreactuado en algunas ocasiones, da perfecta cuenta de la interioridad del personaje, sin requerir de diálogo alguno. Sin duda que ese es un don que no lo tienen todos los actores. La soledad que pesa sobre el alma de la hacendada es evidente en la expresión de María Félix, y nos hace reflexionar sobre la tan mencionada soledad que envuelve a quienes ejercen el poder, y sentir cierta lástima por ella, que no logra llenar el vacío que dicha soledad le impone.

Esta producción no logra transmitir en un cien por ciento el verdadero espíritu del llano venezolano, pero es un loable esfuerzo por haber llevado a la pantalla una de las mejores novelas venezolanas. Filme de visionado obligatorio para quienes aprecian la novela de Gallegos, para los cinéfilos que gustan de buen cine, particularmente del cine del gran cineasta azteca Fernando de Fuentes, y para los admiradores de María Félix, Doña Bárbara es una excelente película del prolífico cine mexicano.

1 comentario:

David C. dijo...

Ese cine de antes que potente era.
Saludos
David

Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

Las 10 + proyectadas