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Advertencia: destripe.

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07 febrero 2020

Caídos del cielo - Francisco Lombardi (1990)


Imagen tomada de IMDb.

Tú eres tu destino.
Frase con la que el personaje «don Ventura» alienta a sus radioescuchas.


La fatídica década de los ochenta en Perú fue una época infeliz. Era la economía con la mayor inflación de Sudamérica (miles por ciento mensual), el colectivo comunista Sendero Luminoso asesinaba a mansalva. Se gestaba el advenimiento de Fujimori al poder como salvador nacional. No hubo suerte (como siempre). Francisco Lombardi, el más importante cineasta del país inca, observa esa realidad con la mirada crítica y lo plasma en esta producción que recibió el Goya a la mejor película extranjera de habla española en 1991. Los aspectos formales del film están muy bien ejecutados; la versión proyectada en la Academia de Cine (el 20-11-2019) fue una copia digital producto de una restauración. El director, en el coloquio posterior a la proyección, afirmó que era una de sus cinco o seis películas de las que está más satisfecho.

Cuenta tres historias no correlacionadas entre sí, aunque hay personajes comunes en ellas que las vinculan. Los ancianos Lizardo y Cucha, su esposa, han perdido a su único hijo y construyen su mausoleo para cuando mueran. Eran de clase media, ahora venidos a menos. Son los propietarios de la vivienda donde vive el locutor Humberto Sánchez, «don Ventura», que tiene un programa de radio para animar y ayudar a la gente. Él persuade a una joven de que no se suicide arrojándose por un precipicio y la lleva a vivir a su casa. Le pone por nombre Verónica, pues ella no llega a decirle su nombre en todo el filme. Esta joven muestra un comportamiento extraño y evita el acercamiento de Humberto. Ambos tienen cicatrices físicas en sus cuerpos que los inhiben de tratar a otras personas; ella se inhibe mucho más que él. La tercera historia es de una anciana ciega que quiere recuperar la vista; vive en una chabola con dos nietos menores. Don Lizardo y su esposa le regalan un enorme y desnutrido chancho, que un inquilino japonés les dio como pago del alquiler, para que con el dinero de su venta ella se opere. La anciana maltrata a los dos niños, cuya madre emigró a Estados Unidos. Ese maltrato sostenido se revierte un día. En medio de algunas escenas, salpimentadas con humor negro, las tres historias se desarrollan mientras dan cuenta de las desdichas que los tres estratos sociales tienen que afrontar.

Una constante que se puede observar en las tres historias es que presentan personajes optimistas y pesimistas interactuando entre sí. Los optimistas, o menos pesimistas, tratan de levantar el ánimo de los pesimistas, tratan de que se nivele el resultado final de sus desdichadas existencias. Los personajes pesimistas, negativos, lo son más por circunstancias exógenas que por motivos interiores a ellos, son víctimas de la circunstancia, aquella que Ortega y Gasset dijo que había que salvar, so pena de no salvarse uno mismo. Lombardi no hace concesiones ni fuerza la trama hacia finales felices, más bien reproduce lo que la vida es en esencia para esas desafortunadas personas en un ejercicio de sinceridad, de honestidad con la historia, con la vida. Este film no deja de recordar al cine de Ripstein, si bien los personajes del cineasta azteca se hunden cada vez más en su miseria, conscientes o no de ello, mientras que los de Lombardi no son tan abyectos, simplemente no pueden cambiar su circunstancia existencial.

Los de mayores recursos, los ancianos, bajan su nivel de exigencia a la vida (bajan su estado de bienestar) para lograr su objetivo: concluir su mausoleo. Los más pobres, como Verónica y Humberto, no logran superar su desgracia, en especial ella. Los niños y la anciana abuela terminan en tragedia. La medida del escape, o de la adaptación, al destino de cada grupo está relacionada con su nivel socieconómico; tan igual a la vida real como ella misma. El adagio de don Ventura, de que tú eres tu destino, tú harás lo que tú quieras, loa extraordinariamente antropocéntrica, tan arbitraria como pueda ser cualquier aserto sin fundamentación (muy new age), es barrido por los hechos y las incontrolables circunstancias del entorno, un entorno asfixiante y rígido, que atenta contra cualquier posibilidad de mejorarlo tan siquiera un mínimo, máxime si es por seres humanos comunes y corrientes. Excelente película.


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Reseña en Wikipedia (incluye una buena sinopsis): 


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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

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