Bienvenid@

Bienvenid@
Este blog no es de crítica especializada ni académica, solo de comentarios «al dente» de un espectador común.

Advertencia: destripe.

Algunos comentarios hacen referencia a momentos claves del argumento o al desenlace de este (destripe, spoilers).

27 marzo 2020

Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles - Chantal Akerman (1975)


Imagen tomada de IMDb.

Nada pasa, todo cambia.


Recientemente, el Museo Reina Sofía y la Filmoteca Nacional (cine Doré), han organizado una completa retrospectiva de la filmografía de Chantal Akerman, poco conocida cineasta belga. El lema de la retrospectiva es el mencionado arriba: nada pasa, todo cambia. Esta breve y aparente antinomia sintetiza, de alguna manera, el cine de Akerman.

Se trata de un cine experimental, un tanto difícil de ver, al menos para el espectador que espera encontrarse con una historia que tenga un hilo narrativo en el que un personaje confronta un conflicto y sale airoso o no de esa confrontación. Nada que ver. Sus filmes son registros que atestiguan el pasar del tiempo, tal como ella misma afirmó(1), sin que nada sobrevenido ocurra; atestiguan la cadencia lenta y aburrida de la existencia en un mundo contingente que aliena a la persona. Los largos planos secuencia, la mayoría planos generales, en ocasiones son —para los efectos visuales— fotos fijas sobre las cuales se desliza Chronos. Muchas escenas son claustrofóbicas y, en algunas, se selecciona una pequeña abertura de luz (ventana, puerta, pasillo, calle), dejando el resto de la pantalla a oscuras, aumentando la sensación de encerramiento. Encerramiento y tiempo inexorable que transcurre mientras nada sucede podrían señalarse como algunas de las propiedades formales más resaltantes de sus filmes. Otras son el mínimo uso del diálogo y los encuadres cartesianos de las tomas, adecuándolas a la arquitectura circundante de la escena.


Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles.

Esta icónica película es considerada su obra más importante; para muchos un manifiesto feminista. Quizá sea su obra de ficción más accesible al público, quizás también la más vista. Jeanne (interpretada por la hermosa Delphine Seyrig) es una viuda que se prostituye para sobrevivir con su dócil hijo adolescente en Bruselas. Durante las tres horas de película (que representan tres días contiguos en su vida) la vemos realizar todas las labores del hogar siguiendo un monótono ritual con actividades cíclicas, repetitivas y asfixiantes, que van haciendo mella in crescendo en el personaje; a pesar de que la vemos en apariencia impertérrita ante su insípida y áspera vida. Es la perfecta ama de casa, pero para ello trabaja incesantemente día tras día, haciendo siempre lo mismo (quien haya hecho las labores del hogar sabe lo ingrato que son dichas labores). Uno como espectador sospecha que, tarde o temprano, estallará. Esta expectativa se mantiene a lo largo de toda la película, ahogando también al espectador.

Algunas características de esta cinta son: largos planos secuencia, típicos del cine de Akerman, algunos —como se dijo arriba— casi son fotos fijas por las que se desplaza el tiempo; sonido directo; mínimos diálogos (solo dos de ellos trascendentes —y cortos—, de ella con su hijo); mínimas elipsis; ausencia de música extradiegética; impecable actuación de Delphine Seyrig, que luce imperturbable en todo momento, con un rostro inexpresivo —que, sin embargo, algo nos dice sobre la alienación del personaje—, a excepción de los momentos que comparte con su hijo, en los que es más sociable; encuadres cartesianos(2), que van de la mano de la arquitectura del recinto donde se rueda la escena, tal como en el cine de Yasujirō Ozu (ver, por ejemplo, Cuentos de Tokio) o en el de Carl Theodor Dreyer.

Hay detalles muy cuidados en esta película. Por ejemplo, los personajes (Jeanne y su hijo) siempre apagan las luces de la habitación que abandonan, nunca las dejan encendidas; todo está en su lugar siempre, no hay lugar para el desorden; las cosas se utilizan de manera racional: el periódico sobre el que coloca los zapatos de su hijo cuando los cepilla lo dobla y lo guarda para volverlo a usar. Es un mundo tan ordenado, tan cartesiano y determinista que —uno sospecha durante el visionado— terminará por desesperar a la viuda. Es la rutina aplastante que se desarrolla a lo largo del tiempo. Abunda en sutiles detalles, como en la escena en la que está con su hijo en la mesa (que recoge el afiche de la película), y ella gira los frascos de sal y pimienta, que estaban paralelos a los bordes de la mesa y del mantel, para que formen un ángulo y no estén dispuestos de manera tan cuadriculada. Este sencillo gesto nos habla sobre la frágil situación en la que está inmerso el personaje en su rígida existencia, al tiempo de que nos dice que el personaje está en conocimiento de ello. Es una gran película, sin duda.

Uno no deja de preguntarse si en el alma de Chantal Akerman también anidaban las mismas ansiedades y angustias de personajes como Jeanne,... pues se suicidó en 2015, poco después de morir su madre, de quien era muy cercana.


El cine sin cine

Si alguien tomase una cámara, se la colocase sobre su cabeza y anduviese con ella durante un día típico de su monótona vida, resultaría una cinta similar a las que hizo Chantal Akerman. Una diferencia notable sería que sus tomas gozan de gran estabilidad y, muchas de ellas, han sido realizadas con cámara en trípode o sobre rieles para trávelin. El sonido, si bien directo, fue modificado en posproducción (en la mayoría de los filmes visionados), exagerando algunos sonidos y atenuando otros. La cineasta belga filmaba para ella, no para el público. Sus películas son intimistas y están más dirigidas a sí misma, a resolver un conflicto de ella —que bien puede ser el de mucha gente—, no a contar una historia a través de un relato tradicional. En tal sentido, se trató de un cine disruptivo, pero de ninguna manera un cine para las masas ni nada que se le parezca. A excepción de Jeanne Dielman, que es soberbia, aunque no es fácil de ver.

Es un cine... desnudo de cine, diríase que naturalista. Filmó —en particular en los documentales— el mundo tal cual es, sin ningún adorno, sin ninguna concesión, incluso pareciera que sin preparación previa. La cruda realidad sin más, sin ningún aderezo. En las antípodas del cine como evasión de la realidad. Incluso en las de ficción.

¿Qué llevó a la directora a realizar estas películas?, ¿será que no se sentía capaz de hacer una película «normal» o solo quería contestarse a sí misma? Dejando aparte consideraciones intelectuales sobre su cine(3), que lo ensalzan más allá de donde uno podría hacerlo y de donde uno lo entiende, no es un cine ni por asomo convencional, ni siquiera es no convencional, es experimental; no es el que uno vería de nuevo por el mero gusto de verlo, solo lo vería para tratar de entender dónde estriba su grandiosidad (a excepción de cintas como Jeanne Dielman, claro); muy difícil de percibir luego de haber visto películas de notables cineastas que tratan temas, también propuestos por Akerman, de manera menos enigmática. La alienación del individuo, la soledad, el transcurrir del tiempo, el papel de la mujer en la sociedad, han sido tópicos muy bien llevados a la pantalla por grandes maestros del cine sin recurrir a lenguajes elitistas, que solo comprenden los especialistas del séptimo arte. ¿Es necesario, o imperativo, realizar películas con este lenguaje? ¿Por qué no aprovechar la propiedad que tiene el cine de ser accesible por mucha gente para hacer una denuncia, o tratar un tema cualquiera, empleando un lenguaje más sencillo, más universal?


Imagen tomada de IMDb.
Última película, en la que muestra
su cálida relación con su madre.


---
(1) «En mis películas puedes ver el tiempo pasar», dijo. Y no le faltó razón.
(2) La cámara, casi siempre fija y sobre trípode, o sobre rieles en caso de trávelin, es colocada paralela a una pared, perpendicular a la pared ortogonal a aquella, tal como el maestro japonés.
(3) Se pueden conseguir muchos en internet sobre ello. Abajo algunos enlaces al respecto.

Chantal Akerman en Wikipedia: 
En Wikipedia (inglés):
https://en.wikipedia.org/wiki/Chantal_Akerman
Reseña de la retrospectiva en el sitio web del Museo Reina Sofía:
https://www.museoreinasofia.es/actividades/chantal-akerman
Ficha de C. Akerman en IMDb:
https://www.imdb.com/name/nm0001901/
Artículo sobre su cine:
Ensayo académico sobre su última película (No home movie), en inglés:
Reseña de su muerte en El País:


No hay comentarios:

Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

Las 10 + proyectadas