El legendario detective inglés creado por Sir Arthur Conan Doyle es llevado nuevamente a la pantalla, esta vez por un director inglés (el ex de Madonna, Guy Ritchie) y dos buenos actores. El remake de viejas cintas con tecnología moderna, donde los efectos especiales juegan un papel protagónico, da oportunidad de realizar “nuevas” películas o, en algunos casos, de realizarlas nuevamente. Es de hacer notar que, a pesar de estas nuevas tecnologías en efectos especiales y edición, los remakes no necesariamente son mejores que sus antecesores: la maestría del director es decisiva, con tecnología o sin ella, toda vez que se quiera plasmar en la cinta una propuesta plástica o filosófica relevante. No es este el caso, donde la trama no abandona los linderos de la mera pelea de malos contra buenos: una película que no fue hecha ni remotamente para trascender. Eso sí, viene precedida por una publicidad apabullante y efectista, como toda película-negocio. Las actuaciones de Robert Downey Jr. y Jude Law, probablemente influenciadas por la dirección, tampoco son de lo mejor que nos pueden ofrecer esos buenos actores. Buena película para pasar el rato. Si está empeñado en ir al cine, y no consiguió entradas para Avatar, puede ser una opción. Si puede dormir tranquilo sin ir al cine y ya vio Avatar, entonces quédese en casa, porque en algún canal de TV por cable pasarán una mejor película.
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