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26 abril 2012

Charlie y la fábrica de chocolate – Tim Burton (2005)



El dulce imaginario de Tim Burton


Este film no es exactamente un remake de Willy Wonka y su fábrica de chocolate (Mel Stuart, 1971), protagonizada por el incomparable Gene Wilder. Esta versión, del creativo Tim Burton, ha sido estelarizada por Johnny Depp, en uno de sus papeles poco convincentes. Willy Wonka es el magnate de los chocolates, pero no tiene heredero. Organiza un tour por su fábrica para cinco niños que han ganado un cupón especial para ello. El que logra sobrevivir el tour será el vencedor de la contienda. Gana Charlie, quien es el que tiene el más grande corazón de los participantes, el más humilde y modesto, el que tiene el mejor comportamiento. Es una película muy familiar, muy “Disney”. No lo digo en sentido peyorativo, pues las películas de Disney siempre tuvieron algún trasfondo moral, sino en sentido de la sencillez de la trama y por el hecho de que es para todo público, en el más estricto sentido de la palabra.

El mundo fantástico de Burton es lo que más llama la atención de este film (y de sus films en general). Cuenta con extraordinaria escenografía y efectos especiales, además de algunos mensajes morales explicitados a lo largo de la historia. El final, edulcorantemente sentimental, muy a lo norteamericano, intenta reivindicar la importancia de la familia como valor e institución trascendente, que da sentido a la vida. Pese a la trivialidad con que se hace el planteamiento ético-moral, contiene escenas que satirizan diversos comportamientos antipáticos, así como un pequeño homenaje a 2001: una odisea espacial.

Charlie y la fábrica de chocolate es un espectáculo visual al mejor estilo bizarro de su director Tim Burton, cineasta que tiene sello propio en el mundo cinematográfico. Una película muy decente, con mensaje moral incluido.


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