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18 mayo 2012

Romeo y Julieta – Franco Zeffirelli (1968)


"Si con mi mano, por demás indigna, profano este santo relicario, he aquí la gentil expiación: Mis labios, como dos ruborosos peregrinos, están prontos, están prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo contacto"
Romeo

La eterna tragedia de amor


Esta es la versión más lograda en el cine del clásico de William Shakespeare[1]. Brillantemente actuada por dos jóvenes desconocidos entonces (Leonard Whiting y la bella actriz argentina Olivia Hussey), esta versión de Romeo y Julieta resulta particularmente hermosa y cuenta con escenografía y vestuario impecables. Ni qué decir de la banda musical, cuyo tema central es todo un clásico del cine universal, y le imprime un dramático romanticismo a ciertas escenas. La música estuvo a cargo del gran Nino Rota, quien también musicalizara innumerables películas de Federico Fellini. Esta realización estuvo nominada al Óscar en varias categorías, y ganó las de mejor fotografía y mejor vestuario. La dirección de Zeffirelli, quien se ciñó totalmente al libreto original, logró que la actuación de la novel pareja resultara extraordinaria, al punto que ambos lograron premios por su trabajo.

Shakespeare, quien, al igual que otros escritores, fue tan filósofo como escritor, nos desvela algunas aristas interesantes de la naturaleza humana, la que, sin duda, conocía en profundidad: la intolerancia y la voluntad de poder, son dos de las que podemos tomar de esta obra. La intolerancia gratuita entre la gente, intolerancia que vela envidia, que se opone incluso a que el amor cristalice y, más allá, ocasiona muertes por asesinato; y la voluntad de poder que lleva a los jóvenes amantes al límite de sus posibilidades para franquear las dificultades y lograr sus pasionales deseos. Shakespeare no solo conocía la naturaleza y la condición humanas, sino que las representó con gran maestría en sus inmortales obras de teatro, con largos y poéticos diálogos, a veces complejos y difíciles para el actor. Incluso para el espectador.




¿Existiría un caso como Romeo y Julieta en la sociedad de hoy, a cinco siglos de distancia de los amantes de Verona? No requiere mayor análisis, ni ser adivino, para afirmar que aún seguimos prácticamente en el mismo sitio moral, y que muchas cosas no han cambiado un ápice desde la Verona de 1554, incluyendo las incólumes calles donde se rodó el film. Afortunadamente, para nosotros, si bien no ha cambiado la intolerancia, tampoco ha cambiado la voluntad de poder para que el amor, al menos en muchos casos, triunfe sobre la incomprensión y las dificultades gratuitas.

Un gran libreto (nada menos que del dramaturgo mayor, que nunca recibió un Óscar como mejor guionista, pero que lo ha sido en infinidad de filmes) y un gran director de teatro y ópera, dotado de excepcional sensibilidad artística, se unieron para realizar este hermoso e inolvidable film, cuyo tema musical, por añadidura, también es extraordinario.




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[1] Salvando las distancias con Shakespeare apasionado, que es una extraordinaria película, pero que no sigue el libreto de la obra original.


4 comentarios:

  1. me gustan los caballitos de esta pelicula jajajajajaja se parecen a un amigo mio

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  2. jajaja me gustan mucho los caballitos de la pelicula, son originales y me recuerdan a un amigo mio

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  3. ajajjajajajaja pos ya ves, como cabalgan van a galorpe los cabrones ehhh

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