Los fotógrafos Robert Capa, su compañera Gerda Taro y David Seymour (apodado “Chim”), corresponsales de guerra, estaban registrando los acontecimientos de la Guerra Civil Española (1936-1939), cuando tuvieron que exiliar el material que tenían ya procesado (los negativos). Ese exilio lo inició quien revelaba los rollos de Capa, Imre “Csiki” Weiss, y estuvieron desaparecidos hasta 2008, en México. El periplo completo del material se puede ver en este enlace, así como otros detalles. Algunas fotografías (del total de más de 4.000) se pueden ver en el portal del ICP (International Center of Photography). Este instituto estaba a cargo del hermano de Capa, Cornell Capa, al momento de recuperar el material. Cornell Capa murió poco después de conocer el hallazgo de la maleta. Otras fotografías de Capa se pueden apreciar en este sitio.
Célebre foto de Capa del miliciano que cae
La cineasta Trisha Ziff realizó en 2011 La maleta mexicana, un documental que recoge tanto narraciones como opiniones relativas a la odisea de la maleta y a la importancia histórica de las fotografías de Capa, Taro y Seymour. Un documental muy bien realizado, que atrapa al espectador interesado en el tema de principio a fin. Buena musicalización, buenas fotografía, montaje y edición. Excelente trabajo documental, que ya ha cosechado diversos premios.
Robert Capa. Foto tomada por Gerda Taro.
A lo largo del film se suceden entrevistas y se muestran algunas fotografías. La primera impresión que uno tiene de las fotografías es, obviamente, que captaron momentos dramáticos de la guerra (particularmente las fotos de Gerda Taro, que tenía por costumbre acercarse mucho a la línea de fuego), y en las mismas se pueden apreciar los rostros de quienes estaban padeciendo semejante barbarie. Algunos entrevistados fueron víctimas directas de los enfrentamientos, si bien eran muy jóvenes, incluso niños, cuando ello ocurrió. Muchos de ellos manifiestan su eterno agradecimiento a México, país que acogió a los refugiados con los brazos abiertos. Otro aspecto de las fotografías que llama la atención es su belleza plástica. Parecería sarcástico decirlo pero, aunque son registros de acciones bélicas, de gente sufriendo y muriendo, muchas de las fotos tienen gran belleza formal. Nuevamente el arte sirve para registrar la historia. Y es una historia aún viva, tal como en Alemania lo es la de la Segunda Guerra Mundial. Aún hoy, a más de 70 años de distancia, la Guerra Civil tiene cabida en la sociedad española. De hecho, muchos nietos están cavando fosas comunes para encontrar los restos de sus antepasados y darles digna sepultura, tal como muestra esta cinta. La historia no se puede borrar así nomás.
Gerda Taro
Algo que llama poderosamente la atención es que, a pesar de estar inmersos en un horrendo fratricidio, emergen las sonrisas de algunos que pudieron –y quisieron- sonreír ante la cámara. La indomable voluntad de poder del ser humano logró encontrar un resquicio, una fisura, para dejar salir la alegría, la esperanza, el espíritu de lucha, del alma (o de donde sea que estuviese) y desvelarse ante el otro. Es posible que en quince minutos esté muerto, pero ahora quiero y puedo sonreír. La cámara dejó constancia de ese brote y del desvelamiento del optimismo de ese individuo. Esas son las cosas que hacen grande al ser humano como especie.
Trisha Ziff realizó un laudable trabajo de investigación y compilación de un hecho histórico que trata sobre otro hecho histórico de gran importancia. Admirable producción.
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