Imagen del póster en IMDb.
Hay que comenzar diciendo que Pier Paolo Pasolini fue un
intelectual muy respetado en Italia. Fue uno de los más importantes
intelectuales italianos del siglo XX. Escritor, poeta, crítico, periodista, actor, escenógrafo, cineasta y activista político. Fue incluso compositor. Todo un polímata. Dos características que siempre se mencionan de
él: que era homosexual y comunista, admirador de Antonio Gramsci. El saberlo
puede incidir en la forma en la que uno ve sus películas. Conocer al artista ayuda a entender su obra. No solo al
artista como persona, sino también a su entorno: el contexto histórico, social
y cultural en el que se desenvolvió, amén del contexto de la obra per sé. Las
películas de Pasolini no son en absoluto triviales, ni son para todo público.
Algunas de sus realizaciones son de ese tipo de filmes que invitan a muchos
desinformados a abandonar la sala de cine, exclamando que la película es una
porquería. No son cintas muy elaboradas estéticamente, ni tienen grandes
actores, ni escenografía, maquillaje o vestuario que descollen; a cambio, son de mucha
densidad simbólica y tienen un lenguaje propio que no es fácil de leer. Sexo,
religión y política son los temas sobre los que más diserta Pasolini en sus
filmes.
Un extraño (Terence Stamp) visita una familia
milanesa acomodada, que tiene las rutinas comunes a la clase que, en lenguaje
marxista, se denomina burguesa: hijos estudian, papá es dueño de un negocio,
mamá (la hermosa Silvana Mangano) atiende a la familia y a la casa con la ayuda
de una doméstica. Luego de tener relaciones sexuales con todos los miembros de la
familia (por separado), incluyendo a la doméstica, y oír las inquietudes
existenciales que tienen, se va de la casa. A partir de ese momento, cada uno encamina su vida de manera radicalmente distinta. La criada regresa a su pueblo y se convierte en una ascética que come ortigas, hace
milagros y levita. La hija queda catatónica y es internada en una
institución psiquiátrica. El hijo se va de la casa y le da rienda suelta a su
verdadera vocación (la pintura), sabiéndose totalmente ignorante de ese arte.
La señora de la casa se convierte en promiscua compulsiva y fornica con cuanto
joven ve, y el jefe de la familia regala la fábrica a los obreros, se desnuda
en una estación de trenes y vaga por un desierto de polvo volcánico (las faldas
del monte Etna). Fine.
En relación a este filme, hay diversas interpretaciones, que suelen provenir de ámbitos académicos. Desde las que consideran el sexo como tema central a las que lo inscriben en la política. Optaré por la interpretación que me parece más plausible: la que lo emplaza en la instancia política.
Es una idea muy científica pensar
que el sexo es el epicentro de nuestra existencia (al menos de la existencia
material), y que todo lo hacemos teniendo en cuenta ese hecho natural. La
biología ya ha establecido que lo vital en un ser viviente es la reproducción.
Es más, es un concepto de vida: los seres vivos son los que se reproducen, los que tienen ADN. Para
ello deben sobrevivir: alimentarse y realizar las funciones vitales, una de
ellas es la reproducción, es decir, el sexo. Regresando a Teorema, los
alienados burgueses “abren los ojos”, se dan cuenta de su alienación toda vez
que violan los principios que orientan su comportamiento (el sexo con el visitante
representa una grave violación de uno de los principios primordiales) y
reorientan su vida de acuerdo a los efectos que ese “despertar” les ha ocasionado.
Cada uno a su particular manera. Recuerda la célebre frase bíblica: “La verdad
os hará libres”. Removida la alienación, surge esa verdad. Pasolini puso a cada
uno en el ejercicio que él creyó les correspondía.
Debido a su ideología, exaltó la
nueva vida del proletariado (la doméstica), al colocarla en un sitial de mayor
trascendencia que el resto de los miembros de la familia, los cuales quedaron
sumergidos en sus miserias, alienados, ahora en un sentido más foucaultiano que marcusiano, pues tenían una falsa
moral y una falsa vida, y ahora han pasado a una vida anormal respecto al estándar social. El proletariado es más genuino, por ende menos alienado, y merece ser más trascendente, aunque esa trascendencia sea dentro del marco religioso. Esto se puede interpretar de la siguiente manera: suele ser más cegado por la religión el
estrato social más bajo, el proletariado, porque la religión le promete cosas
buenas, aunque sean post mortem, y porque les sirve como referente existencial y como defensa contra el amo opresor y explotador. Por esa relación de dependencia entre la religión y
el proletariado, el cambio de la doméstica es dentro del ámbito religioso. Tal como diría Marcuse, los personajes están en un vaivén incesante de represión-alienación... ¿y nosotros?
Una obra compleja, no apta para
todo público, como todos los productos fílmicos pasolinianos. Es pertinente la misma advertencia que anuncian en la TV antes de transmitir algunos programas: “Véase con discreción”.
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[1] Alienación en el sentido marcusiano.
En verdad nunca he visto un film de Pasolini. Por lo que cuentas parece una historia un tanto compleja, sería bueno revisarla.
ResponderEliminarSaludos
David
Hola David. Sí, Pasolini no es un autor fácil. Es como Godard, muchos símbolos. No es precisamente el cine que a uno más le gusta, uno prefiere algo más explícito. Pero hay que ver de todo... Saludos. Gracias por acercarte por aquí.
EliminarEstupenda crítica Antolín. Muy interesante. Saludos. Antonio.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Siempre bienvenido Mr. Coppola. Saludos.
Eliminar...: suele ser más cegado por la religión el estrato social más bajo, el proletariado, porque la religión le promete cosas buenas, aunque sean post mortem, y porque les sirve como referente existencial y como defensa contra el amo opresor y explotador.
ResponderEliminarPERO TAMBIÉN PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS, NO DE LOS RICOS. ESO DIJO JESÚS.