¿Cómo se hace para vivir una vida llena de nada?
Benjamin, personaje del filme.
No hace falta que transcurran
siquiera los primeros cinco minutos para uno darse cuenta de la calidad de esta
película (haciendo caso omiso de la fama que le precede). El secreto de sus ojos es la segunda película argentina que ostenta el Óscar a la mejor película de
habla no inglesa (la primera fue La historia oficial, en 1985), y ha sido galardonada
en numerosos festivales, muy merecidamente.
Benjamín (Ricardo Darín), un instructor del poder judicial ya jubilado, se aboca a escribir un libro basado en
un caso de homicidio que resolvieron, pero el condenado fue liberado por el
corrupto sistema político. Es decir, no se hizo justicia. A lo largo de la
historia (detallada en este enlace), se evocan los sucesos ocurridos 25 años
atrás y los hechos colaterales; también se pasa revista al conato de romance
entre Benjamín y su antigua jefa, Irene (la hermosa Soledad Villamil). Desde que
comienza, el filme captura la atención del espectador tan solo con la historia
policial que se narra. La realización desde el punto de vista técnico es de
primera línea, las actuaciones son excelentes, al igual que los demás elementos
cinematográficos. El asombroso acercamiento que hace la cámara partiendo de una
vista lejana de un estadio hasta llegar a un primer plano de Benjamín –espectador
en el estadio- y el empalme con la toma de la cámara que está en las gradas, hace palidecer
el famoso acercamiento de Hitchcock en Encadenados, dando cuenta del nivel
técnico de quienes hicieron esta película.
El filme puede verse como una
historia policial la mar de interesante y cautivadora, pero Campanella no se
queda ahí. Expone en las miradas de los actores, en sus expresiones faciales
y en sus diálogos, diversos elementos que van desde lo metafísico hasta la
política. La crítica a la política del país sureño no puede ser más
directa e incisiva, al mostrarnos a un asesino convicto y confeso que el
sistema político, igualmente delincuente, ha puesto en libertad y a su servicio. Cualquier parecido
con la vida real no es coincidencia, como dijera Costa-Gavras en Z. Los países
latinoamericanos, que están tan lejos del ideal que inspirara a Tomás Moro para
escribir Utopía como se pueda estar, tienen un imán especial para atraer a sus gobiernos a los delincuentes, a ser gobernados por delincuentes.
En el ámbito metafísico, este filme tiene interesantes alusiones. Una de ellas es la clave para hallar
al homicida que descubre el brillante asistente de Benjamín, Pablo Sandoval (Guillermo Francella): que algo que el delincuente no puede cambiar para que lo rastreen es
su pasión. Su pasión por el fútbol, descubierta a través de cartas, lleva a
los investigadores a encontrarlo. ¿Qué tan cierto es que no podemos
cambiar nuestras pasiones? Más tarde, durante un interrogatorio, Irene lo lleva
a confesar su crimen cuando mueve el interrogatorio del plano racional al
pasional, hiriéndole en su autoestima. La pasión y la furia emergentes evidenciaron sus frustraciones
y lo hicieron confesar la autoría del homicidio.
Otra alusión, aún más compleja, también es
metafísica y tiene que ver con la vacuidad de la existencia. La heideggeriana pregunta
que encabeza este comentario, que se hace Basilio, aplica de igual manera a los personajes principales. Irene,
que vive expectante de que el pánfilo Basilio le confiese su amor, a pesar de que ella lleva una vida normal en apariencia; Pablo Sandoval, que evade la realidad teñida de vacío a través del alcohol; Morales,
el esposo de la víctima, por la que sentía tan grande amor que en su ausencia
solo le queda la nada como compañera; el homicida, que inexorablemente también estará acompañado por la nada; finalmente Benjamin, cuyo vacío
existencial le sale por los poros, lo incapacita para declararle su amor a
Irene y para contestar preguntas existenciales de las que quisiera conocer la respuesta. La película hace una pregunta (¿por qué la nada parece colmar la existencia?) que se antoja similar a lo que sería el negativo de la que formuló el filósofo alemán: ¿por qué hay ente y no mas bien nada? [1].
El lector podrá apreciar otros asuntos que se tratan, que no he comentado, y que enriquecen esta producción. Extraordinaria e imprescindible película argentina, una obra maestra que se erige desde el sur del sur para beneplácito de los cinéfilos y que enaltece la lista de las grandes realizaciones fílmicas latinoamericanas.
El lector podrá apreciar otros asuntos que se tratan, que no he comentado, y que enriquecen esta producción. Extraordinaria e imprescindible película argentina, una obra maestra que se erige desde el sur del sur para beneplácito de los cinéfilos y que enaltece la lista de las grandes realizaciones fílmicas latinoamericanas.
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Muy buena película.
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