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26 julio 2019

Gabor - Sebastián Alfie (2013)




¿Se puede filmar sin ver?


El documental Gabor narra las peripecias de Sebastián Alfie y su equipo para rodar un cortometraje que le encargó la fundación Eyes for the World de Bolivia. El cortometraje debe tratar sobre el trabajo de la fundación con los invidentes. Alfie necesita una cámara en particular para lo que tiene en mente y acude a Gabor, un veterano fotógrafo húngaro residenciado en España, para que le preste la cámara; pero Gabor está ciego desde hace diez años. Al joven director se le ocurre que Gabor colabore con el rodaje como director de fotografía. Lo que a todos -en principio- les parece un dislate, resulta ser una experiencia enriquecedora para los participantes y un trabajo final que es aceptado por la fundación, a pesar de contar con casos desafortunados de pacientes que no pudieron recuperar la vista.

Una de las sorpresas que asaltan al espectador es la honestidad con la que están rodados tanto el documental como el cortometraje para la fundación; ejemplo de ello es el haber incluido casos de invidentes que no recuperan la visión. Se ven emerger sin disimulo las desavenencias entre Gabor y Sebastián, que son zanjadas por el producto final, que hace eco de la experiencia del veterano invidente. El equipo se pudo nutrir de conocimientos sobre la logística del rodaje, sobre la luz y las tomas que mejor mostraban lo que se pretendía resaltar. Incluso aprendieron a fabricar un rudimentario y económico riel para realizar travellings con la cámara. El documental incluía tomas a alturas de más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, condición atmosférica difícil para buena parte del equipo de rodaje.

Gabor es un documental bien hecho (tuvo nominaciones y ha ganado premios), honesto, técnicamente correcto y que nos lega una lección de vida -relativa a la voluntad de poder- de Gabor, por aceptar el reto de participar siendo invidente, es decir, con todas las apuestas en contra. A eso habría que añadirle su solidaridad para compartir sus conocimientos cinematográficos con los jóvenes realizadores. No se puede dejar de mencionar el arrojo de Sebastián por arriesgar en un terreno que se vislumbraba estéril por anticipado y su talante para aceptar las soluciones propuestas por Gabor, pese a que algunas de ellas eran contrarias a su opinión.




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