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18 agosto 2020

Cuentos de la luna pálida - Kenji Mizoguchi (1953)


Imagen del póster en IMDb.

Profético mensaje de Mizoguchi.


Japón feudal, siglo XVI, época turbulenta por la guerra civil. El país es atravesado por hordas que saquean, violan, arrasan todo a su paso. Es primavera. En un tranquilo poblado de la provincia de Ōmi, a orillas del lago Biwa, vive Genjūrō de Kitaugumi (Masayuki Mori), diestro ceramista, con su mujer Miyagi (Kinuyo Tanaka) y su hijo Genichi. Vecinos de ellos son Tōbei de Nakanogo (Eitaro Ozawa), obsesionado por llegar a ser samurái, y su mujer, Ohama (Mitsuko Mito). Genjuro y Tobei viajan a Nagahama a vender las cerámicas y traen buen dinero. Genjuro le obsequia un glamoroso kimono a su esposa que compró en la ciudad. Él, que codicia riquezas, prepara otro lote de cerámicas con Tobei; pero la amenaza de bandidos que se cierne sobre la aldea los obliga a llevarla a otra ciudad empleando una barca en la que abordan los cinco. Se cruzan con otra embarcación en la que navega un hombre herido que les advierte de los peligros en el río. Dejan a Miyagi y el niño en la ribera (pensando que así estarán más seguros) y los otros tres siguen hasta la ciudad de Omizo. Pero Miyagi es asesinada por un bandido cuando la asaltan para quitarle la comida.


Genjuro le muestra a su esposa el dinero que 
ha traído de la ciudad por la venta de sus cerámicas.
Imagen tomada de IMDb.


Por el brumoso río, en la barca. Una de las más hermosas
escenas del cine. Imagen tomada de IMDb.


En la ciudad, Genjuro vende bien sus cerámicas. Una de sus clientes es una elegante dama, Lady Wakasa (la hermosa Machiko Kyō), que va al mercado acompañada de su nodriza. Le piden que lleve la compra a la casa Kutsuki. Él lleva la mercadería y ellas le invitan a ingresar en la fastuosa casa, que fue de Kutsuki Zaemon, gran ceramista, padre de Lady Wakasa. La joven alaga a Genjuro por la calidad de su trabajo. Pero no es por eso que lo han invitado. Lo ha elegido a él como esposo. Genjuro no puede rechazar, claudica ante la apabullante belleza de Wakasa y se queda a vivir con ella; hasta un día en que un adivino le abre los ojos.


La hermosa Lady Wakasa.
¿Quién se podría negar a sus encantos?
Imagen tomada de IMDb.


La muy japonesa casa Kutsuki.
Imagen tomada de IMDb.


Mientras tanto, Tobei, con el dinero ganado por haber ayudado a Genjuro, ha huido para buscar la manera de convertirse en samurái. Compra una lanza y una destartalada armadura. En sus andanzas, es testigo de que un samurái ha decapitado a otro, entonces lo mata y le quita la bolsa con la cabeza del ajusticiado; la lleva al jefe del bando contrario al del fallecido y se adjudica la acción. Es premiado con un caballo, una armadura y hombres a su cargo. Ahora es un samurái del ejército Niwa. En un pueblo entran a una casa de tolerancia en la que tropieza con su mujer, Ohama, que no le ha quedado más remedio que prostituirse para sobrevivir, pues él la dejó desamparada; se reconcilian y regresan a su aldea.


Miyagi y su hijo.
Imagen tomada de IMDb.


A Genjuro no le fue mejor, lo que parecía un paraíso terrenal no era tal cosa. Regresa a su pueblo derrotado y en casa consigue a su esposa, Miyagi (sí, la que habían matado), y a su hijo Genishi. 


Genjuro toma un baño con Wakasa.
Imagen tomada de IMDb.


Conocida en inglés como UgetsuUgetsu monogatariTales of Ugetsu, o Tales of a pale and mysterious moon after the rainCuentos de la luna pálida o Cuentos de la luna pálida de agosto (雨月物語 en japonés) es un filme del pionero Kenji Mizoguchi basado en dos cuentos de los nueve que forman la historia homónima del escritor del siglo XVIII Ueda AkinariAsaji ga Yado (Casa en medio de los matorrales) y Jasei no In (Lujuria de la serpiente blanca). Esta película es uno de esos productos que hacen quedar muy bien parada la capacidad creativa del ser humano. La cinematografía (de Kazuo Miyagawa)(1) es asombrosa, mágica; algunas escenas trascienden el nivel cinematográfico para emplazarse en el plano de la poesía fílmica; las tomas son precisas; la música fue añadida de manera quirúrgica, con el tempo y el volumen exactos; el montaje igual. 


Lady Wakasa y su nodriza.
Imagen tomada de IMDb.


Algunos pasajes dejan al espectador sin palabras (tales como el de la barca en la bruma del río, las escenas en la casa Kutsuki o las escenas finales de Genjuro con Miyagi). Es menester verlos para apreciar toda su grandeza. Cuenta, para más, con grandes actuaciones; cuidadas ambientaciones y excelente vestuario; en el que destacan los kimonos de Wakasa. El maquillaje está a la misma altura de los demás componentes de esta exquisita película. Es uno de los mejores filmes del cine.


Tobei disfruta con sus hombres en la casa de tolerancia
antes de cruzarse con Ohama, su esposa.
Imagen tomada de IMDb.


—La guerra confunde nuestras mentes, dice Ohama. 
—Y nos roba los sueños, añade Tobei.

Ahora bien, el mensaje. El mensaje de la película no es otro que el de las historias escritas de Akinari, de manera que es un mensaje de hace dos siglos (para el momento del rodaje, hoy más, casi tres). Luego de la II Guerra Mundial, que dejó devastadas a Nagasaki y a Hiroshima y, con toda probabilidad, también a la economía japonesa, es presumible que la sociedad haya reaccionado con la consecuente escalada hacia una producción vertiginosa, que los caracterizó en los años sesenta y en las décadas sucesivas del siglo XX. Entonces, ¿vivir para trabajar o trabajar para vivir? La moraleja del cuento, y del filme, es clara: hay que manejar la codicia, la avaricia, de tal manera que no naufrague el núcleo familiar; pues el costo que se paga puede ser muy alto. Puede ser la vida. Tampoco quiere decir que hay que execrar la ambición. La reflexión que plantea la película es vigente aún hoy; más aún en la sociedad japonesa. No parece haber calado el mensaje. ¿Hemos confundido los fines con los medios?


Tobei se sorprende al ver a Ohama en la 
casa de lenocinio. Imagen tomada de IMDb.


Tobei convertido en samurái y su esposa en meretriz.
Imagen tomada de IMDb.


Antes del realismo mágico.

Dice el epígrafe con el que abre el filme: «Los misteriosos y extravagantes "Cuentos a la luz de la luna de los días de lluvia" van al corazón de los hombres y despiertan sus fantasías. Esta obra es un cuento que nace, precisamente, de esas fantasías»


El idílico jardín de Genjuro y Wakasa.
Imagen tomada de IMDb.


Este prolegómeno ya nos advierte de la extravagancia de los cuentos en los que se basa (del siglo XVIII) y de la fantasía en el filme. Sí, una suerte de «realismo mágico» antes del realismo mágico. Pedro Páramo antes de Pedro Páramo. Porque, para los efectos de la moraleja, no importa si las historias son reales o pertenecen al imaginario de alguien; no importa si hay personajes vivos o muertos. Hay personajes, que es lo importante.


Miyagi se pone a coser mientras su esposo y su hijo
duermen. Está satisfecha porque ahora su esposo 
es como ella siempre deseó. Imagen tomada de IMDb.


Otro afiche del filme.
Imagen tomada de IMDb.


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(1) Responsable de la fotografía de películas como Rashomon, Yojimbo, Kagemusha, La calle de la vergüenza, La hierba errante, etcétera.

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Reseña en Wikipedia:
Artículo en Wikipedia, inglés:
El filme parece estar en dominio público. Al momento de escribir estas notas, se puede ver en YouTube.


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