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26 enero 2021

Utamaro y sus cinco mujeres - Kenji Mizoguchi (1946)


Imagen del póster en IMDb.

A veces, el arte se nutre del conflicto.


Utamaro y sus cinco mujeres (Utamaro o meguru gonin no onna transliterado, 歌麿をめぐる五人の女 en japonés; Utamaro and His Five Women o Five Women Around Utamaro en inglés), es una película del maestro Kenji Mizoguchi que narra un fragmento ficcionado de la vida del grabador del siglo XVIII Kitagawa Utamaro, y está basada en la novela homónima. 


Utamaro y Okita.
Imagen tomada de IMDb.


Seinosuke, estudiante de pintura tradicional (kanō), y su novia Yukie (mujer de alta estirpe) disfrutan de un desfile de samuráis con sus oiran (cortesanas). Seinosuke le ofrece una pintura a Yukie para honrar a su padre y las que están a la venta son de Utamaro (Minosuke Bandô). Ve en ellas notas despectivas respecto a la pintura kanō, al tiempo que alaba las de nuevo estilo (ukiyo-e). Ofendido, busca a Utamaro para retarlo a un duelo. Utamaro acepta, pero, en lugar de un duelo de fuerza, le plantea un concurso de pintura. Seinosuke acepta y pinta una mujer; Utamaro le dice que le falta vida al retrato. Con unas pinceladas, lo cambia. Seinosuke queda sorprendido y, en adelante, será su discípulo. Esto ocasiona que abandone a su novia Yukie, quien, despechada, no volverá a su casa y trabajará en la imprenta del editor de Utamaro. Ella insistirá en volver con Seinosuke, pero él ya no quiere saber nada de esa vida, que considera estirada, y se entrega a los placeres de las cortesanas, a las que tendrá por compañeras.


Okita y Shozaburo.
Imagen tomada de IMDb.


En una casa de té (donde las geishas ejercen su labor), el mejor tatuador de Edo (antiguo Tokio) está postrado ante la belleza de Orui y es incapaz de tatuar en la impoluta piel de la doncella. Utamaro pide permiso para pintar sobre su espalda para que así el tatuador pueda hacer su trabajo. Un miembro del entorno de Utamaro, Shozaburo, se enamora de Orui y escapará con ella, dejando a su novia Okita (Kinuyo Tanaka). Las pinturas de Utamaro bajan de calidad y sus amigos (y el editor) están preocupados. Buscando musas para su arte, le invitan a ir a un lago donde las doncellas se exhiben en bañador para un rico libertino. Ahí conoce a la bella joven Orán, a la que le pide que sea su modelo y la chica (hija de plebeyo) acepta. Las autoridades, molestas por las pinturas eróticas de Utamaro, le sentencian a estar cincuenta días esposado(1). Al ser esposado, Seinosuke aprovecha para hacerse compañero de Orán (desairando de nuevo a Yukie, que guardaba algunas esperanzas). En el ínterin, Take, el sirviente de Utamaro, se compromete con Oshin, la guardiana de la casa de té.


Utamaro pintando la espalda de Orui.
Imagen tomada de IMDb.


Okita va hasta donde están Shozaburo y Orui y lo trae a él de vuelta. Sin embargo, Orui viene tras ellos y aún se ve con Shozaburo. Okita, en un arrebato de celos, los ajusticia y luego va a la casa de Utamaro diciendo que es el espíritu de Okita, que se ha venido a despedir. Le pide a Utamaro que, al ella morir, guarde sus retratos con gran celo. 


Okita y Orui.
Imagen tomada de IMDb.


En la escena final, le quitan las esposas de Utamaro y él, en lugar de celebrar con sus amigos bebiendo sake, vuelve de inmediato al dibujo; con total frenesí, como si quisiera pintar con efecto retroactivo en un día lo que ha dejado de pintar en cincuenta. Comienza con el espíritu de Okita. La película termina con una colección de sus estampas más famosas que caen una por una frente a la cámara.


Una estampa de Utamaro.
Tomado de Wikipedia. Dominio público, 
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=625593


Las cinco mujeres fueron: Yukie, la prometida de Seinosuke; Orui, la chica tatuada en la espalda; Okita, la prometida de Shozaburo; Orán, la musa que conoció en el lago y Oshin, la guardiana de la casa de té, que se compromete con el sirviente de Utamaro, Take.


Las cinco mujeres de Utamaro.
Imagen tomada de IMDb.


Utamaro per sé no tenía conflictos, solo el que tuvo con la censura del shogunato; pero estaba rodeado de gente enredada en disputas amorosas. Estas le sirvieron de insumos para su obra. Tal como la guerra le sirvió a Picasso para el Guernica. No quiere decir que sin conflicto no haya arte; pero el artista, al registrar su entorno, una representación de él o una idea nacida del entorno y de su interacción con el artista, transforma esa fuente de inspiración para crear su obra; de suerte que si hay conflicto en su entorno, este puede nutrir a la obra y, eventualmente, quedar registrado en ella. Sobre el carácter autobiográfico de la película, puede servir de base un comentario de F. Freiberg escrito en la revista australiana Senses of cinema y citado en el artículo de Wikipedia en inglés(2).


En la casa de té.
Imagen tomada de IMDb.


Debido a que fue producida durante la ocupación de Japón (durante la cual había censura por parte de las autoridades de los aliados), puede resultar un tanto sosa para el público actual. A pesar de ello, Mizoguchi hizo un esfuerzo por lograr una película digna y bien hecha. Las atmósferas reinantes en las diversas escenas son de ensueño, al igual que el glamur de las geishas. La copia visionada no era de buena calidad, pero se supone que una restaurada tendría una gran fotografía, como es el estándar de las películas de Mizoguchi.


Imagen del póster en Filmaffinity.


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(1) El personaje histórico tuvo problemas legales por los grabados que hizo para una novela prohibida (titulados Hideyoshi y sus cinco concubinas), basada en la vida de un caudillo militar, Toyotomi Hideyoshi y sus cinco concubinas. Utamaro fue sentenciado a estar cincuenta días esposado en casa. Quizás fue encarcelado. Fuente: artículo en Wikipedia sobre Utamaro.
(2) El comentario citado dice: «El guionista habitual de Mizoguchi, Yoda , que trabajó con él (más precisamente, para él) durante 20 años, afirmó en sus memorias que en el guion de esta película estaba dibujando "casi inconscientemente" un retrato de Mizoguchi a través de Utamaro. La ecuación Utamaro = Mizoguchi ha sido irresistible para la mayoría de los críticos, ya que los dos artistas tenían mucho en común. Ambos trabajaban en un medio popular producido en masa operado por hombres de negocios, y se irritaban bajo regímenes de censura opresivos; ambos frecuentaban los cuartos de placer y buscaban la compañía de geishas; pero, lo más importante, ambos alcanzaron la fama por sus retratos de mujeres. En una escena muy cargada de esta película, Utamaro pinta, directamente en la parte posterior de una bella cortesana, un boceto que luego se tatúa en su piel. Se podría decir que este acto creativo (y la pasión que el artista muestra al ejecutarlo) literaliza el hecho de que ambos artistas alcanzaron la fama en las espaldas de las mujeres, confiando en ellas para despertar y expresarse, emocional y estéticamente».

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Artículo/reseña en Wikipedia, en inglés:


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