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08 agosto 2012

¡Ahí está el detalle! – Juan Bustillo Oro (1940)



Si el trabajo fuera tan bueno, los ricos lo tendrían acaparado.
Dice el holgazán Cantinflas en una ocasión


Esta película está considerada, no sin razones, una de las mejores películas mexicanas y una de las mejores, o la mejor, del celebérrimo Canfinflas. La confusión entre el perro "Bobby" y un gángster [gánster] del mismo nombre desencadena una serie de enredos entre un celoso marido, su nerviosa esposa, una pícara criada, una esposa abandonada con ocho hijos y el singular Cantinflas [sic]. Tomado del sitio Cine Mexicano. El argumento, muy bien detallado, se encuentra en este enlace. Invito al lector que no ha visto la película, o no recuerda la historia, a leer el argumento. O mejor, a ver la película. El guión se basa en una historia real acontecida unos 15 años antes del rodaje.

El libreto, tal como dice el argumento citado, es muy dinámico y no hay momento de descanso para el espectador entre una situación cómica y la siguiente. La película muestra una amalgama de personajes, todos ellos reflejo de personajes de la vida real; pues raramente la ficción supera la realidad, si es que la ha superado en alguna ocasión.

El vagabundo Cantinflas es el marginal que vive a expensas de unos ricos a través de la criada de éstos, quien le proporciona comida y quizás albergue, pues son “novios”. Toda vez que la confusión lo lleva a ser atendido como un príncipe, éste señor abusa de la hospitalidad, se vuelve más holgazán que de costumbre, e incluso veja a su propia novia, ordenándole que le sirva como si se tratase de un pachá y su esclava. Parece que el que nunca ha tenido poder, cuando lo tiene abusa de él. Esta situación la vemos a diario en nuestra vida cotidiana. Lo diferente es que en las películas de Cantinflas eso ocurre de manera jocosa.




Cayetano, el rico, (interpretado por Joaquín Pardavé) representa esa estirpe de gente interesada solo en lo material, en la posesión, incluso en la posesión de otras personas. Sus celos se alimentan más por el sentido de posesión que por el amor. Su esposa Dolores (Sofía Álvarez), que es extorsionada por un ex novio (Bobby), es la frívola joven pareja de un millonario solo por interés. La cuñada de Dolores, Clotilde (interpretada por la legendaria Sara García), es la pobre mujer abandonada con un sinnúmero de hijos, que busca que alguien la mantenga, aunque sea el impostor de su verdadero marido. Sus insoportables hijos, al igual que Cantinflas, abusan de la hospitalidad de Cayetano y Dolores. Al final, Cantinflas es procesado por homicidio, aunque él cree que se trata del perro que mató al comienzo del film (perro y víctima tienen el mismo nombre: Bobby). Durante la antológica escena final, en el tribunal, Cantinflas se refiere al perro como el muerto, mientras que los miembros del tribunal, incluido el jurado, entienden que el juicio es por el homicidio de Bobby, la persona. Cantinflas se refiere al “asesinato” (del perro) con naturalidad y extrañeza de que se le juzgue por tal cosa, y eso es entendido como macabro sarcasmo por la corte, pues para ellos se trata del homicidio de un hombre. Debido a la estructura de los diálogos, los personajes no logran discernir la diferencia entre el homicidio y la muerte del perro, pero el espectador sí. Cuando todo se aclara, justo antes de la sentencia, los que estaban confundidos comienzan a argumentar con la ininteligible verborrea tipo Cantinflas, y éste concluye que hablando correctamente es que se entiende la gente.

Los diálogos tienen muchas respuestas lógicas a preguntas necias[1], típico en las películas de Cantinflas. Pero el guión no solo incluye dinamismo y comicidad en los diálogos, también no pierde oportunidad de criticar los diversos estereotipos humanos. Y todos ellos buscando un beneficio propio de cada situación, en forma descarada. Nadie hace algo por nada, todos están de cacería. Incluso al final, luego de tanto enredo, Cantinflas continúa en su interesada relación con la criada, como buen vividor. Tras la careta de la comedia, se oculta una suerte de sátira de la naturaleza humana, que no es más que el reflejo de la realidad.

Una extraordinaria película del prolífico cine mexicano, en la que el director Juan Bustillo Oro, se esmeró en su labor y catapultó al genial Cantinflas.

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[1] Más bien preguntas usuales que es costumbre hacer, pero la respuesta las hace ver como preguntas necias. Por ejemplo: “¿Qué haces?”, y la respuesta es “Yo no hago nada, lo compro todo hecho”.


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