Páginas

10 febrero 2013

Los puentes de Madison – Clint Eastwood (1995)



No desearás la mujer de tu prójimo
Sexto mandamiento (de la Iglesia Cristiana)


Michael y Carolyn deben esparcir los restos de su madre Francesca (Meryl Streep), recién cremada, en uno de los puentes cubiertos del condado Madison (Estado Iowa, EUA), de acuerdo al deseo expreso de ella. Antes de esparcirlos, descubren en la casa un cofre de su madre, en el que encuentran información (cartas, un diario, un libro) sobre un romance que ella tuvo –muchos años atrás- mientras ellos estaban ausentes con su padre, asistiendo a una feria. Durante esa ausencia llega al pueblo un fotógrafo de National Geographic, Robert (Clint Eastwood), para realizar un reportaje sobre los célebres puentes cubiertos que hay en ese condado (la película se llama formalmente Los puentes del condado Madison). Francesca le indica dónde están los puentes y lo acompaña a realizar las fotografías. Durante esos cuatro días nace un romance entre ellos muy intenso; a tal grado que ella estaría dispuesta a irse con él. Este affaire no respondía a una especie de vendetta hacia su marido, o a su naturaleza licenciosa o lasciva, solo fue una atracción mutua, cándida si cabe ese adjetivo. Este relato ayuda a que Michael y Carolyn vean desde otra perspectiva los problemas conyugales que ambos tienen, al tiempo que conocen un capítulo de la vida de su madre que ignoraban.

El lenguaje cinematográfico, cuando se maneja con maestría, como es el caso, es tan sugestivo que el espectador, aún consciente de la falta que cometen Francesca y Robert, aprobaría –argumentadamente- que ella se hubiese ido a recorrer el mundo con él. También, argumentadamente, aprobaría que ella se quedase con su familia. Y justamente ese mismo dilema ocurre en relación con la infidelidad. Se la justifica cuando ocurre y se le condena cuando no. Lo cierto es que alrededor de la mitad de las parejas tienen eventos de infidelidad. Esa es una estadística, de las muchas que hay sobre la infidelidad; pero difícil es medir el impacto psicológico que causa, especialmente a los hijos de la pareja.

La fidelidad conyugal es uno de los más controvertidos temas de orden moral en nuestra cultura occidental. En el mundo hay culturas que la toleran y hay otras en donde su incumplimiento es castigado incluso con la muerte. También hay parejas que la toleran y otras que no, depende de las circunstancias de las parejas. Cuando no es tolerada, es capaz de dar al trasto con la relación marital. En el contexto en el que se dan los hechos de la película y la cultura de sus personajes, es de suponer que el esposo de Francesca no estaría a gusto con su infidelidad.

Como la relación matrimonial, desde el punto de vista jurídico, podría definirse como un contrato, la fidelidad está implícita y su violación sería un desacato a una de las cláusulas del contrato, con lo cual se le puede dar término a dicho acuerdo. Pero ese contrato puede no especificar que deban ser fieles, de suerte que la fidelidad es más un asunto religioso y moral. Para la Iglesia no es permitido el adulterio, ya lo especificaron las famosas tablas de la Ley. En cuanto a lo moral, ya en el párrafo anterior está delineado lo que más o menos es: relativo. Para alguien como Kant, sería -indudablemente- una violación de su imperativo categórico, y no es admisible. Para alguien como Nietzsche, quien seguramente no lo aceptaría en lo personal (que le ocurriese a él), quizás sea un desperfecto humano (demasiado humano) con el que hay que vivir. Bien, la ciencia, a través de investigaciones de la biología, la psicología y la antropología (seguramente se estén sumando las neurociencias a este estudio), ha determinado que no es imposible ser fiel, pero es muy difícil. No somos animales monógamos por motivos biológicos, y eso es válido para ambos géneros. De manera que…

Una muy buena película del veterano Clint Eastwood, con una excelente actuación de Meryl Streep(1), un guión que engancha lo suficiente como para no perder el interés y algunas tomas de la prodigiosa naturaleza de la zona. Trivializada por la mayoría de los críticos, es -sin embargo- una historia de amor muy recordada por el público, un tanto cursi pero no demasiado. Sobre todo, invita a reflexionar sobre la (in)fidelidad en un terreno muy resbaladizo, debido a las circunstancias en las que lo plantea.


___________________
(1) Meryl Streep había protagonizado anteriormente otra película, Enamorarse (Ulu Grosbard, 1984), junto a Robert de Niro, en la que se trataba igualmente el adulterio, en ese caso entre dos personas casadas.

Algunos enlaces sobre (in)fidelidad:
Estadísticas y hechos (inglés):


1 comentario:

  1. Muy cierto, la película invita a la reflexión.
    Eastwood que gran director para transmitir tanto.
    Saludos
    David

    ResponderEliminar