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10 mayo 2013

El triunfo de la voluntad – Leni Riefenstahl (1934)


Imagen del póster en IMDb.

Que nunca la llama brillante del entusiasmo se extinga. 
Es la única que da luz y calor a la creación artística de la propaganda política moderna.
Josef Goebbels


El triunfo de la voluntad es -para algunos- un documental, y para otros un film propagandístico. Para la hermosa Leni Riefenstahl, su directora, fue un documental. Es un documental sobre un acto político, lo cual le confiere el carácter de propaganda. El acto fue el Congreso del Partido Nacionalsocialista alemán de 1934, en la ciudad de Núremberg, que a la postre sería la sede de los juicios más célebres de la Historia (con la excepción del Juicio de Jesús). El film fue ordenado por el propio Adolf Hitler, y hoy es prácticamente proscrito en Alemania (como todo lo nazi). En él se observan todos los actos masivos que se realizaron: desfiles, preparativos, loas al dictador, así como discursos de varios líderes del partido, y del propio Hitler. Asistieron al evento Himmler, Goebbels, Göring, entre otras joyas de ese régimen.

El film está realizado excelentemente, con técnicas cinematográficas novedosas para la época, gran fotografía, tomas aéreas, uso de teleobjetivos, cámaras móviles, creativo uso de la música, y una estética muy cuidada (característico de Riefenstahl). En algunos momentos es algo aburrida por lo repetitiva. Es considerada la mejor película de propaganda realizada en el cinema. Desde el punto de vista cinematográfico es un film muy bueno, pero su mayor importancia reside en que es un documento histórico. Recuerda a El acorazado Potemkin (Serguéi Eisenstein, 1925) por su carácter propagandístico, y a Un hombre con una cámara (Dziga Vértov, 1929) en cuanto a técnicas fílmicas y al hecho de que es un documental sobre el advenimiento de una nueva patria. Empero, muchos preferimos El acorazado Potemkin como película propagandística.




Tal como en la película de Vértov, se aprecia gente muy entusiasmada con el brillante futuro que el Jefe del Estado les ha prometido, haciendo las cosas lo mejor que se puede, trabajando con gran alegría y por una patria grande y en armonía, donde todos serían felices: Shangri-La. Numerosos alemanes marchan en impecables desfiles, tan precisos como el cambio de guardia de Buckingham. Los jóvenes, y los menos jóvenes, no esconden su adoración al líder, ni su fe en el gran proyecto que van a realizar de la mano del Fürher. Al inicio, el régimen resolvió algunos problemas que arrastraba Alemania desde la Primera Guerra Mundial (1), pero luego desvió sus fines y sus métodos. Ya sabemos cómo terminó todo.

Lo mejor del film, desde el punto de vista del mensaje, son los breves discursos de Hitler. Son cortos, muy emotivos y autoritarios, sembradores de ilusión en la masa, con fuertes componentes étnicos, épicos y religiosos. Se llama a la grandeza de la patria, a la superioridad étnica de los germanos, al amor a la patria, al partido y al líder, se insta al sacrificio por el futuro y por la patria, a la obediencia al líder, y se hace alusión a otros (no definidos), los cuales serán a la postre los enemigos del proceso (judíos, gitanos y en general no arios, homosexuales, disminuidos, etcétera). El carácter religioso (común a este tipo de discurso) afecta el pathos hasta enardecer las pasiones; a tal punto que la eficiencia de las personas afectadas se multiplica, tal como si estuviesen sometidas permanentemente a un torrente de adrenalina en la sangre. Quizás por eso es que costó tanto derrotarlos.


El pueblo alemán debe elegir su futuro, y ese futuro está ligado al Fürher. 
Martin Heidegger

Pienso que la lectura nazi de algunos puntos de vista de filósofos germanos, les proporcionó un piso filosófico para sus macabros planes, que luego fueron legalizados a través de leyes igualmente macabras (2). El aparato judicial respondía a los fines que se había propuesto el Fürher, como un traje a la medida. Lo que pasó se debe, entre muchos otros factores, a una lectura sesgada de algunos filósofos, como Nietzsche, y a los aportes de Heidegger (el llamado Fürher del Fürher), quien nunca se disculpó por haber apoyado a los nazis; y en una lectura no tan sesgada del Leviatán de Hobbes (3).


Heidegger habla sobre diferentes tópicos (sub. inglés)


No deja de llamar la atención que en la Venezuela actual pasa algo parecido: los seguidores del “proceso revolucionario bolivariano” se convirtieron en unos acólitos del líder, sin capacidad de discernimiento propio, argumentando –hilando “pensamientos”- con los simples y simplistas eslóganes que el líder les ha sembrado en su sistema límbico. Sufren de trances similares a los de los nazis con la imagen del líder, con quien se sienten enlazados a un nivel casi metafísico, religioso, patológico en todo caso, sin racionalidad alguna. No interesa tanto la gestión gubernamental, ni destruir a los disidentes, ni cometer policidio o politicidio, sólo interesa el amor y la obediencia al líder y a la revolución que él encarna. Este tipo de líderes son individuos cuyo carisma les permite manejar a su antojo las masas de cándidos desesperanzados. No hay programa de gobierno, no requiere, solo necesita el manejo de las mayorías para eternizarse en el poder. Parecen ser los "héroes históricos" que referenciara Hegel (4).

Sin duda que la Razón se escindió con la Segunda Guerra Mundial. Los motivos pasionales que movían a Hitler (someter e invadir países vecinos -hasta el mundo entero-, asesinar gente distinta a ellos, a la cual culpaban de la desgracia de Alemania, y lograr su hegemonía étnica) comenzaron a cristalizarse a través de la razón como instrumento de acción para fines execrables. Fue un genocidio racionalizado, realizado con técnicas científicas, muchas de ellas ideadas durante la guerra para ese objeto. Fue un crimen racionalmente premeditado, frío, movido por la pasión, pero no pasional, aunque ejecutado de manera irracional. Esa escisión es la que ocasionó que se haya criticado tanto a la Razón, y hoy se haga hincapié en cultivar diversos aspectos de nuestra irracionalidad, tales como la espiritualidad (ejemplo de ello es el pensamiento new age). Pero esta irracionalidad llevada al extremo es igualmente perniciosa, tal como se pudo apreciar en la II Guerra Mundial y en procesos posteriores a ella. La revolución iraní y la que se vive actualmente en Venezuela, son dos ejemplos de ello.

Una película que es un documento histórico de primera importancia, aunque desde el punto de vista cinematográfico –como antes se dijo- es muy buena. En Alemania se utiliza para fines educativos, para mostrar lo que no debe ser, lo que no debe volver a ocurrir jamás. Se puede ver, con subtítulos en inglés, en este enlace y en este otro. Supongo que es de dominio público... ¡no faltaría más!

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(1) Alemania en el 2010 finalizó los pagos por daños durante la I Guerra Mundial (ver noticia).
(2) Véanse los enlaces:
http://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_N%C3%BAremberg
http://www.ushmm.org/outreach/es/article.php?ModuleId=10007695
http://www.wsg-hist.uni-linz.ac.at/auschwitz/htmlesp/Rassegesetze.html
http://www.ushmm.org/wlc/en/article.php?ModuleId=10007569
(3) Probablemente Hobbes, al ver que un Leviatán teutónico se preparaba para engullir a la Gran Bretaña, hubiera quemado su libro.
(4) El héroe histórico de Hegel, a mi entender, es ese individuo que percibe el espíritu de los tiempos (zeitgeist) y que es capaz de actuar para lograr los cambios (sociales y políticos) que dicho espíritu anuncia. Son personas capaces de cambiar el rumbo de la Historia por tener ambos atributos: percepción de los cambios que se avecinan, que son reclamados por la Historia, y capacidad de acción para saber qué hacer para que esos cambios se produzcan. No siempre actúan desde el poder máximo, como presidentes o algo parecido. El ejemplo clásico de este individuo es Jesús de Nazareth: partió la Historia en dos. Hombres como Gandhi, Mandela o Luther King jr. fueron héroes históricos, porque vislumbraron los cambios y la manera de llevarlos a cabo, incluso con poco derramamiento de sangre, de manera permanente. Sin embargo, Hitler, Mao o Chávez, no lo fueron, pues, aunque percibieron los cambios, no los llevaron a cabo de manera permanente, o los cambios que realizaron fueron revertidos por inconvenientes (Hitler y Mao). En el caso que nos es familiar, el presidente Chávez vio venir los cambios, al igual que muchos de sus electores que lo opusimos (y hoy a sus herederos), pero los cambios que ambas partes previeron no eran los mismos (buena parte del electorado fue engañada), y mucho menos la forma gratuitamente violenta y divisionista en la que los cambios se han dado. Muchos de esos cambios no podrán ser permanentes, y serán revertidos por el natural devenir histórico, entendiendo "el natural devenir histórico" como el motor que encauzará las aguas nuevamente a sus canales naturales. Esos cambios que hay que revertir incluyen la reconstrucción del tejido social, de las instituciones democráticas, de la independencia de los poderes y del estado de derecho, instancias que ha destruido el régimen chavista a lo largo de tres lustros.

Sitio web de Leni Riefenstahl: http://leni-riefenstahl.de/


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