Escenas del celuloide
Película: El gran pez (2003).
Director: Tim Burton.
Casi al final de esta película, Will (Ewan McGregor), el hijo de Ed (Albert Finney), le cuenta al padre una historia sobre su muerte, a partir del momento presente: el lecho de muerte de Ed. Se escapan del hospital a toda prisa y llegan al río, donde le esperan todos los personajes que Ed ha conocido a lo largo de su vida. Will lleva a su padre en brazos hasta el río (dijo que no pesaba nada), donde lo espera su esposa para despedirse (Jessica Lange), y a quien le entrega la alianza. Acto seguido, Will suelta a Ed en el río, en el que se convierte en un gran pez. Ya de regreso a la realidad en el hospital, Ed balbucea «es exacto», refiriéndose al cuento en el que el hijo ha dibujado su muerte.
Es una escena no solo conmovedora, es el apretado resumen de la ajetreada vida de Ed y de su relación con los más variados y exóticos personajes, que se detalla a lo largo del filme. Al final, la libertad, tal como la que tienen los peces. Will se da cuenta de que, si bien las historias «reales» no pudieron haber sido como su padre las contaba, al menos eran más interesantes con todos los aderezos que las convertían en historias únicas, llenas de entusiasmo, optimismo y color. Ya su esposa Josephine (Marion Cotillard) le había dicho que así eran «románticas». En su cara se plasma el gesto de asombro y aceptación de las historias de su padre. Ahora entendía el valor de enriquecerlas. ¿Es -en algunos casos- importante que la realidad esté en nuestra mente, en lugar de «allá afuera»?
En el entierro, la gran sorpresa: aparecen los personajes reales de las historias de su padre. Una extraordinaria película del original director Tim Burton.
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