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06 diciembre 2013

No - Pablo Larraín (2012)




La patria será grande cuando ningún chileno tenga miedo de otro chileno
Frase mencionada en una propaganda del filme al momento en que un militar golpea a un civil. Póngale usted cualquier nación y gentilicio, pues es de validez universal.


No es una película del cineasta chileno Pablo Larraín. Nos cuenta la historia de la campaña por el No en el plebiscito que se realizó en Chile en 1988, y que tenía como propósito eternizar en el poder al dictador Augusto Pinochet. Ante el contundente triunfo del No (56% vs 44%), los militares le dieron la espalda al espurio déspota y Chile se enrumbó hacia un destino democrático. La campaña por el Sí estuvo enmarcada, a decir de la película, dentro de los cánones estándar de propaganda, mientras que la oposición, abanderada del No, arriesgó con una propuesta innovadora, en la que se hacía énfasis en el feliz porvenir si se prescindía del régimen autoritario y se transicionaba hacia la democracia. La mayoría de sus propagandas irradiaban una contagiosa alegría; solo unas pocas acentuaban la maldad que había reinado por más de una década. En la película también se denuncia las amenazas e intimidaciones que perpetraban los esbirros del gobierno a los publicistas[1] de la campaña del No, así como a los actos públicos de los partidos que respaldaban dicha propuesta. Incluso un boletín del ente que se encargaba del conteo señalaba, al principio, que iba ganando el Sí, cuando en realidad iba ganando el No. Ese era el resultado que se esperaba antes de la votación. Pero resultó ser al contrario.

Muchas enseñanzas nos deja esta experiencia chilena a los venezolanos, especialmente a los electores y a los que detentan el poder. Lo primero que habremos de mencionar es que el publicista responsable de la campaña por el No, René Saavedra, interpretado por el actor mexicano Gael García Bernal, apuesta por un esquema que irrespeta algunos de los preceptos de Goebbels, padre de la propaganda moderna, los cuales son prácticamente el decálogo de la publicidad. Ya eso es notable, y notable fue la confianza que los diversos partidos pusieron en ese esquema nada ortodoxo. Es decir, hay que abrazar nuevas ideas para atacar a un régimen hegemónico.

Lo segundo es que hasta un déspota como Pinochet claudica y da la oportunidad de que se haga un giro en la Historia. Los cambios históricos son, básicamente, indetenibles. Los que detentan el poder deben darse cuenta de ello: o cambian o perecen. Incluso cambiando, a veces perecen. Lo tercero es que los militares institucionalistas que apoyaban a Pinochet, no lo apoyaban incondicionalmente, lo apoyaban hasta donde era posible apoyarlo, pero no más allá de eso. La Patria estaba por encima de las prebendas (aunque eso cuesta creerlo). Lo cuarto es que no hay que ceder, hay que insistir, perseverar hasta el cansancio, tener una posición firme, sin divagar; sin esos dobleces que en ocasiones vemos en la oposición venezolana, sin tránsfugas. Lo quinto es que hay que participar en las elecciones, hay que votar siempre, aunque sea «por si acaso». Lo sexto: los minutos de propaganda eran iguales, se tenía una campaña simétrica, al menos en principio. Puede el lector anexar más lecciones de este oscuro capítulo de la historia chilena que sirven de guía para nuestro trágico presente.

La película está muy bien hecha y ha recibido numerosos premios internacionales, así como honrosas nominaciones. Su desarrollo es muy dinámico y prende al espectador en todo momento. El actor principal, Gael García Bernal, hace gala de sus cualidades de actor, y es muy bien respaldado por los demás integrantes del elenco. Excelente trabajo de Pablo Larraín y de todo el equipo técnico y artístico de esta película. No deje de verla. No deje de votar cuando tenga la oportunidad.

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[1] Si bien propaganda no es exactamente lo mismo que publicidad, no estoy haciendo distinción entre publicistas y propagandistas, en el entendido de que propaganda refiere al ámbito ideológico, político o religioso, mientras que publicidad refiere a lo comercial, al consumo. En esta película, el que dirige la propaganda política por el No es un publicista.


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