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28 febrero 2014

Blade runner - Ridley Scott (1982)


Imagen del póster en IMDb.

Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser un esclavo.
Le dijo el «replicante» Roy Batty al blade runner Rick Deckard.


Blade runner es la tercera película de Ridley Scott, y la segunda de ciencia ficción (la primera fue Alien, el octavo pasajero). No tuvo un flamante inicio, incluso pasó desapercibida, particularmente en Estados Unidos. Sin embargo, en 1993 fue incluida en el Registro Fílmico Nacional de la Biblioteca del Congreso de EUA por su relevancia[1]. A primera vista puede parecer una película estándar de malos contra buenos, tal como parecería su siguiente película: Thelma y Louise, pero un visionado atento da cuenta de que no es así (en ninguno de los dos casos). Es un filme con serias reflexiones sobre múltiples temas, algunos de gran trascendencia.

Corre el año 2019 y han regresado a la Tierra varios «replicantes», humanoides creados con la magia de la ingeniería genética, que sirven como esclavos en colonias terrestres emplazadas en otros planetas. Debido a una revuelta que tuvieron con dichos seres, se les ha prohibido visitar la Tierra, so pena de muerte. Los llamados Nexus 6 son los más avanzados, difícilmente distinguibles de los humanos, superiores en dotes pero con vida útil de cuatro años y ausencia de emotividad. El violento líder del grupo, Roy Batty (Rutger Hauer), busca al «creador» para alargar su vida. Rick Deckard (Harrison Ford) es un viejo «blade runner», policía especializado en detectar y «retirar» (término que equivale a ejecutar) a los «replicantes», que es llamado para «retirar» este grupo que está en Los Ángeles. Este blade runner procede a realizar el trabajo, pero suceden diversas situaciones que harán que Rick cambie su futuro y el espectador reflexione sobre la existencia, lo que es ser humano, los humanoides y sobre otras cosas. Para colmo de males, Rick se enamora de una hermosa «replicante» avanzada, Rachael (la hermosa Sean Young), a la que le han implantado recuerdos para facilitar su emotividad. Es más, surge la duda de si el propio Rick es un «replicante». De acuerdo al director, sí es un «replicante» (ver artículo, en inglés). El argumento detallado se puede ver en este enlace.

Las reflexiones a las que nos invita la cinta son numerosas, todas pertinentes: la orientalización de la metrópoli por parte de la llamada raza amarilla; la hegemonía de las transnacionales aún en un futuro distópico (publicidad de Coca-Cola, por ejemplo); la esclavitud a la que se les somete a los «replicantes»; la distopía en sí en la que ha caído el género humano, patente en el grave deterioro de la ciudad de Los Ángeles; el régimen totalitario como solución para controlar el caos existente; entre otras. Las de mayor trascendencia metafísica son las reflexiones relacionadas con el ser humano como tal: ¿qué es ser humano?, ¿qué lo diferencia de los «replicantes»?, ¿qué tan inhumanos son los «replicantes»?, ¿sería factible que un ser humano tuviese una relación amorosa con un «replicante»? Estas últimas reflexiones quizás sean las más llamativas para disertar.

El tema del robot que quiere ser humano es de larga data en el cine. En las recientes películas Inteligencia artificial y El hombre bicentenario, se aborda este tópico casi exclusivamente. La primera lo hace de manera más o menos exitosa, mientras que la segunda lo hace muy edulcoradamente, cursi para nuestro gusto (aunque tiene algunos momentos interesantes). Pero Blade runner sí lo aborda con la suficiente maestría como para que sea un tema importante, trascendente. Los «replicantes» no son robots, son organismos creados con la tecnología de la ingeniería genética; así, son de carne y hueso. Debido al procedimiento de creación, tienen atributos distintos al humano común: son más fuertes, más inteligentes, pero solo viven cuatro años, no tienen emociones y no han experimentado el proceso de crecimiento de los humanos, de forma que carecen no solo de familia, sino también de recuerdos y referentes que el ser humano acumula durante su crecimiento (experiencia). Su «retiro» constituye un caso muy interesante de estudiar para la bioética.


La hermosa actriz Sean Young,
despampanante en esta cinta.

Quizás se pueda evaluar el problema desde una perspectiva que, en lugar de preguntarse por el «replicante», pregunte por el ser humano. ¿Un humano adulto que tiene amnesia sigue siendo humano? Considérese que tenga amnesia anterógrada permanente, sin importar las variables etiológicas. Esta persona sería muy parecida a los «replicantes», aunque con menor fuerza física y menor inteligencia; distinción que ya existe entre los humanos, pues tenemos más o menos fuerza y más o menos inteligencia todos nosotros respecto a otros. Desde este punto de vista (biológico), los «replicantes» serían humanos. En este filme, son humanoides discriminados para trabajar como esclavos, sin los llamados Derechos humanos. En cuanto a si tienen alma, eso ya sería un asunto teológico peliagudo, pues para la Iglesia un feto ya es un ser humano, ¿pero lo sería un ser cuyo nacimiento ocurre en la adultez, aunque su concepción sea anterior al nacimiento tal como en los humanos?[2], ¿y un humano que tiene amnesia seguiría teniendo alma? Obviamente que la respuesta a estas preguntas es, con casi total seguridad, que siguen siendo humanos los humanos con amnesia anterógrada y, desde el punto de vista biológico, los «replicantes» también serían humanos. Si esto es así, entonces su «retiro» sería un crimen, un homicidio, o un «replicidio» si usted prefiere. En cuanto al sentimiento de amor por un «replicante» creo que, consecuencialmente, sí podría existir. De un «replicante» común a un humano obviamente no; pero en el caso de Rachael eso no es válido, pues ella es avanzada y tiene emociones que se evidencian en la cinta.

Si suponemos que se han dado respuestas aproximadas a las tres últimas preguntas planteadas en el tercer parágrafo, solo queda por responder la primera: ¿qué es ser humano? Sobre esa, amable lector, no le quitaré a usted el gozo de responderla o de buscar una respuesta que le satisfaga plenamente. Tiene respuestas desde los puntos de vista biológico, filosófico, teológico, e incluso sociológico y político; para todos los gustos.

Blade runner es un filme de culto, muy apreciado hoy en día. Está incluido en muchas listas de las mejores películas de ciencia ficción que se han realizado, si no en todas. Sus planteamientos, como hemos visto, son muy importantes. Desde el punto de vista cinematográfico, es un espectáculo visual, un filme muy bien realizado, con buenas actuaciones y muy buenos efectos especiales. Debido a que la ambientación es oscura y húmeda, y el tema es detectivesco, lo han clasificado no solo como film de ciencia ficción, sino también como de cine negro (film noir); creo que el único que ha producido Scott de este subgénero. Sobre la música, del genial compositor griego Vangelis Papathanassiou, huelga decir cualquier comentario. Es una película maravillosa.


«Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais: Naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir».
Últimas palabras del «replicante» Roy Batty. Frase atribuida al actor Hauer, quien cambió el texto del guión por considerarlo inadecuado. Nótese que el texto corresponde a alguien que quiere trascender, alguien que es humano o que se siente como tal.


La inolvidable pareja de «replicantes» Roy Batty y Pris
(Rutger Hauer y la hermosa Daryl Hannah)

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[1] Los filmes incluidos en el mencionado registro son seleccionados por su importancia cultural, histórica o estética.
[2] Sobre este polémico tema, el lector interesado puede consultar los artículos siguientes en línea. Nota: no se ha tratado en este comentario lo relativo al aborto, que es el eje de estos artículos.
   a) Punto de vista teológico/bioético:
El sentido de la bioética ¿Tienen Alma los Embriones?, por el Padre Dr. Tad Pacholczyk, en:
https://www.ncbcenter.org/files/2914/7752/9138/MSOB033_Tienen_Alma_los_Embriones.pdf
El Padre Tadeusz Pacholczyk hizo su doctorado en neurociencias en la Universidad de Yale y su trabajo post-doctoral en la Universidad de Harvard. Es Sacerdote para la Diócesis de Fall River, Massachusetts, y se desempeña como Director de Educación en el Centro Nacional Católico de Bioética en Philadelphia.
   b) Punto de vista teológico/científico:
¿Desde qué momento hay alma en el embrión humano? Is soul present since conception in humans?, por el Dr. Ricardo Cruz-Coke Madrid, Servicio de Genética, Hospital Clínico de la Universidad de Chile, en:
   c) Punto de vista biológico: 
El inicio de la vida de un nuevo ser humano desde la perspectiva científica biológica, por Manuel J. Santos Alcántara, Profesor Asociado, Departamento de Biología Celular y Molecular y Pediatría, Facultades de Ciencias Biológicas y Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, y Patricio Venturá-Juncá del Tobar, Profesor Titular, Centro de Bioética, Departamento de Pediatría Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, en:
   d) Punto de vista bioético/político:
Aspectos bioéticos relacionados con el comienzo y el valor de la vida humana, por A. León C., Profesor Titular y Ex-Jefe de Cátedra de Clínica Médica, Facultad de Medicina de la Universidad Central [de Venezuela], Ex-Presidente de la Academia Nacional de Medicina, en:
   e) ...y esta perla:
Aído: "Un feto es un ser vivo, pero no podemos hablar de ser humano", en:
Dice la ministra: «para mí un feto —de trece semanas— es un ser vivo, claro, pero no podemos hablar de ser humano porque no tiene ninguna base científica». Al contrario señora ministra, el debate lo tiene más abierto la teología que la biología. Para los científicos la tesis más respaldada es que es un ser humano desde la concepción.


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