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25 julio 2014

Manuela Sáenz - Diego Rísquez (2000)


Imagen del póster en IMDb.


Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer...[1]
Groucho Marx


Este film, del realizador Diego Rísquez, recrea los últimos días de Manuela Sáenz en Paita, Perú, donde falleció en 1856, al tiempo que nos narra su relación con Simón Bolívar a través de flashbacks. En la historia se aprecian las visitas que le dispensaran el escritor Herman Melville y Simón Rodríguez; el episodio del intento de asesinato de Bolívar; el baile donde se conocieron en 1822 y la entrada de El Libertador a Quito (en la que ella le arrojó la corona) horas antes de ese baile; entre otros interesantes acontecimientos. En este filme hay una curiosa escena donde Manuelita remeda a La maja vestida y La maja desnuda, de Goya. El personaje central está interpretado por la hermosa actriz Beatriz Valdés, y Bolívar por el desaparecido Mariano Álvarez.


¿La femme fatale?

Muy bien lograda[2], esta película nos acerca a uno de los más controvertidos y vilipendiados personajes de nuestra historia, con una buena dosis de neutralidad, sin tomar partido a su favor, ni en su contra. Nos la muestra como mujer en la alcoba y como mujer en la polis, adherida al movimiento independentista más que algunos próceres, con verdadera pasión. Una mujer recia, inteligente, culta, de carácter pasional, con intereses políticos, hija natural y adúltera. Es un perfil totalmente inadecuado para aquellos tiempos. Para su desgracia, su mala fama prácticamente nació con ella. Probablemente habrá inspirado a Bolívar, pero también le trajo inconvenientes. Ese tipo de inconvenientes que se alimentan del mito, del chisme, de la opinión infundada de los que rodean a los poderosos para ver qué pescan. La envidia en acción.

La historia de Manuelita Sáenz nos recuerda que muchos otros personajes femeninos han sido tratados despectivamente por la Historia, o por los historiadores. El más célebre, María Magdalena, es recientemente objeto de intento de reivindicación a través de la investigación sobre los evangelios apócrifos, y en la cultura popular gracias al best seller de ficción El código da Vinci, y su respectiva película. Es curioso, pero las religiones colocan a la mujer en segundo plano; al menos las dos que cuentan con más feligreses son machistas a ultranza.




Desterrables

La intuición femenina de Manuelita intentó alertar a Bolívar sobre las sucesivas conspiraciones que se tejían a su alrededor, no estimadas lo suficiente por el prócer, a decir de la película. Uno de los aspectos más llamativos lo constituye el destierro de estos personajes, su fin en el desván de la Historia. Napoleón, Bolívar, Manuelita, Samuel Robinson, entre muchos otros, han concluido sus días prácticamente despreciados por sus contemporáneos. El caso de Bolívar, Sáenz y Rodríguez es elocuente y nos es cercano. ¿Fueron incomprendidos, traicionados, envidiados? ¿Incomprendidos? No creo, no era tan difícil entender las intenciones independentistas (o de formación de ciudadanos en el caso de Rodríguez), ni difícil de entender el que quisieran ejercer el poder después de haberse dedicado a alcanzarlo. ¿Traicionados? Obviamente, por la envidia de la que eran objeto. En esta tierra, preñada desde tiempos inmemoriales de ladrones, no es de extrañar que simplemente fueron envidiados y se les quiso despojar de lo que les correspondía, de lo que habían logrado. Es muy fácil dejar que otros hagan el trabajo duro y luego quitarlos del medio para hacerse con el premio gordo. Aún pasa hoy, trátese de pequeños logros o de grandes hitos. El robo, el «des-reconocimiento» o repudio de lo que el otro logró, parece ser el único fin a lograr por muchos. Si de paso se le tilda de malo al «des-reconocido», mejor aún. El gran Francisco de Miranda fue el primero en «saborear» esa bilis. Y por el mismísimo Bolívar; aunque en este caso parece ser que fue por incomprensión del joven que sería El Libertador. Aún no era el visionario que Miranda ya era y que él sería más tarde. Así que, no nos extrañemos que hayan ocurrido esas injusticias, y que aún sigan ocurriendo. Como siempre, la Historia es una gran maestra.

Diego Rísquez, perseverante cineasta, es quizás el que más nos ha acercado a los personajes históricos que contribuyeron a hacer este país. Este mismo país que pareciera que muchos se empeñan en destruir.


Micro sobre Manuela Sáenz


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[1] La primera parte de la frase es la más citada, pero concluye con una gracia típica de Groucho: "Detrás de ella está su esposa". No fue el caso de Manuela Sáenz y Simón Bolívar.
[2] A pesar de que se evidencian pequeñas fallas producto de un presupuesto limitado para su realización.

Ficha en IMDb:


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