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08 noviembre 2019

Un día más con vida - Raúl de la Fuente y Damian Nenow (2018)


Imagen tomada de IMDb.

Parcializada visión (100-0) del conflicto de Angola.


Un día más con vida es una película animada, basada en el libro homónimo del periodista polaco Ryszard Kapuściński. La acción se desarrolla durante los inicios de la independencia de Angola, posterior a noviembre de 1975. El filme utiliza la técnica del rotoscopio, pero también presenta imágenes fijas y en movimiento de entrevistas recientes y de hechos históricos de los años setenta del siglo XX. Al abandonar Portugal esta colonia, diversas facciones lucharon por el poder, generando una larguísima guerra civil, que duró hasta inicios del siglo XXI (1975-2002).

La historia narra el viaje del periodista polaco a las tierras del sur, para encontrarse con Farrusco, un héroe portugués del MPLA, la facción comunista del conflicto, de la que —sin ningún tapujo— son simpatizantes los realizadores de este filme, al igual que el periodista Kapuściński. Retorna a Luanda, capital del país, con la noticia de que Sudáfrica está atacando en el sur. Al llegar a la capital, ve que los rusos ya no están, pero ahora están los cubanos, iniciando la ofensiva con una operación llamada Carlota, el nombre de una guerrillera angoleña que Kapuściński conoció al viajar al sur y de la que quedó prendado. El filme muestra fotografías reales de esta mujer. Sin embargo, los cubanos le llamaron Carlota por otro motivo (1). Una de las escenas claves del filme, deja entrever la importancia de las noticias, por ende, de los corresponsales de guerra de los medios de comunicación, y su influencia en la deriva de un conflicto bélico para favorecer un bando o el otro.

La producción de Raúl de la Fuente y de Damian Nenow está muy bien realizada, tanto desde el punto de vista técnico, cinematográfico, como del artístico. La narrativa es ágil y entretenida. Es un cine de animación de calidad. Sin embargo, es tan propagandístico como El acorazado Potemkin o El triunfo de la voluntad. Ni un ápice menos. Todo el filme es propaganda comunista a tope, sin siquiera un sesgo hacia el centro. Es difícil pensar que en un conflicto en el que ambas partes estaban armadas y apoyadas por potencias extranjeras que les proveían de armamento, haya habido un bando divino, el comunista, y otro demoníaco, los liberales (básicamente los gringos). No voy a averiguar qué tan neutral o asimétrico fue el conflicto. Me basta con saber que los comunistas cubanos estuvieron metidos en eso y ya uno los conoce por lo que han hecho de y en Venezuela.

La parcialización mencionada me hace recordar el discurso de la izquierda española respecto a la guerra civil española. En ese discurso, el bando de los santos era el de los comunistas, las víctimas asesinadas. El otro bando estaba formado en exclusiva por los asesinos. O sea, no había malos entre los comunistas ni había ningún bueno en los falangistas. Ningún asesino entre los comunistas ni ninguna víctima entre los falangistas. Ese es el discurso que venden como pan caliente.

Es por demás extraño que un producto tan sesgado hacia el comunismo haya estado financiado por múltiples gobiernos e instituciones estatales; europeas, eso sí. No recuerdo si instituciones privadas también lo patrocinaron. Todos los patrocinadores son europeos y, por lo que uno puede percibir, americanófobos a rabiar.


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Reseña del libro base en Wikipedia: 


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