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20 diciembre 2019

El evangelio de las maravillas - Arturo Ripstein (1998)


Imagen tomada de IMDb.

Los preceptos religiosos son lo que sus profetas quieran.


Al poco de comenzar la película, sin que haya sido la intención de su director, Arturo Ripstein, uno recuerda El decamerón, de Pier Paolo Pasolini, y la gran Viridiana, de Luis Buñuel. La irreverencia disruptiva del cineasta italiano y la mordacidad hilarante del aragonés, sumadas, han dado este film extraordinario de Ripstein que, sin embargo, no parece bien avenido con la crítica y el público, a decir por las calificaciones de la película que muestran los diferentes sitios web. Quizá sea una producción que se sale un poco del estándar ripsteiniano, quizás haya sido mal apreciada. 

La puesta en escena es la típica a las que este director mexicano nos tiene acostumbrados: personajes mugrientos, perdedores, encerrados en su mundo mediocre, en el que luchan con sus fantasmas, sus deseos y sus exiguas opciones, sin riesgo alguno de tener éxito. Caben destacar la fotografía y las actuaciones; si bien la de Francisco Rabal no es muy lucida, sí lo es la de Katy Jurado y las de otros actores y actrices. La escenografía de bajo mundo, en la que Ripstein se mueve a sus anchas, no puede ser más acorde a los personajes y a su deprimente devenir.

Una comunidad religiosa suigéneris, de nombre Nueva Jerusalén, cerrada como si fuera una secta, es liderada por dos viejos: la profeta, mamá Dorita (Katy Jurado), y su esposo, papá Basilio (Francisco Rabal). Ella le cede el liderazgo a una voluptuosa joven recién llegada, Tomasa, solo porque tiene la premonición de que es la elegida, al verla «comunicarse con Dios» a través de un dispositivo de juegos portátil (un brick game). Esta es, por cierto, una de las más esperpénticas escenas. La joven, según aprecia Dorita, será la madre del nuevo mesías. Sin embargo, Tomasa (Flor Eduarda Gurrola), a la muerte de mamá Dorita, cambia todos los preceptos anteriores y se entrega licenciosamente a los placeres carnales, llegando a desencadenar pecado tras pecado (de acuerdo al canon anterior) hasta llegar al máximo: el homicidio. Aún así, sigue siendo la cabeza de esa iglesia peculiar y roñosa. El final, que parece desentonar a primera vista, no está, empero, desconectado del resto de la trama y del planteamiento global de la cinta.
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Brick game, dispositivo para comunicarse con Dios.

La película está plagada de símbolos, metáforas y rincones conceptuales, algunos muy sutiles y todos muy críticos. Sin pretender interpretar lo que Ripstein y Paz Alicia Garciadiego, la guionista, hayan querido dar a entender, El evangelio de las maravillas plantea, grosso modo, la arbitrariedad de los ritos religiosos, nos muestra el germen posible de una doctrina, que bien pudo ser la cristiana o cualquier otra, y las consecuencias del arbitrario decálogo que el profeta de turno impone a los feligreses.

La inspiración para esta crítica la conseguimos en la religión misma, en cualquiera de ellas, y en sus ritos y creencias, muchos de ellos tan absurdos e inconsistentes como los que Tomasa impone en la secta(1). A través de esta historia, el cineasta no deja de mostrarnos escenas de reflexión de otros ámbitos distintos al religioso y muy diversos, como el sexo, la milicia, el homosexualismo, la caridad, el machismo, la senilidad, la subyugación de los dispositivos electrónicos (como el brick game o el smartphone), la necesidad humana de la fe y un largo etcétera.

En resumen, una gran película que examina los alcances y las posibilidades de la religión y lo que podríamos entender como su orígen, entre otras cosas. 

A pesar de que aún hoy muchísima gente sigue los preceptos religiosos de su culto, cualquiera que este sea, la religión parece haber sido desplazada por su hermana la política, más terrenal, más pragmática, más del aquí y del ahora... pero eso es otro cuento.

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(1) Basta con recordar las desavenencias internas que produjeron los varios cismas de la Iglesia Católica, su división desencadenada por la Reforma de Martín Lutero o el reciente descubrimiento y traducción de los Evangelios Apócrifos (de Judas Iscariote), que ponen a temblar el dogma cristiano.

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Corto comentario en YouTube, Cinema 22: https://www.youtube.com/watch?v=LEBWWO7Av60


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