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03 enero 2020

La odisea de los Giles - Sebastián Borensztein (2019)


Imagen tomada de Filmaffinity.

Ladrón que roba a ladrón... en el cine tiene su perdón.


gil2, la
De gilí.
1. adj. Arg. y Ur. Dicho de una persona: simple (‖ incauta). U. t. c. s.


En un pueblo olvidado de ese gran país que es Argentina, un grupo de lugareños convienen en realizar una cooperativa para poner en funcionamiento una antigua acopiadora de granos que está en ruinas. Logran, con mucho esfuerzo, reunir una gran cantidad de dinero (más de USD 150 000), para comprar lo que queda de las instalaciones, y la guardan en una caja de seguridad del banco de la ciudad cercana. Algunos invierten los ahorros de toda su vida en esta aventura. A pesar de ello, aún necesitan tramitar un préstamo. El gerente del banco convence a Fermín Perlassi (Ricardo Darín), líder del grupo, para que ese dinero lo coloque en su cuenta, así el préstamo que requieren será tramitado por la entidad bancaria con mucha más celeridad. La premura del caso no le permite consultarlo con sus socios y él accede. Eso fue un viernes. El lunes, 3 de diciembre de 2001, entra en vigencia el famoso corralito y dejan de tener acceso a su dinero, solo podrían retirar algunos cientos de pesos, no dólares, al día. Conocen, por un empleado bancario, que un abogado, compinche del gerente del banco, sacó todas las divisas del banco el viernes en la tarde. Luego se enteran, por lo que cuenta quien excavó un agujero en la finca del abogado, que este tiene todo el dinero guardado en un pequeño búnker subterráneo en su finca. Presas de la indignación y víctimas de la injusticia por ser giles y por haber sido burlados por gente tan codiciosa y mala, emprenden un ambicioso y loco proyecto de recuperación de su dinero.

Borensztein nos presenta un filme muy bien realizado, ameno, con un guion inteligente, muy buenas actuaciones y excelentes fotografía y música. Destacan la eficiente combinación del sarcástico humor con el drama e, incluso, con la tragedia. El ritmo de la historia es correcto y presenta oportunos momentos de reflexión en medio de secuencias de mucha acción y rapidez. La descripción de los personajes es puntual, precisa, realizada con el mínimo de recursos dramáticos. La película es muy entretenida y ligera de ver, pese a la problemática que subyace en lo que plantea: la rapaz voracidad de los vivos que siempre sacan provecho perjudicando a los demás, pues no tienen la brillantez suficiente como para hacerlo sin dañar a otros; algo que es tan antiguo como la humanidad misma. Todo indica que seguirá existiendo esa actitud predatora de los ávaros desgraciados, para quienes no hay cantidad de dinero suficiente que los satisfaga.

Lo mejor de todo es que, al final, ganan los buenos. Aun a sabiendas de que es exclusivo de las películas, es refrescante que ganen los buenos. No solo ganan los buenos, los malos son castigados, uno de ellos con la muerte. Aunque sea por la leve satisfacción de haber visto la justicia en acción, repito, a pesar de que sea en la ficción cinematográfica, merece la pena verla. Precisamente merece la pena porque eso en la vida real no se ve.

Es otra candidata al premio a la mejor película iberoamericana de los Goya 2020, en este caso representa a Argentina. Supongo que sea una de las favoritas.


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