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03 julio 2020

Paciente - Jorge Caballero Ramos (2015)


Imagen del afiche en IMDb.

Paciente, el que tiene paciencia; y paciente clínico, el que está enfermo.


Paciente es un documental de setenta minutos que nos muestra las idas y venidas de una madre al cuidado de su hija en un hospital colombiano. La niña tiene una enfermedad muy grave y la madre, que de paso cojea, es la única familiar que la cuida. El esposo trabaja y el otro hijo estudia. Así, Nubia tiene que hacerse cargo de Lucy Jhoanna; la acompaña, vela por su bienestar, llama a los médicos cuando requiere, busca las medicinas y se las administra, le da de comer, etcétera. A ellas dos está dedicado el film. A ambas pacientes.

Dicen los comentarios del tráiler en YouTube: «Nubia es una madre cabeza de hogar que al enterarse de la enfermedad de su hija se entrega completamente a cuidarla, enfrentando las dificultades propias del sistema de salud colombiano con perseverancia y entereza, siempre dispuesta a animarla con una sonrisa. Nubia encarna la valentía propia de todas las madres colombianas que diariamente cuidan, luchan y protegen la vida de sus hijos en hospitales y centros de salud, sin desfallecer. Nubia es Paciente».

El documental abarca dos acepciones que la palabra que le sirve de título tiene: adjetivo para designar al que tiene paciencia y nombre de persona que padece física y corporalmente, el paciente clínico. Nubia es paciente y Lucy también, si bien con acepciones distintas.

La película está realizada con recursos mínimos pero con gran cuidado, con mucha honestidad, estableciendo un marco de respeto hacia Nubia y hacia su hija; sin críticas altisonantes al sistema de salud. No critica en particular el sistema de salud (como se infiere de algunos comentarios de la película en internet), no es el objetivo del filme. Para los casos como el de Lucy, no hay sistema de salud mejor o peor. Es más, se percibe un hospital bien dotado, limpio, con atención adecuada de los galenos hacia los pacientes y quienes los cuidan. No se observan grandes fallas (que sí hay en el país vecino, la arrasada Venezuela), solo algunas trabas burocráticas usuales. El documental acentúa, eso sí, la entrega de la madre al cuidado de su hija, a quien alienta a pesar de tener ella el corazón hecho trizas por lo que sufre la niña. Una entrega que va más allá del cansancio y del sueño. Una entrega de la que solo una madre es capaz. Esto es lo que la película deja muy claro.

Al terminar el filme, una nota en pantalla hace que todos en la sala salgamos en silencio, cabizbajos, entregados a la reflexión sobre lo que acabamos de ver. Por cierto, la paciente clínica nunca se ve en la película, aunque siempre supimos que estaba ahí.


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