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01 septiembre 2020

La condición humana I - Masaki Kobayashi (1959)


Imagen del póster en IMDb.

La condición humana: La gran trilogía de Kobayashi.


Al igual que la Trilogía de Apu, de Satyajit Ray (que trata de la vida de Apu), La condición humana es un tríptico de Masaki Kobayashi en el que narra parte de la vida de Kaji, un joven humanista, pacifista y socialista, durante la II Guerra Mundial. La monumental trilogía está basada en la novela autobiográfica homónima de Junpei Gomikawa (no confundir con La condición humana de André Malraux). Constituye un gran fresco del absurdo de la II Guerra Mundial y de la transformación de un individuo inmerso en tan abstracta e irracional guerra. Es una mirada introspectiva del Japón hacia sí mismo, a propósito del conflicto bélico. En el camino, se examinan otros tópicos propios de la condición humana. Quizás más exacto hubiera sido referirse al comportamiento humano en lugar de la condición humana; pero eso formaría parte de otro análisis; podemos considerar que el término es correcto.

Cada una de las películas de La condición humana (Ningen no jôken en japonés transliterado; 人間の條件 en japonés), dura al menos tres horas, sumando casi diez horas las tres; cada una se divide en dos partes, lo que totaliza seis partes. Podrían haber sido un poco más cortas sin detrimento importante del contenido. Los títulos de los tres filmes son los siguientes:

La condición humana I: No hay amor más grande;
La condición humana II: El camino a la eternidad;
La condición humana III: La plegaria del soldado.

Pese a enarbolar valores, hoy comunes, relativos a los derechos humanos y al trato fraternal y amable entre las personas (lo cual es bueno, claro), a pesar de las diferencias de jerarquía; la trilogía es parte de la propaganda política subliminal, tal como El acorazado Potemkin: en la historia, los que son buenos son comunistas o socialistas y los malos son los que no son comunistas o socialistas. La Historia ha demostrado que los gobiernos de extrema derecha son funestos; y los de extrema izquierda lo son aún mucho más (ya lo había anticipado Aristóteles cuando sentenció que una virtud moral es mejor en tanto en cuanto esté alejada de los dos extremos, menos deseables; vamos, que ni tan calvo ni con dos pelucas). Kobayashi murió en 1996, después que cayó la Cortina de Hierro; de manera que es seguro que habrá confirmado, en vida, que el sistema genocida de la URSS, con el que simpatizaba, fue —además de criminal— un rotundo fraude. No hacía falta visitar un gulag para llegar a esa conclusión.


La condición humana I: No hay amor más grande.

Japón, años de la década de 1940. Kaji (Tatsuya Nakadai) elabora un estudio de cómo aumentar la producción industrial incentivando al personal obrero. Su jefe lo lee y le propone poner en práctica su teoría en una mina que la empresa tiene en Loh Hu Liong, en la Manchuria ocupada por el Imperio Japonés. Él es un joven pacifista y, para evitar el servicio militar, acepta el reto. Su novia Michiko (Michiyo Aratama), le acompaña —ya como esposa— en tan exótica aventura. Al llegar, los recibe Okishima, un capataz, con quien tendrá algunas desavenencias; pero que será, en términos generales, aliado del joven en su proyecto de querer medrar las condiciones laborales de los obreros para aumentar la producción de la mina.


Largas hileras de obreros chinos.
Imagen tomada de IMDb.


Kaji intenta las mejoras pero tiene mucha resistencia entre el personal supervisor del campo. La Kenpeitai (policía militar) les ofrece doscientos prisioneros de guerra chinos para que los incorporen como trabajadores en la mina. El jefe le ofrece a Kaji que se ocupe de ellos y así puede poner a prueba sus teorías sobre la productividad. Los prisioneros llegan en un tren; todos en condiciones de salud deplorables, una docena llegan muertos; de manera que los tienen que alimentar antes de ponerlos a trabajar. Como tienen que trabajar en una zona delimitada por alambrada eléctrica y muy vigilados, la productividad es muy baja. El jefe le instruye a Kaji para que le lleve a las chicas del lupanar que hay en el campo. Eso alegra a los prisioneros chinos.


Tōfuku Kin (Chikage Awashima), la jefa de la mancebía 
de la mina. Imagen tomada de IMDb.


Los métodos de Kaji no son de la simpatía de los demás caporales del campo y estos no dejan de hacer boicots para que le salgan mal las cosas. En particular, urden una serie de escapes de la zona cercada con alambres electrificados para que la gestión de Kaji sea mediocre. También para demostrar que él es un aliado de los chinos, pues los defiende constantemente. Es un defensor de los derechos humanos que, en 1943, no es bien visto. En una riña que hay en la mina, lesionan a un capataz que es muy violento con los obreros y los condenan a la pena capital. De los siete condenados, tres son decapitados. Entre ellos, Kao, uno que había forjado un noviazgo con una de las chicas de la mancebía. Kaji interviene para que cesen las ejecuciones, los reos chinos se amotinan y apresan a Kaji; luego lo torturan y le dan de baja con la invitación a que se sume a las filas de la milicia, pues están en guerra (la segunda parte de este tríptico narrará las aventuras de Kaji como soldado).


El individuo contra el statu quo

Kaji es un hombre con sólidos principios humanistas, quizás adelantados a su época; de férreas convicciones, no se deja doblegar con facilidad. Sabe que el mundo anda mal (hay que recordar que está en la II Guerra Mundial y, en efecto, el mundo anda mal) y lo quiere cambiar. Hoy, él sería un activista por los DDHH, sin duda alguna. Su esposa, la fiel Michiko, le apoya sin condiciones y lo quiere. A veces, su amor por Kaji es egoísta y lo fuerza a él a escoger en una encrucijada; cuando ella se da cuenta de eso, da su brazo a torcer para que él —desde una posición neutra— siga lo que su conciencia le dicte.


Michiko siempre apoyó a su esposo.
Imagen tomada de IMDb.


Pero todo ello no es suficiente. El statu quo es muy poderoso, es como la nomenklatura soviética; pétreo, sin resiliencia, inflexible, impertérrito frente al «ciudadano» y marmóreo frente al cambio. En un estado totalitario, el individuo no tiene la más mínima oportunidad de cambiar el estado de las cosas; lo más ambicioso que puede llegar a hacer es sobrevivir, como los disidentes en el gulag.


Ejecuciones por decapitación a los cautivos que pretendían 
fugarse (falsa acusación). Imagen tomada de IMDb.


El filme muestra las atrocidades que los japoneses realizaron en la gran guerra y el estado deplorable en el que estaban los prisioneros y el trato esclavista con el que se hacían obedecer los capataces nipones, prácticamente unos torturadores. No creo que sea un alegato antijaponés; mas sí lo es antibélico, sin duda. No oculta las miserias colaterales a la guerra, las muestra. Una gran película antibélica.


Kaji detiene las ejecuciones por decapitación.
Imagen tomada de IMDb.


La identificación del director con la historia queda patente al conocer que él también fue asignado a Manchuria, también fue pacifista, humanista y antimilitarista, tal como lo indica su breve biografía. El filme está muy bien realizado, tiene unas secuencias y escenas muy estudiadas, oportunas incursiones musicales y una gran fotografía. Las actuaciones son las que uno espera de los actores japoneses (sobreactuado), pero ese es su estilo. Pienso que está sobrevalorado en IMDb (yo le asignaría un 7,5 a 7,8); en Filmaffinity tiene 8,1 al momento de escribir esta nota. Un mural sobre el papel del Japón en la II Guerra Mundial y sobre el comportamiento o la condición humana.


Kaji y Michiko se reúnen luego de que él sale de prisión.
Imagen tomada de IMDb.


Capítulo aparte merecería disertar sobre la teoría de Kaji; hoy ampliamente utilizada en la gerencia y en la administración de recursos humanos (no a nivel global, pero sí está bastante difundida): la de tratar a los empleados y a los obreros como si fuesen personas. Los exigentes estándares de calidad total (concepto japonés) son hoy en día el decálogo de cualquier empresa que manufacture productos seriados, incluso no seriados y también empresas de servicios.


Imagen del póster en Filmaffinity.


La longitud inusual de la trilogía, le permite a Kobayashi tocar, con más o con menos profundidad, otros temas relevantes en las relaciones humanas. El amor de la pareja; el papel (sumiso) de la mujer en la sociedad japonesa de entonces; la xenofobia; y muchos más. El guion no siempre es homogéneo, presenta algunas fisuras que se detectan en escenas que no están muy bien hiladas respecto al total (aparecen como si formasen parte de un collage). Pero no es mal de morirse; es una gran película.


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Artículo en Wikipedia:


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