Páginas

08 septiembre 2020

Pasión - Ingmar Bergman (1970)


Imagen del póster en IMDb.

Mientras más conozco al hombre,
más quiero a mi perro.


También llamada La pasión de Ana (The passion of Anna en inglés, En passion en sueco), es una extraña película de Ingmar Bergman, tanto más porque fue realizada en una época en la que hizo mejores productos, como La hora del lobo o La vergüenza, ambas en 1968; o la obra maestra Gritos y susurros, en 1972. Fue de sus primeras películas a color y, tras el rodaje de La vergüenza, quiso aprovechar la misma cabaña para este filme antes de quemarla (y no solo la cabaña, los actores y alguna que otra toma). Estas exigencias de producción; que en ocasiones apuran de forma artificial el desarrollo, la depuración sosegada del guion; pueden llevar a obras de menor calidad, como en este caso. Tampoco un artista tiene la «obligación» de realizar solo obras maestras; bien puede relajar, de vez en cuando, sus exigencias a sí mismo o bajar la guardia de manera inadvertida y crear productos de menor calidad. Como quiera que haya sido, esta no es comparable a las demás. Es floja en su narrativa, incluso divaga.


Eva y Andreas.
Imagen tomada de IMDb.


Dicho lo anterior; intentemos sacarle algún provecho al visionado. La trama está suficientemente detallada en Wikipedia en español (en inglés está más detallada). Andreas (Max von Sydow) es un divorciado que vive en soledad en una isla (doble aislamiento). Un matrimonio decadente, formado por Eva (Bibi Andersson) y Elis (Erland Josephson) también; y una amiga de estos, Anna (Liv Ullmann), que recién ha enviudado. Eva era amante del esposo de Anna, que también se llamaba Andreas; y repite acostándose con este Andreas solitario. Luego Anna y Andreas comienzan un romance y viven juntos un tiempo, pero un día estalla todo en pedazos. Hay una subtrama inconexa con el argumento anterior: alguien mata animales en la isla, pero con crueldad añadida.


Anna y Andreas.
Imagen tomada de IMDb.


La película muestra las parejas en diversas fases de su devenir. Anna recién enviudó, pero se descubre que ella misma pudo haber ocasionado esa viudez (no se asegura, se sugiere) en un arrebato pasional. Eva y Elis están en una etapa de transición (pasión moribunda) hacia una eventual separación; Eva fue amante del esposo de Anna (que también se llamaba Andreas), y se puede suponer que lo que había entre ellos era pasión. Andreas y Anna comienzan un romance sin amor, sin pasión, solo por acompañarse en su soledad. Tal parece que Bergman nos está hablando de que la dosificación de la pasión es una condición importante (quizás hasta sea sine qua non) para lograr un matrimonio feliz. El desgano, la abulia, mata la relación. También la mata el desenfreno, la euforia, los ímpetus descontrolados; tal como el asesino de animales o la pelea final de Anna y Andreas. El justo medio aristotélico llama a nuestra puerta. Ni tan calvo ni con dos pelucas. No hay una fórmula para la dosificación exacta de la pasión, del pathos; cada pareja, cada individuo, debe descubrirla a través del ensayo y error. En cualquier caso, el logos, el raciocinio, es la herramienta que le puede ayudar a conseguirla. Este podría ser el leitmotiv de Pasión.



Imagen del póster en Filmaffinity.


A pesar de no ser una gran película, no se puede menospreciar las intenciones de Bergman, el contenido «oculto» de su planteamiento; pues, tras veinticinco años haciendo películas, no nos iba a venir con una mamarrachada. Siempre tuvo algo que decir, algo que plantear para que el espectador sacara sus propias conclusiones; porque lo que decía no era algo taxativo, no pretendió dejar sentencias lapidarias inobjetables, mas sí preguntas y dudas para la reflexión de su público.


Balsa del sueño de Anna. Corresponde con la
balsa de las escenas finales de La vergüenza.
Imagen tomada de IMDb.


---
Artículo en Wikipedia:


No hay comentarios:

Publicar un comentario