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19 enero 2021

En el umbral de la vida - Ingmar Bergman (1958)


Imagen del póster en IMDb.

Oda al milagro de la vida y a la sororidad.


Con el guion de Ulla Isaksson, quien también haría el guion de la excelente película El manantial de la doncella, Ingmar Bergman realizó una de sus más hermosas películas. Una oda a la vida y a las mujeres. El título de este filme también se conoce como Tres almas desnudas (Brink of life en inglés, que traduce como Al borde de la vida, o So close to life, tan cerca de la vida; y Nära livet en sueco).


Cecilia convaleciente.
Imagen tomada de IMDb.


Cecilia (Ingrid Thulin) llega al hospital con su esposo por un sangramiento excesivo; pierde el bebé, que ella sí quería pero su esposo Anders (Erland Josephson) no. Luego le practican una operación y la convalecencia ocurre en una habitación donde están otras dos mujeres: la simpática y optimista Stina (Eva Dahlbeck), que lo que más anhela es al bebé que pronto dará a luz y Hjördis (Bibi Andersson), una joven que ha intentado abortar porque se trata de un bebé no deseado (ni por ella ni por el padre) y está convaleciendo. Cecilia recibe la visita de su esposo, Anders, y le dice que ella siente que él no solo no quiso al bebé, sino que tampoco la quiere a ella. Discuten y él se va; al día siguiente la visita la hermana de Anders. A Stina la visita su esposo, Harry (Max von Sydow), que comparte la alegría de ser padre con su esposa. Stina pierde al bebé en el parto y ello causa que Hjördis piense mejor sobre el futuro del suyo.


Stina y Harry (von Sydow en un corto y alegre papel).
Imagen tomada de IMDb.


Entre las tres mujeres nace una amistad, una complicidad y solidaridad (sororidad si se quiere) que le hace más llevadera las penurias a Cecilia; invita a Hjördis a cambiar de opinión respecto a su embarazo y amortiguan el dolor de Stina al perder a su hijo. Se invirtieron los papeles: las dos embarazadas que querían dar a luz, no pueden cristalizar su sueño; mientras que la que espera un bebé no deseado será la que tendrá más posibilidad de las tres de alumbrar a un niño.


Cecilia y Hjördis.
Imagen tomada de IMDb.


Tanto Cecilia como Stina querían al niño y no pudieron tenerlo. Tristes imágenes de las mujeres con su depresión posparto, exacerbada por la muerte de las criaturas, no le otorgan «belleza» como tal al filme, mas sí expresan el enorme dolor de una mujer al momento de frustrar su maternidad. En una conversación entre Cecilia y Hjördis, la primera le aconseja a la joven que llame a su madre; pero a Hjördis le aterra acudir a su madre, pues la despidió de casa con la conocida monserga: «no me vengas con un niño en brazos». Cuál no es su sorpresa cuando su madre le ofrece que vaya a casa; le tendió la mano, tal como se lo anticipó Cecilia: se activó el amor maternal frente al cual la advertencia verbal es insignificante.


Hjördis, Brita (Ann-Marie Gyllenspetz) y Stina.
Imagen tomada de IMDb.


Con tan sencilla historia, Bergman ha hecho una grandiosa película que pone la lupa sobre la maternidad, el milagro de la vida, la depresión posparto, la tristeza y soledad que pueden sentir las mujeres durante el trabajo de alumbramiento, pero también la amistad entre ellas. Este filme es por y para las mujeres. Feminismo elegante y glamoroso; sin alharacas ni estridencias androfóbicas. Apenas figuran hombres y son papeles secundarios, cuando no terciarios. Las actuaciones de las cuatro actrices son soberbias; incluso ganaron un premio en Cannes en su edición de 1958. Las cuatro: Thulin, Andersson, Dahlbeck y Gyllenspetz. Bergman, y pocos más (muy pocos), son los que se pueden dar ese tupé.


Imagen del póster en Filmaffinity.


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Reseña en Wikipedia:


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