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16 julio 2021

El visitante del museo - Konstantin Lopushanskiy (1989)


Imagen del póster en IMDb.

¡Déjanos salir de aquí!
Plegaria de los degenerados.


Un turista (Viktor Mikhaylov), al que llamaré Viktor, se dirige hacia el mar con una maleta para visitar las ruinas de un museo sumergido, al que se accede durante siete días cada vez que la marea baja. El mundo está plagado de basura, el mar apesta a residuos químicos; la gente se divide en dos: los normales y los «degenerados»; estos últimos son deformes, parecen haber perdido el juicio y viven aislados en un territorio o colonia que llaman «la reserva». El 40% de los nacimientos son gente degenerada. Este filme también se conoce como Posetitel muzeya en ruso translitereado y Посетитель музея en ruso.

Viktor camina con su maleta por un basurero antes de detenerse en una posada. Ahí habla con un viejo y este lee pasajes de la Biblia que le pide a Viktor que seleccione al azar. Ninguno de los dos entiende los pasajes. Toma un desvencijado tren hasta otra posada que se emplaza frente al mar, donde renta un cuarto. Ahí vive una pareja de mediana edad y dos sirvientes que son degenerados. En el sótano tienen más huéspedes, pero son degenerados. El hombre le da clases al varón degenerado y le reprende cada vez que responde con arengas religiosas. A pesar de que los degenerados le temen al fuego, celebran la fiesta de las ramas durante la marea baja, en la que encienden ramas. Viktor se registra para visitar al museo en una oficina donde le dan advertencias de los peligros y luego visita al monasterio de los degenerados; a partir de esta visita decide que ir al museo es perder el tiempo. Su interés ha cambiado de conocer el museo como un turista a adentrarse en la cultura religiosa de los degenerados. Asiste a la fiesta de las ramas y en ella es sometido a un rito similar a los de iniciación. Concluye con un deambular en el que grita plegarias al Señor.


Fotograma en el que Viktor deambula suplicando a Dios.


Konstantin Lopushansky, quien también realizó el guion, fue asistente de Tarkovski en La zona (Stalker). Se nota la influencia en algunas secuencias como la de Viktor vagando sobre aguas llenas de desperdicios (un estanque muy tarkovskiano). El filme es lento, un poco largo más de la cuenta y con fotografía muy oscura (¿para tapar los errores?). Apartando estos detalles, se puede entender como un ensayo místico religioso postapocalíptico. Viktor no sabía muy bien hacia dónde ir, aunque se dirigiera al museo. Al ver a los degenerados y su mundo, cambió de parecer y —cual iluminación agustina— entendió que su destino era entregarse a la oración. Suponiendo que el apocalipsis que se aprecia en el filme fue una obra humana (algunas frases que se dicen en los diálogos lo señalan), el hombre postapocalíptico con cierta sensibilidad, representado por Viktor, estaría carente de fe, incluso carente de sentido de pertenencia a la vida. Es posible que la religión es la que estaría llamada a salvar esta carencia.


Imagen del póster en Filmaffinity.


En algunas escenas se puede apreciar la dicotomía entre los mundos material y espiritual que existía en la vieja URSS. Hay que recordar que la película se realizó el mismo año que cayó el muro de Berlín y, con él, la cortina de Hierro. Una lectura política de esta película podría llevarnos a la conclusión de que es una pintura de la URSS en sus días finales en lugar de un apocalipsis global.


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Reseña en Wikipedia, en inglés:



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