Sofía en el Cine: La última cruzada - Sergiu Nicolaescu (1971)

Imagen del póster en IMDb.

La epopeya del gran prócer rumano.

Sergiu Nicolaescu fue uno de los más grandes cineastas rumanos. Actor, guionista y director. Dedicó varios filmes a las épicas históricas de Rumania. En esta importante cinta, dividida en dos partes de más de hora y media cada una, y con guion de Titus Popovici, Nicolaescu cuenta la epopeya del vaivoda valaco Mihai Viteazul, Miguel el Valiente, el prócer que unificó los tres principados de Valaquia, Moldavia y Transilvania en una nación, Rumania, en los últimos años del siglo XVI.

Impactante escena inicial del film. Imagen tomada de IMDb.

El camino más corto no es el correcto.
Le dice Rosana (hermana del banquero) a Mihai.

De acuerdo a lo mostrado en la película, la estabilidad (la gobernanza) de los principados dependían de las relaciones con los poderosos imperios circundantes: el imperio otomano al sur y al oeste y los imperios austríaco y ruso al norte. Estas relaciones, muy volátiles, se desarrollaban en un abanico que variaba entre la enemistad declarada o el apoyo incondicional contra los enemigos mutuos. Así, en un momento dado, los turcos eran aliados y, al siguiente, enemigos, dependiendo de las relaciones con otros principados o imperios.

El director, S. Nicolaescu (también actor) en el rol del

visir Selim Pasha (a la derecha), amigo de Mihai.

Imagen tomada de IMDb.

La epopeya de Mihai Viteazul concluye con su muerte, pues no era del interés del imperio austríaco que hubiese un gobernante valeroso en esos territorios. La unificación de Valaquia, Moldavia y Transilvania fue efímera, duró solo seis meses; pero la figura de Mihai Viteazul quedó en la historia patria como un héroe por siempre. La independencia del imperio otomano no tuvo lugar hasta 1878. En el actual himno de Rumania, su nombre es mencionado junto al de otros grandes (Esteban III de Moldavia, Esteban el Grande y Matías Corvino).

La hermosa condesa Rossana Viventini (Irina Gardescu), quien

financió a Mihai (de quien estaba enamorada).

Imagen tomada de IMDb.

El filme de Nicolaescu recrea numerosas batallas, algunas de las cuales los ejércitos a enfrentar se unían al de Mihai porque eran hermanos, gente de la misma tierra. Se emplearon una gran cantidad de extras para rodar las escenas bélicas, de batallas cuerpo a cuerpo. La realización de una película de este calibre supone una gran logística y organización: vestuario, atrezo, caballos, cañones, armas, y un largo etcétera que hacen de ella un producto de gran calidad. El empleo de música extradiegética es intenso y extenso; para este film, Tiberiu Olah compuso una suite sinfónica excelente, que destaca en todas las escenas importantes de la película. En otras, las consabidas fanfarrias decoran el ambiente palaciego y las justas.

Al comienzo de una de las batallas. Nótese la gran cantidad de

gente al fondo. Imagen tomada de IMDb.

En esta película se observa un marcado uso de los planos en picado y en contrapicado; aunque no se emplean siempre para resaltar la importancia o el rango del personaje tomado; de manera que parecen ser formas expresivas autóctonas del cine rumano en esa época; al menos del director de cinematografía (Mircea George Cornea). Las actuaciones son muy buenas y el ritmo no decae y, si lo hace en algún momento, rápidamente regresa a su cadencia normal. Algunos cortes suponen elipsis de meses, en lugares distintos; suelen ser súbitos, sin que el espectador los espere.

Mihai Viteazul (Amza Pellea) coronado rey cuando unificó

los tres principados. Imagen tomada de IMDb.

Es una buena película, que nos muestra que Europa siempre ha estado en guerra. La más reciente fue la del desmembramiento de Yugoslavia, hace poco más de una década. Es un continente que no ha dejado de tener guerras. Se puede vaticinar que pronto estallará otra; de acuerdo a los antecedentes, es lo que cabe esperar. Por fortuna, no tienen que ser de índole militar, pueden ser comerciales; pero igual tienen vencedores y vencidos, amén de las víctimas.