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18 febrero 2022

Siete años en el Tibet - Jean-Jacques Annaud (1997)


Imagen del póster en IMDb.

El alpinista que fue a escalar un ochomil
y escaló los estadios espirituales.


Esta producción está basada en la novela autobiográfica Siete años en el Tibet, del alpinista austríaco Heinrich Harrer. Heinrich (interpretado por Brad Pitt), un simpatizante nazi, deja a su mujer embarazada en Austria y se desplaza hasta el actual Pakistán para escalar uno de los ochomil, el Nanga Parbat, pero la expedición no logra llegar a la cima porque el clima no se lo permite; al bajar, la II Guerra Mundial ha estallado, son capturados todos sus integrantes por las autoridades inglesas y recluidos en un campo de prisioneros. Heinrich intentará fugarse varias veces y en todas es arrestado; pero se une a un escape mejor planificado por su compañero Peter Aufschnaiter (David Thewlis) y salen de Pakistán rumbo hacia el norte, atravesando los Himalayas e internándose en el Tibet (provincia de China). En el Tibet no son bienvenidos los forasteros; a pesar de ello, llegan hasta Lhasa, su capital. Un benevolente exministro, Kungo Tsarong (Mako Iwamatsu), los acoge en su casa y un oficial, también afecto a los extranjeros, Ngawang Jigme (B. D. Wong), les envía una sastre para que se quiten los harapos y vistan decentemente.

Peter Aufschnaiter estrechará vínculos con la sastre, Pema Lhaki (Lhakpa Tsamchoe), con la que terminará siendo su marido y se quedará en el Tibet. Heinrich será una especie de tutor del dalái lama (Jamyang Jamtsho Wangchuk), para entonces un joven adolescente, en asuntos varios como geografía universal y cultural general, en particular lo que tenga que ver con el viejo mundo. También construirá una sala de cine que el joven dalái lama quiere para la ciudad. Mientras tanto, de Austria le llega la solicitud de divorcio de su mujer, Ingrid (Ingeborga Dapkūnaitė). La II Guerra Mundial concluye con la rendición de las potencias del eje y la revolución comunista de Mao Zedong se impone en China e invade al Tibet. El alpinista prepara la fuga para el joven pupilo y para él, pero el dirigente espiritual y político del Tibet se niega a dejar su tierra. Heinrich sigue el consejo del imberbe dalái lama de regresar a Austria para conocer a su hijo y ejercer la paternidad. Un argumento más detallado en este enlace.

La película, pese a la excelente ambientación, no fue rodada en el Tibet, sino en Argentina, Nepal, Austria y Canadá. Pocas escenas fueron rodadas en secreto en el Tibet, sin los actores. La ambientación es, precisamente, uno de los mejores logros del filme. La fotografía es el otro. La historia es una buena historia pero no fue contada con el compromiso que hace de una película de este tipo una obra épica, como sí lo fue Lawrence de Arabia o El hombre que pudo reinar, por decir dos ejemplos que sí lo consiguieron. La música, a pesar de ser compuesta por el legendario John Williams, no logra salvar las carencias emocionales de la película. 

Todo apunta a que la dirección de actores no fue la mejor; no se nota lo tanto que debe involucrarse el protagonista con su personaje, en el caso de Pitt. El rol de Peter Aufschnaiter, interpretado por David Thewlis, está más definido, tiene un arco dramático mejor delineado, más peso específico. Quizás tuvo que interpretar a Heinrich él y no Pitt. Dice el crítico Roger Ebert sobre este film(1): «Siete años en el Tibet es una película ambiciosa y hermosa, con mucho interés para el espectador paciente, pero comete el error común de muchas películas sobre viajeros y exploradores: está más preocupada por sus aventuras que por lo que descubren». Faltó el arco dramático del protagonista: Heinrich no se aprecia diferente persona entre su llegada al Tibet y su salida, pese a estar influenciado por la espiritualidad nada menos que del dalái lama; es un personaje plano, lineal, unidimensional. Tuvo que haber sufrido un pronunciado arco dramático; a nivel espiritual se entiende; estuviese o no en el libro original de base. No es el caso de Peter, que lo vemos evolucionar a grandes pasos; a tal punto que se queda con Pema, se involucra y conoce las costumbres locales; nada tiene que buscar fuera del Tibet. El fallo es tan notorio que ni siquiera la música de un maestro como Williams pudo solventar el vacío. A pesar de todo lo dicho, es una película que se deja ver, no es un bodrio ni mucho menos.


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(1) Crítica (en inglés) completa del film en el enlace:
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Seven years in Tibet; Siete años en el Tibet.
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Artículo en Wikipedia:
Artículo en Wikipedia en inglés:


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