Páginas

01 marzo 2022

Pascualino siete bellezas - Lina Wertmüller (1975)


Imagen del póster en IMDb.

Una comedia asquerosa, una inmunda farsa llamada vida.
Dice en algún momento Pascualino.


Pascualino (Giancarlo Giannini) es el hijo varón de una familia que tiene siete hermanas, ninguna agraciada. Su condición de varón le obliga a fungir de paterfamilias; papel que ejecuta con mucho celo. Pascualino es el farolero del pueblo; las jóvenes suspiran a su paso y se le insinúan; es el latin lover por excelencia. Su temperamento alegre y su porte muy cuidado y elegante, son parte inmanente del personaje; sin embargo, poco a poco su apacible vida de granuja dará un giro hacia senderos turbios y tristes. 


Impecablemente ataviado, sale a pasear por la ciudad,
haciendo gala de su elegancia y jovialidad. 
Aquí, conversa con la que será su esposa.


Su hermana Concettina (Elena Fiore), que baila en un cabaré, tiene un novio que le ha prometido matrimonio, pero su hermano observa que cada vez la hunde más; hasta un día en que la encuentra ejerciendo de prostituta. Enfrenta al embaucador y lo mata por accidente; pero es descubierto y confiesa su crimen por honor. Su abogado defensor, al que Concettina ha seducido, logra una pena por insania que deberá pagar en el manicomio. Ahí, viola a una paciente que está sujeta a la cama y es castigado; pero pronto lo liberan porque sobreviene la II Guerra Mundial e Italia necesita hombres para el frente de batalla.


Pascualino no es un hombre malo; pero mata por
accidente; un accidente producto de su torpeza.


Huyendo del frente, sin saber siquiera donde están, Pascualino y su amigo Francesco (Piero Di Iorio) son capturados por los alemanes y enviados a un campo de concentración que es dirigido por una mujer despiadada, gorda y fea (Shirley Stoler). A nuestro héroe no se le ocurre otra cosa que seducirla; llama la atención de ella y, mal que bien, logra un coito insatisfactorio con la frígida mujer. Ella, en pago, le nombra jefe de la barraca 23, donde él está asignado y le dicta su primera orden: seleccionar a seis presos para ejecutarlos, de lo contrario los matarán a todos. 


De nuevo la torpeza se hace presente y viola a una
paciente que está atada en el manicomio. 
Será castigado con severidad por ello.


Con mucho pesar, ayudado por su amigo Francesco y el anarquista Pedro (Fernando Rey), escoge seis reclusos al azar. Durante los preparativos para la ejecución, Pedro protesta (él quería ser voluntario para ser ejecutado porque ya no soporta vivir así y Pascualino le negó ese derecho) y se sumerge en los pozos de estiércol, donde es baleado por los nazis. Luego protesta Francesco, lo apresan y la comandante ordena que Pascualino lo ejecute. La escena de la ejecución de su amigo es para tragar grueso.


Pascualino es protagonista de un grotesco coito
con la comandante del campo de concentración.


—Me das asco. Tu sed de vida me da asco. Tu amor me da asco— le dice la comandante luego de fornicar.
Cuando le ordena seleccionar a los seis compañeros de barraca para ser ejecutados, él le dice:
—Eres una cerca, inmunda y asquerosa.
—Ahora eres un carnicero como el resto de nosotros, gusano mediterráneo— le contesta ella(1).

La historia concluye con Pascualino regresando de la guerra y reuniéndose con su madre, sus hermanas (ahora todas meretrices) y una joven con la que flirteaba que resulta que lo ama y él la quiere hacer su esposa; no sin que antes abandone el oficio de ramera. El nuevo Pascualino posguerra es un hombre circunspecto, sin señales de querer sonreír, un hombre al que la alegría de la vida, que antaño disfrutó, le ha abandonado.


El culmen de la humillación y la tragedia: matar a
su propio amigo.


La historia contada antes no es relatada en ese orden por Lina Wertmüller; ella utiliza los flashbacks para dar cuenta de los hechos pasados, los cuales son recordados por Pascualino por tener alguna relación con la acción presente; la película comienza (in medias res) mostrando a Pascualino huyendo con Francesco por el bosque. Esta es otra gran película de la cineasta italiana; y otra en la que Giancarlo Giannini se luce en su actuación; él es Pasqualino settebellezze; el personaje es para él, quizás fue escrito (por Lina Wertmüller, quien también es la guionista) para él. El filme está muy bien ambientado; las actuaciones fueron realizadas con primor; el vestuario es inmejorable. Un detalle es la música extradiegética que tiene la película: es muy curiosa y algo disruptiva, pero adecuada. El hilo narrativo, insertando flashbacks, es atinado y ayuda a la dinámica del relato; el filme, por otra parte, oscila entre la comedia, el drama y la tragedia de acuerdo a la naturaleza de las acciones que cuenta en un momento dado; y lo hace con total acierto. La dirección de esta producción le supuso a Wertmüller la primera nominación como mejor directora a una mujer.


Interesante encuadre que muestra a Pascualino con 
su madre y con la joven que será su esposa.


El cine de Wertmüller desmitifica al macho latino; lo coloca en situaciones extremas en las que el personaje es sobrepasado por las circunstancias y le obliga a desestimar el honor, el amor al prójimo y muchos otros valores que dictan su vida cotidiana para hacerle frente a la situación límite a la que la vida lo ha llevado; dejando al descubierto que, bajo la careta de supremacía que ostentaba, se halla un ser humano vulnerable, que responderá con otros valores, como el amor a sí mismo, para enfrentar la aguda crisis en la que está en juego su supervivencia.


Rostro de Pascualino al final. La madre, en un intento
porque su hijo recupere la lozanía de antes, le recuerda
que está vivo. Pese a ello, no sonríe. La cámara le dedica
un largo momento a mostrar su cara, que empalma
con los créditos finales. La directora se quiso asegurar
de que el espectador vea, mire y observe esa cara.


---
(1) A quien conozca el «proceso» chavista no le deja de llamar la atención que, precisamente, el modus operandi de los nacionalsocialistas alemanes es el mismo que el del chavismo: si te descuidas, te convierten en un delincuente igual que ellos para establecer la tan cacareada (y falsa) igualdad marxista: la institucionalización, la democratización del delito. No pudieron igualar hacia arriba, haciendo a todos prósperos y honrados; entonces igualaron hacia abajo, creando una sociedad de parias y depravados.
---
Pascualino siete bellezas; Seven beauties; Pasqualino settebellezze.
---

Artículo en Wikipedia:
Artículo en Wikipedia en inglés:


No hay comentarios:

Publicar un comentario