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23 enero 2020

La trinchera infinita - Aitor Arregi (2019)


Imagen del póster en IMDb.

Anacoresis por imposición.


Esta película está dirigida por un triunvirato: Aitor Arregi, Jon Garaño y José Mari Goenaga y está basada en la historia de Manuel Cortés, un alcalde republicano del ayuntamiento de Mijas, en Málaga. En los inicios de la Guerra Civil Española, Higinio (Antonio de la Torre), concejal del ayuntamiento, es delatado por Gonzalo, un vecino falangista, y se oculta en un estrecho agujero de su casa para salvaguardar su vida. Luego, él y su esposa Rosa (Belén Cuesta) se mudan a la casa del padre de él, que ya había construido una falsa pared para conformar una trinchera en la que su hijo se ocultase. Ahí permanecerá nada menos que treinta y dos años, hasta que se oficializa en 1969 una amnistía a favor de los perseguidos políticos de la guerra civil. El filme dura dos horas y media y en él abundan las elipsis de años. Incluso tienen un hijo que ya es joven cuando Higinio decide salir del escondite.

La película es impecable, no se nota que hayan sido tres los directores, pues todas las secuencias responden a un mismo patrón estético y técnico. La fotografía y la música son excelentes, así como las actuaciones de de la Torre y de Cuesta, pero no solo las de ellos. Llama la atención el impecable maquillaje que les va sumando años paulatinamente a los protagonistas y al otro personaje, el sabueso que durante todo ese tiempo, cual Javert, no cesó en su empeño de confirmar su sospecha de que Higinio seguía oculto en la casa, Gonzalo, el que lo delató al inicio.

Ese vivir oculto durante tantos años ocasionó no pocos altercados entre los cónyuges, así como un intento de violación de Rosa por parte de un guardia civil que le llevaba ropa para arreglar (ella era costurera y su esposo la ayudaba a coser en su escondite). En este caso, Higinio tuvo que salir a defenderla. La erosión que causó esa forma de vida de Higinio no fue mayor que el amor que Rosa le tenía. Ella, en una muestra de estoicismo sin parangón, no le abandonó más que algunos meses durante su embarazo, para tener el hijo lejos del pueblo y no levantar sospechas (el niño luego fue presentado como sobrino de ella). Es de hacer notar que los realizadores (todo el equipo) lograron que, a pesar de las dos horas y media de duración, la historia no bajara de intensidad; incluso tiene momentos oníricos que le dan un toque especial. Muy buena película.

Una de las pegas de este filme es que; al igual que las series televisivas y películas de la II Guerra Mundial, en la que los alemanes eran todos malos malísimos y los gringos todos buenos buenísimos, todos los comunistas son aquí buenos buenísimos y todos los franquistas malos malísimos. No es que los nazis no fueran malos, o los franquistas, lo que uno no se puede tragar es que los otros fueran unos santos o que no hubiera gente buena en el bando malo. En este sentido, la película no es, ni de lejos, imparcial. Pero eso, en la España de hoy, es una virtud, pues en la actualidad los españoles están en luna de miel con el comunismo, ya los progres hicieron su trabajo goebbeliano al respecto. «Ya les pasará», pensarán los habitantes de la Europa del este...

Otra fuerte candidata a los premios Goya del 2020.


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Reseña en Wikipedia: 


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