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24 enero 2020

Mientras dure la guerra - Alejandro Amenábar (2019)


Imagen del afiche en IMDb.

Ser o no ser.


Esta excelente película del chileno-español Alejandro Amenábar orbita alrededor de la figura del célebre intelectual español don Miguel de Unamuno, quien para el inicio de la Guerra Civil Española era el rector de la Universidad de Salamanca. Si bien la cinta también muestra algunos movimientos de los militares sublevados (Franco incluido), se centra en el aspecto humano de Unamuno, en su intrahistoria de entonces, sus vacilaciones ideológicas y las posturas que le costaron el cargo de rector, su restitución y su nueva destitución, sus discusiones con los amigos marxistas y sus hijas, sus recuerdos; en fin, todo el mundo que le rodeó en esos aciagos días de inicios de la guerra civil.

No todos los intelectuales reconocen su error y, menos aún, corrigen en público. Unamuno tuvo la valentía de hacerlo. Actuaba de acuerdo a su conciencia. Eso es lo que la película nos muestra; de manera que reivindica la figura de un Unamuno que no es hermético e impermeable a los cambios que la evidencia fáctica le impelen a acometer. Pensemos en, por ejemplo, Martin Heidegger, que nunca reconoció su error de haber participado en el movimiento nazi y, mucho menos, pidió perdón por ello, a pesar de que bien se lo aconsejaron sus allegados, entre ellos Hannah Arendt. Unamuno tuvo más integridad consigo mismo y con la realidad circundante. Apoyó a los sublevados hasta que constató que el movimiento derivaba hacia una sangrienta e irracional matanza que incluyó amigos de su círculo íntimo. Entonces su clamor fue paralelo al de la vilipendiada población. Fue muy valiente, al punto de enfrentarse al general Millán-Astray públicamente, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca en un acto en el que no pensaba hablar, pero no pudo resistirse. El célebre e improvisado discurso lo cerró diciendo «venceréis, pero no convenceréis», dirigido a los franquistas ahí reunidos. Esta es una de las escenas finales de la película de Amenábar que lo honra. Para su fortuna, no corrió la misma suerte de Lorca.

El filme está muy bien realizado, la recreación de la época es impecable, la fotografía, las actuaciones y la banda sonora son, igualmente, encomiables. Si bien no es imparcial, cuenta con escenas imparciales y, en general, es menos sesgada que La trinchera infinita; cosa que juega en su contra, pues la agenda progre es vital en estos momentos de la España comunista. Aún así, creo que quizás tenga oportunidad de llevarse el galardón de mejor película en los premios Goya del 2020. Tiene méritos para ello.


Imagen del póster en Filmaffinity.




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