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06 octubre 2020

Callejón sin salida - Román Polanski (1962)


Imagen del póster en IMDb.

Cualquiera es capaz de matar.


Dos hampones huyen de un atraco fallido, ambos heridos. El automóvil se detiene y uno de ellos, Richard (Lionel Stander), lo empuja y lo orilla en la calzada. El compañero, Albie (Jack MacGowran), está grave. Richard se aleja para ver si consigue algo en el desolado paraje. Sí, ve un castillo en lo alto de una loma, es el castillo Lindisfarne(1). Se acerca, en el camino ve a una pareja (ella semidesnuda), entra al castillo, no hay nadie, come y se acuesta en un gallinero. La visita que tiene la pareja que lo habita se va; entonces Richard los toma por rehenes. El hombre, George (Donald Pleasence), es un pusilánime y la mujer es la joven y banal Teresa (la hermosa Françoise Dorléac, hermana de Catherine Deneuve). Quienes deben buscar a los delincuentes se desentienden y los abandonan a su suerte. Albie muere y Richard sobrevive sin saber con certeza su destino. Unos nuevos visitantes hacen la situación más incómoda; a tal punto que George los expulsa de la mansión con descortesía(2). Teresa hostiga a su esposo hasta que logra que cometa el máximo crimen; uno que el delincuente no había pensado en cometer. Además, gratuito, injustificado. Su esposa lo abandona yéndose con uno de los visitantes, que regresó por su escopeta. George queda desconsolado repitiendo el nombre de su primera esposa, Agnes.


La aburrida Teresa se divierte con su esposo.
Imagen tomada de IMDb.


En Cul-de-sac, Polanski lleva la situación límite mucho más allá que en El cuchillo en el agua. Un hombre cobarde y timorato llega; no se sabe si por accidente, por acto reflejo o como respuesta a un irracional y urgente requerimiento de la mujer; a cometer el peor crimen. La escalada de tensión, que incorporaba inocentes juegos de Teresa, no permitía prever tal desenlace. Se podría esperar de Richard, pero no de George. Quien que haya estado sometido a una tensión límite sabe, por experiencia propia, que cualquiera es capaz de matar.


Stander hizo una gran interpretación en este filme.
Imagen tomada de IMDb.


Paralelo a la tensión entre Richard y sus rehenes, la película no deja de lado la banalidad de la existencia insustancial de la pareja anfitrión; el aburrimiento de Teresa y la vida insípida que llevan alejados del mundanal ruido. Detalles como que en la nevera solo tienen huevos (de las numerosas gallinas que tienen en el castillo), que Teresa cae en los brazos del primero que pasa o sus tontos juegos pintándole los labios al esposo y vistiéndolo con un baby doll, dan cuenta de ello.


Teresa, a solo diez meses de casada, ya le es infiel a
George (casi en sus narices). Imagen tomada de IMDb.


Las actuaciones de Donald Pleasance y Lionel Stander son notorias. Este último, poco después protagonizó una subvalorada película de Andrzej Wajda, Las puertas del paraíso. La fotografía es muy buena y la música diegética corresponde con la época en la que acontecen los hechos; destacan las melodías de jazz (extradiegético) que acentúan los momentos de gran tensión dramática. Muy buena película de Polanski.


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(1) Lindisfarne, el sitio del rodaje de dicha escena, se aisla cuando sube la marea, como el famoso Mont-Saint-Michel.


Lindisfarne. La calzada inundada al subir la marea (refugio en la distancia).
Imagen tomada de WikipediaBy Gary Rogers, CC BY-SA 2.0, 
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=9119941

(2) En esta visita, destacan las escenas en las que los visitantes y los visitados no saben qué decirse; Polanski pinta muy bien lo incómodo de estas situaciones en las que el vacío y la nada se apoderan de la atmósfera.

Imagen del póster en Filmaffinity.


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