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10 septiembre 2021

El silencio - Ingmar Bergman (1963)


Imagen del póster en IMDb.

La insana relación de dos hermanas.


La traductora Ester (la gran actriz Ingrid Thulin) y su hermana menor Anna (la sensual Gunnel Lindblom), junto con el hijo de esta última, Johan, viajan en tren a través de un país que hablan un idioma que ellas no entienden. Se alojan en un hotel grande y solitario porque Ester se enferma. Mientras Ester se retuerce en la cama con sus complejos y celos de Anna, esta sale a buscar una aventura erótica. El niño se divierte paseando por los desolados pasillos del gran hotel venido a menos. Cuando Anna se cita en una habitación con un camarero que conoció en el bar cercano, su hijo los ve y se lo comenta a Ester; quien irrumpe en el cuarto y tiene unas palabras con su hermana. El amante no se entera porque tampoco habla el idioma de ellas. Anna y su hijo continúan el viaje mientras Ester se queda en el hotel, sola y enferma.


Ester (Ingrid Thulin) tiene un ataque de ansiedad. 
Tomado de IMDb.


En El Silencio (Tystnaden en sueco), Bergman urga en el alma femenina y, para ello, acude a una relación insana entre dos hermanas que se tienen una pérfida envidia una a la otra. Una envidia tan exacerbada que Anna le desea la muerte a Ester. Ester representa la moral recta, el comportamiento intachable, pero la inestabilidad y el tormento por la angustia existencial; Anna es lo contrario, es el pulso hedonista, la desinhibida, el ahora sin importar las consecuencias. Logos y pathos. Anna está tan harta de que otros (Ester entre ellos) le impongan límites, que le dice al desconocido con el que ha tenido sexo: «Qué agradable que no nos entendemos uno al otro». Ester no soporta esa vida licenciosa de su hermana, aunque dice quererla, amarla para más; con un amor que raya en lo incestuoso. Mientras la intelectual políglota bebe a solas en el hotel; la lujuriosa Anna sale y se relaciona con la gente en un país cuya lengua desconoce.


Ester entró en la habitación donde Anna estaba acostada
con un desconocido y tuvieron una conversación definitiva.


La comunicación tiene varios componentes: el emisor, el receptor y el mensaje son los tres principales. Escarbando un poco, podemos convenir en que tanto el emisor como el receptor deben tener la voluntad de comunicar (uno de emitir y el otro de recibir). Estas condiciones suman al hecho comunicativo. Otra más: el mensaje debe estar decodificado en un lenguaje que ambos entiendan. Se supone que ambos deben tener la capacidad de decodificar el lenguaje en el que es realizado el mensaje. Si alguno de estos componentes no cumple a cabalidad, la comunicación no puede llevarse a cabo o, en cualquier caso, es fallida. La comunicación de las hermanas es deficitaria por alguno de estos motivos que, en principio, no está aclarado en la cinta. En la conversación que tuvieron en la alcoba se evidenció que había conflictos en la comunicación. El silencio puede ser ausencia de mensaje, pero en este caso ha sido mensaje sin decodificar. Para acentuar el conflicto comunicativo entre las hermanas, Bergman sitúa a los personajes en un país que habla otra lengua y, por añadidura, Ester logra descifrar algunas palabras de dicha lengua mientras que Anna se va a la cama con un lugareño; mientras que ellas dos no han logrado comunicarse. 


Un circo de liliputienses se presenta en un local cercano al 
hotel donde se alojan los artistas y Anna, Ester y Johan.


En el viaje explotó el resentimiento que entrambas tenían acumulado una con la otra; un resentimiento que deformó su relación a un límite inadmisible; esta deformación es tal que solo se logra cuando se produce a lo largo de mucho tiempo; probablemente desde la infancia. Solo a partir de esta confrontación —que fracturó su resiliencia— podrán sanar las heridas, si ambas resuelven con inteligencia y voluntad que así sea. Para eso, es menester que las dos reflexionen en silencio antes de obrar. Otra gran película de Bergman.


Imagen del póster en Filmaffinity.


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Artículo en Wikipedia con argumento detallado:


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