Páginas

29 octubre 2021

El médico - Philipp Stölzl (2013)


Imagen del póster en IMDb.

Entretenida ucronía.


Siglo XI. En un nauseabundo Londres, al niño Rob Cole (Tom Payne) le muere su madre debido al «mal del costado» (apendicitis). Sus dos hermanos son adoptados por vecinos y él, a quien nadie quiere, se va con el barbero-médico itinerante (Stellan Skarsgård), que no pudo salvar a su madre. Aprende los rudimentos de la curación empírica que le enseña el barbero pero al crecer quiere saber más. Los médicos judíos ambulantes que le curan las cataratas al barbero le indican dónde puede aprender: en Isfahán (Persia), de la mano de Ibn Sina (Ben Kingsley), también conocido como Avicena; un polímata de la Edad Media que salvó del olvido a Aristóteles, escribió ingentes cantidades de libros e incrementó de forma notable los conocimientos de medicina, entre otros logros. Un portento. ¿Cuánto tiempo demora llegar allá? Algo más de un año, le contestan. El barbero lo deja en la costa de Inglaterra.


Rob en el mugriendo Londres del s. XI (Rob niño
fue interpretado por Adam Thomas Wright).
Imagen tomada de IMDb.


En Egipto se hace pasar por judío, pues los cristianos están execrados de la zona. En soledad, se hace la circuncisión él mismo. En la caravana que cruza el desierto conoce a la bella Rebecca (Emma Rigby), que viaja a Isfahán para «un negocio». Se pierden en una tormenta de arena pero volverán a encontrarse en Isfahán, a propósito de la boda de ella. Cuando llega a destino, lo reciben con una paliza y es atendido por un médico (Ibn Sina). Rob será un alumno aventajado de Avicena; descubrirá que una peste que amenaza con acabar con la vida de todos en el reino es transmitida por las pulgas de las ratas y realizará autopsias para conocer el interior del cuerpo humano; por lo que será acusado de nigromante. Ante la amenaza de invasión por motivos religiosos, su amigo el shah (Olivier Martinez), al que le salvó la vida con una rudimentaria apendicectomía, le facilitará la huida de Isfahán a él y a su gente. Avicena se queda y le encarga que divulgue lo que aprendió. Él se marcha con Rebecca, a la que iban a lapidar por adúltera, pero fue salvada por expresa petición de Rob al shah: durante la peste, fue recluida en el hospital y Rob cuidó de ella, pero también la embarazó.


Rebecca lee Las mil y una noches a una niña 
refugiada durante su travesía por el desierto.
Imagen tomada de IMDb.


El film termina en Londres, donde un viejo barbero dirige su monserga de costumbre a un auditorio de un solo espectador, un niño. ¿No hay nadie enfermo en Londres?, pregunta el contrariado barbero. El niño le dice que todos están en el hospital que ha fundado un médico del oriente, de nombre Cole. El barbero, muy contento, le da una moneda al niño para lo que lleve hasta allá.


Ben Kingsley interpreta a Avicena.
Imagen tomada de IMDb.


Der medicus, título original en alemán (The physician en inglés) es una ucronía basada en la novela homónima de Noah Gordon. La obra está clasificada como una novela histórica, pero la ficción que tiene por medio no permitiría, en principio, otra cosa que no fuese una ucronía. Está muy bien ambientada, con el atrezo adecuado; el vestuario, los peinados y maquillajes fueron muy bien ejecutados. Las actuaciones son aceptables, destacando la de Stellan Skarsgård y la de Ben Kingsley. Philipp Stölzl rodó un filme correctamente realizado, tiene todos los elementos dramáticos que se necesitan; sin embargo, algo le falta. Diría que le falta punch (potencia, fuerza). Convicción en sí misma. La historia es buena (hasta se podría decir que es original), hay acciones sucesivas que mantienen el interés narrativo; pero le falta «algo», como la especia sin la cual el plato no sabe igual, algo de... ¿pasión durante el rodaje?


Rob y Rebecca huyendo de Isfahán
Imagen tomada de IMDb.


Al comienzo, uno espera algo como Ágora y, en efecto, tiene similitudes; incluso en el final una turba de obnubilados por la religión acaban con la madrasa (con la Biblioteca de Alejandría en Ágora); pero diferencias también. Quizás la mayor sea que en Ágora la violencia de los eventos se siente más de cerca que en El médico; también, al ser mujer la víctima (Hipatia), parece mayor dramatismo que el de la presente película. Tanto Rob, como Hipatia o Avicena, están abocados a la búsqueda del conocimiento científico sin que medien en su indagación los paradigmas religiosos imperantes. Muchos lo pagaron caro; Hipatia, por ejemplo. Es afortunada la ciencia moderna, que no está maniatada por el mito religioso; aunque a veces pareciera estarlo por otros mitos...

Un aspecto que llama la atención en ambas producciones es que dejan por sentado que los fanáticos religiosos fueron quienes dilapidaron el conocimiento. Religión y política parecen ser dos compuestos distintos que tienen los mismos ingredientes. Deben ser dosificados de manera conveniente. Ellos per sé no son dañinos, pero en manos de fanáticos... Con razón los viejos decían antes de iniciar cualquier tertulia: «Vamos hablar de todo, menos de religión y de política».


---
Artículo en Wikipedia:
Artículo en Wikipedia en inglés:


No hay comentarios:

Publicar un comentario