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28 enero 2022

Próxima salida - Nicolás Tuozzo (2004)


Imagen del póster en IMDb.

Cuando se pierde un empleo en el que laboró por décadas,
se ha perdido mucho más que un trabajo.
(1)


A principios de los años 1990 se registra una crisis en los ferrocarriles argentinos y se solventa privatizándolos(2). La consecuencia es que muchísimos trabajadores ferroviarios quedan en la calle. De la suerte de varios de estos trabajadores nos cuenta Próxima salida, primer largometraje dirigido por Nicolás Tuozzo. Uno de ellos, Ángel, se suicida luego de no ver salida a su situación. Su hermano, Carlos Velmar (Darío Grandinetti), no logra conseguir trabajo. El joven Daniel Sanabria (Pablo Rago) tiene un hijo enfermo, aprende a manejar armas y obtiene un empleo como empleado de seguridad en un supermercado. Antonio (el sindicalista), adlátere de la empresa ferroviaria, vive en medio de la opulencia; no fue afectado, hizo sus millones antes de la debacle. Gómez (Oscar Alegre) escogerá el delito como vía de escape. Braulio (Ulises Dumont), el mecánico, se niega a firmar la renuncia; posteriormente muere de un infarto. Atilio (Vando Villamil) termina siendo remesero, no sin antes gastar un dinero en reparar su automóvil.


Carlos (indignado) se topa con Gómez, que porta
un pendón publicitario.


El filme es de corte realista; por ejemplo, al único que le va bien es al sindicalista; tal como sucede en la vida real. Los demás van sorteando un infortunio tras otro. El máximo es el encuentro entre Gómez, que decidió la salida del delito, y Daniel, el joven vigilante. Ambos se apuntan con el arma y en eso... ven en la televisión a Carlos siendo entrevistado en un programa que transmitía la noticia en directo. Carlos intenta concebir una explicación sobre lo que les ha pasado: su hermano Ángel se suicidó, ahora Gómez atraca un supermercado... La película tiene saltos narrativos. Una secuenta muestra a los jóvenes hijos de los afectados, que se dirigen a tomar una locomotora para manifestar su descontento; entre ellos, el hijo de Ángel, el que se suicidó. Otra secuencias refieren al pasado, cuando fueron notificados de la oferta de la empresa a que dimitieran; otras a diversos aspectos de la vida de los trabajadores mencionados. El hilo narrativo no presenta dificultades de continuidad y ameniza el film. 


A Atilio lo atracan unos niños, le roban y le perforan
un neumático. Cuando paga la reparación, resulta ser 
con un billete falso.


Los jóvenes tomaron una locomotora y la pusieron
en funcionamiento. Todos quedaron sorprendidos.


La producción de Tuozzo nos pone a pensar en las dificultades de quienes pierden un empleo en el que han estado décadas. Se superespecializan y después no logran conseguir un trabajo digno. Es un llamado a la conciencia, a la sensibilidad (en vano si se quiere) de quienes dirigen grandes organizaciones cuando se ven en dificultades, bien sean empresarios o políticos. No anida en estas estirpes la sensibilidad social o humanística; quizás ni siquiera sea deseable que ello ocurra, pero aún así es válido la llamada a capítulo que hace esta cinta. Es posible que, en ocasiones, no sea viable una solución distinta al despido de la nómina; pero habrá ocasiones en que sí. Para estos casos es pertinente la alarma que dispara esta buena película. 


Mientras Daniel y Gómez habían establecido una 
tregua y veían en la TV pasar la locomotora que los
chicos tomaron, un francotirador mató a Gómez
de un certero disparo en la cabeza.


No termina ahí su injerencia. La sociedad como un todo debe dar respaldo a estas situaciones; la mejor manera es ofreciéndoles un empleo a los trabajadores que han cesado por motivos ajenos a su voluntad. Se trata de un ejercicio de solidaridad mínimo. Prácticamente no se ve hoy en día esta solidaridad.


Imagen del póster en Filmaffinity.


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(1) En esta película emplean el verbo laburar en lugar de laborar, de uso común en Argentina.
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