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08 abril 2022

La escopeta nacional - Luis García Berlanga (1978)


Imagen del póster en IMDb.

Poneros todos en la diana, por favor, que Berlanga va a disparar.


Jaume Canivell (José Sazatornil) es un industrial catalán que financia una cacería en los predios del marqués de Leguineche (Luis Escobar Kirkpatrick). Llega a la finca cabreado, tras no pocos incidentes, junto a su secretaria y amante, la bella Mercé (Mónica Randall). El objetivo de la cacería es establecer contacto con gente importante para vender su nuevo producto, un portero electrónico que él mismo ha patentado. La planificación de la cacería estuvo a cargo de un gestor, Cerrillo (Rafael Alonso); este le guiará los pasos al emprendedor catalán, no siempre de una manera diáfana, ciñéndose a un protocolo vetusto que marca gran contraste con la posmodernidad que representa Jaume. En ningún momento el industrial puede hacer alusión a que él ha financiado la cacería, esta ha sido gentil cortesía del decadente marqués.


Mercé y Jaume (derecha) se sorprenden al ver al hijo
del marqués sobre los hombros de un criado,
 masturbándose.


Durante la jornada, sucederán eventos extraños, algunos surrealistas, protagonizados por personajes estrafalarios. Por ejemplo, Mercé y Jaume entran a la mansión y observan al hijo del marqués, Luis José de Leguineche (José Luis López Vázquez), de pie sobre los hombros de un criado, frente a una ventana, viendo hacia afuera y masturbándose. Afuera le están realizando fotografías a una espectacular actriz y modelo, es lo que inspira al cortesano onanista. Más tarde Luis José retendrá a la actriz, Vera del Bosque (Bárbara Rey), y Jaume intentará mediar para que regrese a los brazos de Álvaro (Antonio Ferrandis), quien es ministro de industria y al que Jaume lisonjea para lograr su cometido comercial. Otro evento trágico lo protagoniza la desagradable esposa de Luis José, Chus (Amparo Soler Leal), vilipendiada por su esposo (que está detrás de Vera del Bosque para copular con ella); esta señora destruye los frascos de la colección de vellos púbicos que el marqués ha atesorado por muchos años. Compungido por la pérdida, comenzará una nueva colección con los de Vera del Bosque y Mercé, vellos que él en persona debe cortar; ¡no faltaría más!


Jaume gana puntos con el ministro al mediar con
Luis José de Leguineche, que tiene cautiva a
Vera del Bosque, el objeto de deseo del ministro.


Rafael Azcona y Luis García Berlanga, guionistas del filme, han pintado un lienzo sarcástico de la burguesía española de principios de los años 70; aunque podría aplicar a otros períodos históricos (a muchos). Están casi todos los estereotipos sociales de las napas superiores: la rancia y decrépita clase noble (los marqueses) con sus excéntricas manías, sus privilegios y su trato despótico hacia los demás; la clase política, resbalosa e inservible, como casi siempre; los intermediarios, que quieren ganarse la vida con la mitad del esfuerzo mínimo (como si fueran políticos); los banqueros, estirados y con ínfulas de santos, cuando se sabe que son todo lo contrario; el clero, vulgar y tan pecaminoso como el más simple de sus feligreses; las féminas arribistas, sin pudor para exhibir sus encantos; el industrial que pretende innovar (en este caso en mercadotecnia) pero que se convence de que debió seguir los consejos de su padre y hacer las cosas como hace un siglo; el mayordomo que sabe todo sobre el protocolo que solo él sabe; la servidumbre, a un paso del servilismo, entre otros especímenes. Y todos, sin excepción, pedigüeños. Nadie ofrece, todos piden; todos han ido a pedir.


El marqués recupera la compostura cuando le ofrecen
vellos púbicos de Vera y Mercé para su nueva colección.


En la obra maestra Viridiana, Luis Buñuel no tuvo empacho en pasar por el banquillo de los acusados a las clases bajas. Sin embargo, Berlanga no lo hace en esta película; solo se muestra el talante servil de los criados para con sus amos y su pedigüeñería constante, como la de los demás, marqués incluido. Un día de solaz impregnado de altas dosis de hipocresía; de intenciones ocultas; de promesas y compromisos sólidos como la niebla; de protocolos con fingimiento; de retórica impostada y abierta; de frivolidad y de pedigüeñería.


Un cura fascistoide completa el cuadro de personajes
estrambóticos de este filme.


Una excelente película de Luis García Berlanga en la que demuestra su gran capacidad creadora y de dirección de actores; amén de la logística que requirió para su ejecución. Sin duda, una de sus mejores comedias. Algunos comentarios del propio director sobre este film se pueden apreciar en este enlace.

Y ni fueron felices ni comieron perdices...
desgracia habitual mientras existan ministros y administrados.
Epílogo del film.


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Artículo en Wikipedia:
Reseña en Wikipedia en inglés:


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