Sofía en el Cine: La Patagonia rebelde

Imagen del póster en IMDb.

Antes de que los sindicatos fuesen un cáncer.

Patagonia, año 1920, Río Gallegos. El movimiento anarcosindicalista recibe las quejas de los esquiladores y de los trabajadores del sector hotelero afiliados de que sus patronos les pagan salarios míseros, a los chilenos la mitad, al que se queja lo despiden(1). Trabajadores de otros sectores y de otros pueblos se solidarizan con ellos. El líder, el anarquista español Antonio Soto (Luis Brandoni), propone que se realice una huelga. Los estancieros (los dueños de los hoteles) y demás empresarios se reúnen para configurar una asociación que se enfrente a los nacientes sindicatos. La huelga se prolonga y amenaza con hundir la economía de la zona y extenderse hacia el norte, donde está la capital argentina; por lo que el gobierno encarga al teniente coronel Zavala (Héctor Alterio) que se persone en Río Gallegos y que «haga lo que tenga que hacer». Zavala resuelve de manera muy eficiente y eficaz el conflicto creando un convenio laboral entre empleadores y trabajadores (en el hecho histórico él no fue el artífice del convenio).

Reunión de los trabajadores con los anarco

sindicalistas. Imagen tomada de IMDb.

Antonio Soto (der.) enrola a Fadón Grande al

movimiento. Imagen tomada de IMDb.

Pronto el convenio deja de cumplirse. La película(2) se lo adjudica a la clase empresaria, a los estancieros. La confrontación se acentúa y entra en el escenario otra figura de un anarquista célebre, José Font, alias Fadón Grande (Federico Luppi), que los ayudará a organizarse en el norte. En esta ocasión, Zavala tiene otras órdenes: que resuelva el conflicto a como dé lugar, que salga de los anarquistas. El militar llega a la zona en conflicto matando a diestra y siniestra a los sindicalistas y anarquistas. Contra sus propias convicciones y contra la opinión de algunos subalternos, no cesa en su afán de eliminar de raíz a los cabecillas. El único que logra salvarse es Antonio Soto. Años después, Zavala es asesinado frente a su residencia en Buenos Aires (escena que abre la película).

Fadón Grande. Será ejecutado por los soldados

de Zavala. Imagen tomada de IMDb.

La Patagonia rebelde es mucho mejor película que La noche de los lápices; posiblemente sea la mejor producción de Héctor Olivera; y una de las mejores del cine argentino. Está muy bien ambientada; tiene buen ritmo, grandes actuaciones, vestuario y maquillaje. Hecha con esmero, con entrega; y se nota al visionarla. Fue muy polémica en Argentina, estuvo prohibida durante años, los realizadores tuvieron que exiliarse; una secuela desastrosa. Solo una década después de su rodaje se pudo ver en su país de origen. Increíble.

Antonio Soto (der.) y el anarquista alemán, decepcionados

por el resultado. El alemán se entregará a los militares,

pero será fusilado. Soto huirá. Imagen tomada de IMDb.

A diferencia de La noche de los lápices, La Patagonia rebelde no cae en el proselitismo progre, no hace apología de qué tan bueno es el anarquismo o el comunismo; se limita a contar (muy bien) los acontecimientos y le deja al espectador fijar posición. Cierto que la explotación ocurría, cierto que también hubo una crisis en ambas posguerras, cierto que siempre las hay; pero el trato salvaje y brutal contra los trabajadores estaba a la orden del día. Eso se ha superado. Quizás las organizaciones de izquierda, los anarquistas y los comunistas hayan coadyuvado para dicha superación. Nadie sabe si, de no haber actuado ellos, otros que los hubiesen sustituido habrían (o no) superado esas aberraciones. Lo cierto es que fueron los movimientos sindicales (hoy un cáncer por corruptos) los que reivindicaron a los trabajadores, al proletariado y al lumpemproletariado. Excelente película.