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20 septiembre 2013

Distrito 9 - Neill Blomkamp (2009)



Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien
Martin Luther King jr.


Una nave extraterrestre llega a Sudáfrica y queda suspendida sobre Johannesburgo. Luego de unos meses sin mostrar actividad, los humanos deciden ingresar a ella. Allí se consiguen con un ingente número de alienígenas en condiciones precarias. Los humanos les ayudan al principio, pero al cabo de cierto tiempo se convierten en unos mendigos y delincuentes, de manera que son confinados a un gueto: el Distrito 9. Allí viven de manera marginal. La tensión y el desprecio entre humanos y alienígenas crece hasta niveles de violencia tales que interviene la milicia. Los eventos llevan a que Wikus Van de Merwe, un humano ocupado en notificar el desalojo de los «langostinos», como les llaman despectivamente, se contamine con ADN de los extraterrestres y se convierta progresivamente en uno de ellos. Uno de los alienígenas, Christopher, quien destiló la materia para energizar la nave, que es la misma materia que contaminó a Wikus, le promete regresar en tres años para revertir su proceso de metamorfosis. Christopher logra encender la nave y abandona la Tierra para ir en busca de ayuda y regresar para iniciar el éxodo de su especie, o enfrentar a los humanos, y ayudar a Wikus. La película tiene muchos más elementos en la historia, que sería largo contar. El argumento detallado se encuentra en este enlace. El final de la película queda abierto a una segunda parte que, posiblemente, grabará el mismo Blomkamp. La historia se basa en un hecho real ocurrido en Sudáfrica en la época del apartheid.

Esta cinta es la ópera prima de Neill Blomkamp, quien también coescribió el guión. Se ha estrenado por todo lo alto el joven sudafricano. La historia está contada en forma reporteril, como si se tratase de una investigación periodística sobre algún suceso o estado en el que se encuentra cierto sector de la sociedad. Enmascarada sin disimulo alguno como película de ciencia ficción, es en realidad una película cuyo tema central es político: la discriminación racial, rememorando el tan odiado apartheid del país africano; pero no entre humanos de distintas razas, sino entre humanos y extraterrestres. Lo menos convincente es que siendo extraterrestres más avanzados se hayan dejado someter de manera tan vil como se visualiza en la película. Y obviamente son más avanzados porque tienen la tecnología para llegar hasta la Tierra y otras tecnologías no menos sofisticadas, como es el caso del uso de las armas, que solo pueden operar ellos: las armas reconocen el ADN de quien las pretende utilizar, y los humanos no pueden activarlas. También tiene momentos de violencia gratuita, probablemente para vender entre el público que gusta del cine de acción. A pesar de todo eso, la espina dorsal del filme es el planteamiento político, que emerge desde las primeras imágenes del filme. El grado de discriminación al que se llega tiene elementos pre genocidas, como el de llamar a los intrusos por nombre de animal (langostinos), por la demarcación física de su área habitable (el vivir en un gueto cerrado), o por la violencia con la que se somete a los visitantes[1]. Dudo mucho que un caso así llegue a ocurrir, especialmente si tienen tecnologías más avanzadas que las nuestras, pero ese no es el punto. El meollo es el apartheid y la xenofobia; y es particularmente significativo que esta producción haya sido realizada por un sudafricano de color blanco, caucásico. Esto la hace tan notable como otras buenas realizaciones sobre el tema, por ejemplo Invictus, dirigida por un norteamericano, también caucásico y testigo del racismo que imperó en USA, pero crítico ante la injusticia.




Circunscribiendo el problema planteado en el entorno humano, es natural que nos solidaricemos con los débiles, en el caso de Sudáfrica con la mayoría negra, oriunda prístina de los terrenos invadidos por los ingleses. Eso es cuando vemos desde lejos la injusticia. Los recientes desembarcos de africanos y gente de otras latitudes en suelo europeo han levantado una serie de protestas, esgrimidas desde la gente común, pasando por los intelectuales hasta los que ocupan las más altas posiciones de poder. Quienes se oponen a dichas inmigraciones lo hacen con argumentos válidos y convincentes. Tal parece que es como la invasión de bacterias, que en pequeñas cantidades, controlables por el cuerpo, no son dañinas (hasta beneficiosas en algunos casos), mientras que en grandes cantidades matan al organismo. Mientras más los inmigrantes mayor sentimiento xenófobo.

Pero, ¿cómo reaccionaríamos en un hipotético caso de que se tratase de extraterrestres? ¿Si no somos siquiera tolerantes con nuestros vecinos de otros países, lo seríamos con ellos? Por algunos motivos que se me ocurren, como espectadores no solamente lo toleramos, sino que simpatizamos con los alienígenas: 1) no somos dolientes directos, es más, somos meros espectadores, muy lejanos del incidente verdadero; 2) el lenguaje cinematográfico, la orientación de la historia, el cristal con el que vemos las acciones de los humanos y las de los extraterrestres, ocasiona en nosotros una respuesta de solidaridad con los «langostinos», aunque ella pueda parecer contra natura; 3) tenemos un sentido de justicia natural -aunque suene muy rousseauniano- con tendencia al equilibrio de fuerzas, a la equidad, tal como la balanza que pende de la dama ciega, icónico símbolo de justicia. Esa es precisamente la intención del realizador, que sintamos simpatía por los alienígenas.

Distrito 9 es de las mejores cintas sobre discriminación. Si a usted le gusta la ciencia ficción, esta película es para usted. Si gusta de la acción también. Y si lo que busca es un filme con tema político, más aún. Si no la ha visto, ya tiene elementos para decidir si la verá o no. Espero que sea para lo primero y que la disfrute.

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[1] El actual régimen venezolano (el de hace 3 lustros) ha instaurado (con o sin premeditación) varias de las etapas consideradas en el proceso del genocidio, tal como se puede apreciar en este enlace. De las 6 que anteceden al genocidio propiamente dicho, ha realizado acciones correspondientes a las 5 primeras desde hace mucho tiempo. Y si no es genocidio lo que se pudiera pretender, sería entonces incentivar un pogromo.


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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

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