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Este blog no es de crítica especializada ni académica, solo de comentarios «al dente» de un espectador común.

Advertencia: destripe.

Algunos comentarios hacen referencia a momentos claves del argumento o al desenlace de este (destripe, spoilers).

19 septiembre 2014

Sueños - Akira Kurosawa (1990)


Imagen del póster en IMDb.

En un mundo loco, solo los locos están sanos.
Akira Kurosawa


También llamada Los sueños de Akira Kurosawa, esta película nos cuenta ocho sueños que tuvo el maestro nipón a lo largo de su vida. Sin ser su mejor producción es, sin embargo, una de sus películas más hermosas. Quizás la más hermosa. Aún restándole a cada sueño su carga simbólica y su poderoso mensaje (que los tiene), hay un lirismo, una poesía, que sirve de pegamento entre los ocho episodios, suerte de «hilo de plata» para este caleidoscopio cinematográfico.




Habiendo sido Kurosawa una mente prodigiosa, es fácil entender que sus sueños también eran prodigiosos y magistral su manera de llevarlos al cine. Cada uno de ellos tiene su encanto particular, así como su mensaje. En el primer sueño, El sol a través de la lluvia (o La luz del sol a través de la lluvia), el Kurosawa niño se enfrenta con los mitos sobre seres que habitan en el bosque, en este caso con los zorros que reclaman la vida de los niños que los ven, y también con el muy japonés punto de vista de la ineludible y masculina valentía ante a la muerte. Las imágenes tienen una belleza plástica extraordinaria, al igual que en otros sueños. Esta escena comienza con una lluvia intensa y el niño bajo un pórtico, tal como los personajes de Rashōmon. Y, al igual que en Rashōmon, el niño duda entre la verdad de la realidad y la mentira del mito, sin saber cuál es verdad y cuál es mentira.




El segundo sueño, El huerto de duraznos, nos remite directamente, sin ningún velo, a la ecología, a la imperiosa necesidad de proteger la flora. De este sueño queda una frase magnética en la mente del espectador: Se puede comprar los duraznos, pero ¿cuánto cuesta un huerto de árboles de durazno? La preocupación no es de ninguna manera pueril hoy en día; pero supongo que el director tuvo este sueño hace muchos años, pues el personaje que lo representa es un niño. Ya para ese entonces la preocupación por el medio ambiente habitaba en la mente de Kurosawa.

El siguiente sueño, La tempestad, nos habla sobre la voluntad de poder, el valor de la perseverancia y de la valentía, de la seducción de un espíritu y de cómo se sobrepone el personaje a esa seducción. A veces estas escenas son algo exasperantes por su extrema lentitud, que precisamente refleja la dificultad de los hombres para caminar sobre la nieve. El entorno versus el hombre. Un poco de Dersu Uzala condimenta este sueño. O, al revés, este sueño condimentó a Dersu Uzala.

El cuarto sueño, El túnel, nos recuerda los horrores de la guerra, la absurda muerte de los contrincantes y el imperativo del deber. Nos recuerda a Los siete samurais en cuanto al deber de los soldados que, aun muertos, acompañan a su comandante vivo. Un cuadro macabro, dantesco.




En el quinto sueño, Los cuervos, hace su aparición el cineasta Martin Scorsese en el papel de Vincent van Gogh. Una fantástica visión del arte de este excepcional pintor, con imágenes de gran belleza de sus cuadros. Es un homenaje al pintor holandés. Una escena de este cuento nos recuerda Los pájaros de Alfred Hitchcock. ¿Homenaje a Hitchcock también?




El sexto sueño, El monte Fuji en rojo, nos da cuenta de la angustia de Kuroswa en relación con la energía atómica. Una central nuclear explota y tiñe el cielo de rojo, al tiempo que destruye el monte Fuji. Los pobladores huyen hacia el mar, intentando evadir el riesgo de radiación, infructuosamente por supuesto. Esta pesadilla casi se volvió realidad en 2011, con el accidente nuclear de la central Fukushima, el segundo más grave de la historia, después del de Chernobyl, si bien tres reactores igualaron el nivel de gravedad de Chernobyl. Unos 30 años demorará Japón en eliminar el riesgo de la central y clausurar los reactores más dañados. Como vemos, Kurosawa no estaba fuera de sus casillas en lo que respecta a esta preocupación.

El demonio llorón es el séptimo sueño; más bien una pesadilla. Es una visión pos apocalíptica, muy pesimista. Los hombres, convertidos en seres con cuernos padecen de grandes dolores y congoja. Luego de un apocalipsis nuclear se suceden las mutaciones de animales y de plantas. El riesgo nuclear estaba interiorizado en el cineasta japonés más conocido en occidente. No es de extrañar, siendo él ciudadano del único país que ha recibido ataques nucleares, que asesinaron a más de doscientas veinte mil personas inocentes y dejaron como secuela mutaciones en los habitantes de Hiroshima y Nagasaki durante décadas. Kurosawa volverá al tema nuclear en una película posterior a Sueños, Rapsodia en agosto (1991).




Finalmente, La villa de los molinos de agua cierra esta gran producción onírica. Nuestro personaje central (Kurosawa) visita una aldea y conversa con uno de los pobladores, un anciano de más de cien años que le describe la visión del mundo que tienen los aldeanos, y que es ciertamente próxima a la de los amish de Estados Unidos: no tienen energía eléctrica porque no les hace falta (usan como energía la madera de los árboles cuando caen de manera natural, no talándolos); tampoco tractores porque no les hacen falta; llevan una vida muy natural, sin grandes pretensiones, con gran respeto por el hábitat, entendiendo que el Hombre es parte del medio ambiente y su interacción con él debe ser respetuosa, pues de ello depende la estadía del ser humano en este mundo, nada menos que la sobrevivencia de la especie. Se entristecen si muere un joven, pero celebran la muerte de un anciano porque vivió lo suficiente para hacer de su vida algo grato. Otro llamado a la conciencia, para reflexionar sobre la viabilidad de los patrones de consumo y las tecnologías del desarrollo.

Todo el universo de una mente brillante sintetizada en sus sueños. Buena parte de esos sueños fueron volcados de alguna manera en sus películas anteriores, tal como señalé antes, y seguramente me faltó añadir otras. Un autor difícilmente puede deslastrarse de su experiencia propia para concebir las obras. Eso es humano, demasiado humano. Las obras, en última instancia, son la expresión de cómo un autor ve el mundo. Algo está claro: algunos de los sueños nos dicen que aún no hemos salido de la caverna platónica. O quizás no nos dejen salir los dueños del establishment[1].

Un legado más que dejó este insigne cineasta, muy significativo desde el punto de vista plástico, pero también con reflexiones muy pertinentes sobre la irracionalidad con la que estamos relacionándonos con la Madre Tierra, sobre la muerte, los mitos, el peligro nuclear, el arte, la espiritualidad y la moral. Extraordinario film.

No quiero cerrar sin una frase del propio Kurosawa: «Aunque los seres humanos somos incapaces de hablar de nosotros mismos con total honestidad, es mucho más difícil evitar la verdad fingiendo ser otras personas. A menudo revelamos mucho acerca de nosotros mismos de una manera muy sencilla. Estoy seguro de que yo lo hice. No hay nada que diga más sobre su creador que la obra misma»[2].

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[1] Al decir esto no puedo menos que considerar que quizás sea seguidor de las teorías de conspiración.
[2] Traducción libre de la versión en inglés.

Comentarios en otros sitios:


—o—


Volví a visionar esta película durante la cuarentena de 2020 y, por error (creyendo que no había escrito nada sobre ella), realicé un comentario. Después de haberlo redactado y añadido imágenes, me di cuenta de que en el blog ya existía una entrada sobre los Sueños de Akira Kurosawa. Para no «perder» el trabajo realizado, a continuación se expone el nuevo comentario sobre esta extraordiria obra del maestro japonés.


—o—


Imagen del póster en IMDb.

El poema cinematográfico de Kurosawa.


Esta excepcional película del maestro Akira Kurosawa consta de ocho relatos, correspondientes a ocho sueños que él había tenido a lo largo de su vida. Cinco de ellos son sueños hermosos y tres son pesadillas. Los ocho sueños, enumerados en el orden que aparecen en el filme, se titulan: 1. El sol brilla bajo la lluvia; 2. El huerto de duraznos; 3. La tormenta de nieve; 4. El túnel; 5. Cuervos; 6. Monte Fuji en rojo; 7. El demonio llorón; 8. El pueblo de los molinos de agua. (El argumento detallado en el enlace de cada número; todos los argumentos en este enlace).


Muñeca del Sueño 2. Imagen tomada de IMDb.


Puede haber varias lecturas para cada sueño. Tampoco tiene porqué haber lecturas para ellos; pueden entenderse como relatos inocentes sobre sueños, como una poesía. Como quiera que se interpreten (o no se interpreten), los relatos no tienen aparente conexión entre ellos y forman un corpus onírico único, poseedor de una extraordinaria belleza estética. Es uno de los mejores trabajos de Kurosawa.


La procesión de las bodas de los zorros. Sueño 1.
Imagen tomada de IMDb.


Los zorros perciben la presencia del espía. Sueño 1.
Imagen tomada de IMDb.


1. El sol brilla bajo la lluvia.
Un niño (alter ego de Akira Kurosawa) que, a escondidas, observa la procesión de los zorros celebrando sus bodas es descubierto. Los zorros dejan una daga con la madre del niño para que él se quite la vida por haber presenciado la procesión. El niño va a pedir perdón a los zorros, para lo cual debe llegar al arcoíris, ahí es donde viven ellos.
Nos puede remitir al temor de no respetar las reglas del juego, a la reprimenda posterior; de muy especial presencia durante la infancia. Curiosidad versus castigo. El árbol del conocimiento bíblico. Las imágenes de los zorros con su danza al son de la música son excelsas.


El niño, daga en mano, buscará a los zorros para
pedirles perdón. Sueño 1. Imagen tomada de IMDb.


En El huerto de duraznos, los muñecos de la hermana
del niño, cobran vida. Sueño 2.
Imagen tomada de IMDb.


2. El huerto de duraznos.
El niño (AK), en este sueño, se enfrenta a las muñecas de su hermana, que han cobrado vida y le reclaman que han talado los duraznos del huerto. El niño llora porque él disfrutaba de las flores y los duraznos. Los muñecos vivientes aceptan las disculpas y danzan acompañados de música, mientras le permiten al niño ver de nuevo los árboles de duraznos.
De nuevo la infancia y los mitos que la envuelven. Se asoma la preocupación por la ecología y el arrepentimiento. La danza de las muñecas vivientes con sus exóticos y fastuosos atuendos es la protagonista de esta visión.


En El huerto de duraznos, los muñecos reprenden
al niño antes de ofrecerle la danza. Sueño 2.
Imagen tomada de IMDb.


La tormenta de nieve. Sueño 3.
Imagen tomada de IMDb.


3. La tormenta de nieve.
Unos exploradores son atrapados por una tormenta de nieve. Un espíritu (Yuki-onna) los arropa con tules y los persuade de que hace calor: los envuelve para que la muerte los acoja. Uno de ellos, sin embargo, se restablece y despierta a sus compañeros; el espíritu se aleja. Al despejarse la espesa niebla, observan que su campamento está a pocos metros.
El espíritu de superación logra imponerse a la entrega lúdica de los sentidos; la resistencia a la muerte es más poderosa que las garras de esta. Lucha por la sobrevivencia del hombre.


El espíritu que los quiere entregar a la muerte. Sueño 3.
Imagen tomada de IMDb.


El soldado Noguchi no sabe si está muerto o no. 
Sueño 4. Imagen tomada de IMDb.


4. El túnel.
Un soldado regresa a casa luego de la batalla, pero es seguido por el pelotón que comandaba, el cual falleció completo en el combate. El soldado los convence de que están muertos y que él lo lamenta profundamente. Ellos regresan a los brazos de Keres. Esta es una de las tres pesadillas.
Por un lado está la obediencia y subordinación de los soldados a su superior, incluso más allá de la muerte; por otro, el arrepentimiento del jefe del pelotón y su discurso para que ellos no lo sigan, pues ya no le pertenecen, ahora pertenecen al reino de la no vida. El can que amenaza al soldado puede representar el sentimiento de culpa por haberlos llevado a una muerte segura. Es una de las pesadillas de la película.


Todo el pelotón tiene la misma duda. Sueño 4.
Imagen tomada de IMDb.


El aprendiz de pintor «entra» en El puente de Langlois.
Sueño 5. Imagen tomada de IMDb.


5. Cuervos.
Un estudiante de pintura (¿AK?) observa una exposición de cuadros de van Gogh y penetra en el de El puente de Langlois (el que tiene lavanderas). Le pregunta a ellas por van Gogh (en francés) y le indican dónde hallarlo, advirtiéndole que es un lunático. Se acerca a él y conversan (en inglés). Van Gogh ya se ha cortado la oreja y luce una venda. El pintor es encarnado por Martin Scorsese. Conversa con él y van Gogh se va; el joven lo busca a través de varias pinturas y dibujos, pero no lo encuentra. Este fragmento tiene efectos visuales realizados por George Lucas. Es el único que no es hablado en japonés.


Con van Gogh (Martin Scorsese). Sueño 5.
Imagen tomada de IMDb.


El sueño parece homenajear al pintor neerlandés, por un lado; y por el otro nos habla de lo inaprensible que puede ser la belleza. Si bien van Gogh le da recomendaciones al joven aprendiz, se va, dejándolo deambular por sus pinturas. Van Gogh le habló de la belleza intrínseca de la naturaleza, del poder del sol, pero también de lo inasible que puede ser esa misma belleza, de lo intangible que se antoja para ser registrada en un lienzo. La fotografía es la más hiperrealista de la película, lo que presenta un contrapunto con el expresionismo de las pinturas de van Gogh.


El joven pintor «dentro» de cuadros y dibujos de
van Gogh. Sueño 5. Imagen tomada de IMDb.


Observan el dantesco espectáculo de una central
nuclear explosionando. Sueño 6.
Imagen tomada de IMDb.


6. Monte Fuji en rojo.
Esta es otra pesadilla. No es circunstancial que Kurosawa fuese japonés y manifestase preocupación por un eventual holocausto nuclear. Al lado del monte Fuji, montaña de gran significación para los nipones, explosiona una central nuclear. Nubes rojas, de Plutonio-239, sustancia de la que tan solo un diezmillonésimo de gramo causa cáncer; nubes amarillas, de Estroncio-90, causante de leucemia; nubes púrpuras, de Cesio-137, que afecta el aparato reproductivo y causa mutaciones.
Veintiún años después de haber realizado este filme, Japón tuvo su accidente nuclear real, el de Fukushima, cuyas consecuencias se extienden más de treinta años en el tiempo... Sus temores se hicieron realidad.


Objetos que dejaron los habitantes en su huída. 
Sueño 6. Imagen tomada de IMDb.


Demonios penando, lloran por dolores insoportables.
Sueño 7. Imagen tomada de IMDb.


7. El demonio llorón.
Cónsona con la anterior pesadilla, en esta un demonio que alguna vez fuera humano, le habla al joven deambulante (AK) sobre el proceso degenerativo luego de la hecatombe nuclear. El chico caminaba por un paisaje desértico, distópico, oscuro. El demonio dice que antaño eso era un campo de flores; ahora, luego de la guerra nuclear, es un desierto; ahora crecen dientes de león enormes, todos los organismos han mutado, incluidos animales y personas. Los demonios de dos o más cuernos se comen a los de un cuerno, como él. Él era un agricultor cuando era humano. Vertió litros de leche en el río y enterró papas para que los precios subieran. ¡Qué estúpidez! se queja ahora.
Las pesadillas son muy explícitas. Esta reitera las preocupaciones de Kurosawa en relación con la guerra nuclear, con las insensateces que cometen los humanos. En el caso de Japón, muy en particular, esas preocupaciones no son teóricas. Fue Hiroshima, Nagasaki; y Fukushima años después de morir Kurosawa.


El demonio le muestra una rosa al joven. Detrás,
dientes de león gigantes (mutaciones). Sueño 7.
Imagen tomada de IMDb.


El anciano partidario de una vida sencilla y natural.
Sueño 8. Imagen tomada de IMDb.


8. El pueblo de los molinos de agua.
Acaso el más hermoso de los sueños; en este, el joven turista (AK) llega a una bucólica aldea sin nombre que —presumiblemente— queda en una zona azul, si bien no fue rodado en ella, sino en Nagano. Allí encuentra un encantador anciano que repara uno de los molinos de agua. De él se informa del estilo de vida de los pobladores y de algunas de sus costumbres. El anciano, de 103 años de edad, le cuenta que ellos no necesitan energía eléctrica porque tienen velas y leña; ni tractores para cultivar arroz porque tienen caballos y vacas. Es decir, llevan un estilo de vida muy natural, similar al de los amish en EUA.
El regreso a la vida sencilla, simple, modesta, amistosa con el medio ambiente, es la propuesta (también explícita) de este sueño encantador, con poderosas imágenes de gran belleza.


El sepelio de una anciana que fue el primer amor
del anciano. Es alegre porque celebran que tuvo
una vida buena. Sueño 8.
Imagen tomada de IMDb.


Antes de irse, el joven deja una flor en la roca,
costumbre de los pobladores.
Imagen tomada de IMDb.


Las escenas son de una gran belleza formal; destacando el hiperrealismo en los sueños agradables y la oscuridad y obnubilación en las pesadillas. Es una obra maestra de Akira Kurosawa. Viéndola, me pregunté si (de haber vivido) Andréi Tarkovski hubiera cambiado, en la famosa lista de sus películas favoritas, Los siete samuráis por Sueños. Esta cinta tiene muchas imágenes afines al cineasta ruso; Kurosawa logró expresar sus sueños de forma poética. No es una película, es un poema cinematográfico.


Kurosawa y Scorsese en Cannes.
Imagen tomada de IMDb.


Imagen del póster en Filmaffinity.


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SueñosLos sueños de Akira Kurosawa; DreamsAkira Kurosawa's DreamsYume; 夢.
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Artículo en Wikipedia:
Artículo en Wikipedia en inglés:

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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

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