No resulta nada fácil hablar (o escribir) sobre alguien del que se han hecho libros y análisis hasta la saciedad, sin repetir lo que ya esté dicho o escrito. Pero no puede uno simplemente pasar por alto a este gigante del cine. Menos aún si pertenece a nuestra etnia.
México es un gran país que ha
dado mucho a la Humanidad, desde tiempos inmemoriales. En literatura, en
música, en arquitectura, en las artes plásticas ha sido así. Y en el cine no ha
sido menos. Desde muy temprano el siglo XX, México ha producido cantidades
astronómicas de cine. Nos vienen a la mente, entre muchos otros, Emilio Fernández,
el “indio”, la bella Dolores
del Río, Pedro Infante,
Ricardo Montalbán,
la hermosa Salma Hayek, Anthony Quinn, Pedro Armendáriz,
Luis Buñuel (que
aunque español de nacimiento se nacionalizó mexicano), Guillermo del Toro, y
quien ahora ocupa nuestra atención: Cantinflas. Mario Moreno participó en el cine durante la Época
de Oro del Cine Mexicano, rodando más de 50 películas a lo largo de unos 45
años de actividad artística. Es, sin duda alguna, el más célebre de los
artistas cinematográficos mexicanos; es el “Chaplin mexicano”, o –con el
permiso de los mexicanos- el “Chaplin hispanoamericano”.
Cantinflas creó, tal como hizo Chaplin (quien profesaba una
gran admiración por Cantinflas), un personaje denominado “el pelado”, que representa
–para decirlo de manera sintetizada- al típico individuo urbano alienado,
proletario, pero con ciertos deseos de superación aderezados con una pizca de
resentimiento y cierta irreverencia. En todas las historias, el simpático
personaje es el eje de enredos y situaciones jocosas de las que siempre sale
airoso, para beneplácito del espectador, quien siente una incondicional simpatía por él.
Dos –de las varias- características esenciales del personaje son su forma de
vestir y su forma de hablar. La vestimenta descuidada indica su inferioridad
social, su falta de glamour, a pesar de que tiene conciencia de clase. Pero la
característica más resaltante es su forma de hablar, especialmente cuando el
enredo está en su clímax y su inocencia está en tela de juicio. Es cuando
Cantinflas hacía gala de una verborrea sin sentido, pero perfectamente
hilvanada para que los interlocutores quedasen anonadados, enterrados en una jungla
de palabras que conformaban una estructura lingüística deshilachada, que daba al traste con cualquier reacción racional, pues ya habían caído en el terreno
de lo absurdo. Circunlocución + hipérbaton + paráfrasis + tautologías + cualquier otra cosa, amalgamaban el discurso del "pelado", en el que hablaba mucho pero no decía nada, absolutamente nada, tal como hablan los políticos y los representantes de los gobiernos cuando quieren andarse por las ramas. Ese discurso es el que provoca la risa del espectador, a veces a carcajadas. Esta principal
característica, sin embargo, limitó el personaje al mundo de habla hispana,
pues el juego de palabras –muchas de ellas degeneraciones de palabras normales
de nuestra lengua, dobles negaciones, negaciones y afirmaciones negativas- era en muchas ocasiones intraducible a otras lenguas, o se
perdía mucho en una traducción que reflejara el sentido jocoso del enredo lingüístico.
A pesar de que esta cualidad crucial del personaje lo limitó en mercados no hispanoparlantes, es esa misma
cualidad la que lo hizo tan universal en el mundo hispanoparlante que se incluyó en el idioma español las palabras “cantinflas”, el verbo “cantinflear”
(con su respectiva conjugación) y “cantinflada”. No cualquier actor deja una palabra en el
diccionario de la lengua a partir del nombre de su personaje, el cual es parte de la definición de la palabra. Es así el tamaño
de su influencia.
El "pelado" es un individuo que busca la reivindicación del marginal, que desea ser respetado y no utilizado, que busca la concordia pero no le da tregua a la injusticia, que clama por la solidaridad entre la gente apoyando a los desamparados, a sus iguales, mientras se burla de la inteligencia de los poderosos o abusadores a través de su enrevesada forma de hablar, que hace que estos claudiquen ante el amasijo literal. El lenguaje privado de el "pelado", como lo llamaría Wittgenstein, lo aísla del contexto precisamente por ser privado, pero gracias al libreto y a la interpretación de Cantinflas, ese aislamiento no es lateral, sino que hace que el personaje se eleve hasta la cima, desde donde puede observar, con aires de superioridad, el limitado intelecto de los legos que le rodean, pese a su figura chapucera.
Todas las películas que Cantinflas protagonizó tienen algún mensaje moral tras la cortina de la risa. Cual Chaplin. El mensaje, en lenguaje cinematográfico sencillo, permite que llegue a todos los espectadores sin requerir de más esfuerzo que el de disfrutar de la historia. El mensaje penetra mientras el espectador ríe reflexionando, o reflexiona riendo.
En la vida real, y esto
engrandece aún más esta figura, Cantinflas fue tan altruista como su personaje
cinematográfico, y su actividad filantrópica es muy conocida y valorada en
México. Merece nuestro mayor respeto.
Inolvidable escena de El bolero de Raquel, cuya música es El Bolero de Ravel
Si Usted, amigo lector, no ha
visto ninguna película de Cantinflas, entonces apréstese a ver alguna. Si Usted
es cinéfilo y no ha visto ninguna, entonces debe ver alguna. En cualquiera que vea, la calidad
actoral de Cantinflas es excelente, con lo que está garantizado un rato de sana
e inteligente diversión. Si quiere ser más selectivo, entonces le podríamos recomendar
Ahí está
el detalle (Juan Bustillo Oro,
1940), una de las mejores películas mexicanas; La
vuelta al mundo en 80 días (Michael Anderson, 1956),
que ganó -según muchos inmerecidamente- el Óscar
a la mejor película en 1956 y con la que Cantinflas obtuvo el Globo
de Oro como mejor actor de comedia; El bolero de Raquel
(Miguel M. Delgado,
1957), El profe (Miguel M.
Delgado, 1971) o su última película El barrendero (Miguel M.
Delgado, 1981) ... o cualquiera de las otras.
En YouTube hay varios de éstos filmes en este canal.
¡Gracias México por haber parido este artista tan especial!
Enlaces donde se hacen análisis del "pelado" mexicano:
1 comentario:
Sin duda hay que agradecerle a Mexico, por habernos dado a este gran artista. Debe haber sido un placer poder ver en el Cine en Mexico una de sus películas. Ojala que el tiempo no borre el recuerdo
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