Aparte son los ladinos, aparte los naturales
Frase dicha reiteradamente en el film
Basada en la obra del mismo nombre, escrita por Mario Monteforte Toledo, Donde acaban los caminos nos regresa a la “Guatemala de antes” para contar la historia de un doctor que llega a un pueblo alejado de la ciudad para ejercer su profesión. Allí la división entre las razas ladinas e indígenas estaba muy marcada, no importándole al doctor que atendía a cualquier persona en su clínica. Así mismo ayuda a curar una epidemia de tifus en una aldea indígena ubicada en las montañas convenciendo a los habitantes de quemar sus casas para evitar la expansión de la misma. En dicha aldea conoce a María, una joven indígena de 17 años de quien se enamora. El romance trae problemas para el doctor cuando los rumores de su relación inician. También María se ve envuelta en problemas al ser rechazada junto a su familia en su aldea indígena. Estos problemas alejan a los protagonistas regresándolos a su entorno. Sin embargo, fruto de ese amor surge un hijo que María niega al Doctor para evitar que sigan juntos. El final muestra como en dicho hijo se fusionan los ladinos con indígenas, aunque el rechazo de sus sociedades deja a María en total soledad, mientras que el doctor rehace su vida con otra señorita de la alta sociedad del pueblo. Tomado del sitio donde estaba la película (Google Videos, hasta agosto 2012).
Carlos García Agraz nos relata una historia de amor en los tiempos de la discriminación, de la mutua exclusión de las etnias locales: blancos (ladinos) e indígenas (naturales). No logró la pareja rebelde al statu quo formar familia. Todavía hoy esto resulta algo difícil, aunque no tanto. La poca voluntad de poder del médico, su sumisión al poder militar que gobernaba para evitar mayores dificultades y la no aceptación de la comunidad indígena ante la unión, frustraron el proyecto de la pareja. De lo anterior llama la atención el hecho de la sumisión al poder militar, a tal grado de tener que aceptar que en la región no existía tifus solamente porque lo decía un informe de un ministerio, emanado por alguna autoridad nacional, y que el déspota local obligaba a aceptar. De no haber sido por la oposición del militar, quizás otro gallo habría cantado. Por otra parte, tenemos a un médico que a pesar de ser pulcro en sus modales, educado e instruido, establece relaciones con una menor de edad, y eso no se puede avalar. Finalmente se cumplió la frase que dijera el padre de la muchacha: “Ustedes los ladinos lo que hacen es preñar a nuestras mujeres”. Tal como sucediera quinientos años atrás durante la conquista. Qué lástima que haya habido tan poca evolución. Como también dijera el mismo personaje: “Ustedes los ladinos no saben de vergüenza”.
A pesar de tener algunas fallas menores, especialmente presentando escenas algo deshiladas de las escenas anterior o posterior a ellas y momentos “flojos”, es una película correctamente hecha, bien actuada y ambientada, con una iluminación y fotografía que resaltan el trabajo, y una musicalización adecuada. Ha sido una grata sorpresa toparse con una película guatemalteca de esta calidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario