Imagen del póster en IMDb.
Nadie está más desesperanzadamente esclavizado que aquellos que falsamente se creen libres.
Zeitgeist es la película oficial del
movimiento homónimo. Es la primera de una serie de cintas en
las que el director Peter Joseph nos plantea una visión de lo que podría entenderse
como nuestra cárcel, y nos propone un escape de tan absurda situación. Según el
filme, estamos sometidos desde el nacimiento a un sistema que nos tiene
pisados, sin posibilidad cierta de emerger, controlado por las clases dirigentes,
formadas estas básicamente por banqueros, políticos y corporaciones
financieras, sin excluir a la religión, que es la primera institución que nos dogmatiza
y construye unos muros difícilmente franqueables.
Este filme no es una gran película desde
el punto de vista cinematográfico. Consiste en un guión que nos describe lo que
ocurre tras bastidores y quienes manejan los hilos para controlar a las
marionetas (a nosotros). Pero la forma en que lo cuenta, sin tapujo alguno,
captura la atención e invita a reflexionar sobre lo que plantea. Tiene, sin
embargo, un gran trabajo de edición, también realizado por Peter Joseph. Las horas hombre que se le tuvo que haber
dedicado a una película así debieron haber sido interminables. Escoger el
material, cortarlo y coordinarlo con la música y el guión no es tarea fácil ni
rápida, pues se trata de material previamente preparado por terceros: publicidad,
entrevistas, conferencias, reportajes, fotografía fija, escenas de noticias y
de películas, y uno que otro material original.
La película comienza enumerando las
similitudes entre las diversas religiones, dándonos a entender que todas son
básicamente lo mismo y que sus mitos son comunes. Enuncia que el Cristianismo
es un producto de las anteriores religiones y que cuenta una historia romana
desde el punto de vista político para el control social. Bueno, no es una
novedad interpretar la religión (no solo el Cristianismo) como una instancia
política para el control social. En tal sentido, el mismo Marx no fue
precisamente malévolo al calificarla como opio. Esta parte adolece de -al menos- una
falacia: señala que Dios necesita dinero. Confunde -deliberadamente o no- religiosos,
o personas de la iglesia, con Dios. Tiene aciertos, pero quizás su más grave
error sea presentarnos la religión como algo impuesto por las clases
dirigentes, por los emperifollados de Wall Street, las grandes corporaciones,
los billonarios, los políticos, los sacerdotes, cuando su origen está en la
necesidad que tenía el hombre primitivo por entender el mundo, o por la
necesidad que tiene el hombre moderno por entender ciertas cosas que la ciencia
no ha explicado cabalmente, o por lograr la paz espiritual.
La segunda parte trata sobre la teoría de
la conspiración, particularmente en lo que concierne a los hechos del 9/11. Nos
recuerda las innumerables incógnitas que hay tras esos hechos: el fallo del
sistema NORAD, las explosiones que oyeron los testigos cuando caían las torres
gemelas del World Trade Center, la inexistencia de los restos del avión que chocó contra el
Pentágono, el colapso inexplicable del edificio 7, el metal derretido en cortes a
45 grados en las columnas de las torres gemelas, lo absurdo que es suponer que
un hombre escondido en una cueva y vestido casi con harapos ha sido la mente
detrás del monstruoso atentado, y pare usted de contar. Incluso en una
alocución de J. F. Kennedy, este da a entender que hay un grupo omnipotente que
conspira para controlar todo. También esta parte tiene sus contradicciones. Una
de ellas, por ejemplo, refiere a ingenieros que afirman que las torres se diseñaron para
resistir colisiones de varios aviones. Habría que confirmar que eso es así,
pero en nuestros códigos de diseño y construcción no figura el impacto de
aviones como solicitación para edificaciones de oficinas o residenciales. Otras
estructuras, como las centrales nucleares, sí deben ser competentes para tal
carga, pero dudo mucho que los rascacielos también deban serlo. Es suficiente
con el sismo y el viento como cargas laterales demandantes.
Sobre la teoría de la conspiración se podría
hablar, al igual que de la religión, durante muchos días. Al final, presentados
todos los argumentos de parte y parte, usted se queda con una subjetiva opinión
con la que comparte una u otra creencia, pues ambas son muy convincentes. Ese
es, precisamente, el problema de la teoría de la conspiración, y por eso desde el
punto de vista rigurosamente científico es teoría, no es ley.
Al final, un sinsabor pesa sobre la
sociedad tras los atentados del 9/11: la ley antiterrorismo elimina derechos y
libertades civiles. El film incluso plantea que la paranoia sobre el terrorismo
ha sido premeditadamente instaurada por el estamento dirigente. Es un simple negocio,
pues se gastan sumas ingentes de dinero con la excusa de defenderse del
terrorismo cuando el número de víctimas por ese flagelo es infinitamente
inferior (70 norteamericanos al año) que el de las muertes ocasionadas por
enfermedades u otras causas (más de 400.000 por enfermedades coronarias).
También representa una cuerda más con la que los titiriteros manejan a su
antojo la sociedad.
En su tercera parte, Zeitgeist habla del
poder económico (la primera es el religioso y la segunda el político). Comienza
con frases de personajes célebres ofreciendo respaldo a la teoría de la
conspiración, y sigue explicándonos el mecanismo con el cual el sistema
monetario funciona y nos fastidia la vida a todos los que no pertenecemos al grupo de los
titiriteros: crecimiento exponencial del dinero circulante genera deuda
creciente, la guerra como instrumento para incrementar las ganancias de los
poderosos (tesis que contradice diametralmente la idea sobre este tema que
tienen algunos, como Umberto Eco), entre otros efugios. Considera que el entretenimiento,
el sistema educativo o la droga son para controlar al público, y que los
magnates no están interesados en que la gente estudie y piense sobre cómo es
manipulada. Abunda en algunos datos como que Rockefeller ganó el equivalente a
3.000.000.000 de dólares en la II Guerra Mundial, pues la Standard Oil
vendía a los alemanes un aditivo para la maquinaria de guerra nazi. Ciertamente
ignoro muchos de los datos que la película expone, pero son creíbles muchos de
ellos. Algunos no, por ejemplo que una hipotética unión de USA, Canadá y México
(de la que se habló en años recientes) se concretaría con una moneda llamada «Amero»,
pero eso no ha ocurrido.
El Addendum y el Proyecto Venus
El Addendum (P. Joseph, 2008), segunda película de la serie, continúa con la explicación
del funcionamiento del sistema monetario: si no hay deuda no hay dinero, el dinero
se crea de la nada (dinero inorgánico) y genera una creciente inflación. La sociedad cae en la
trampa de requerir un empleo para pagar los préstamos, es la esclavitud
moderna. Esa misma de la que, en muchas ocasiones, nos damos cuenta los que
tenemos que trabajar para canjear bienes y servicios que requerimos para vivir.
Es decir, trabajamos para los bancos. Introduce un nuevo término político, algo
que vendría a traducirse como «corporatocracia» o gobierno de las corporaciones.
Estas señoras se encargan solamente de maximizar las ganancias sin importar
costos sociales o ambientes. La llamada «globalización» consiste en implementar
ese sistema en todo el mundo, a escala global.
Según este movimiento (y su película), los
corruptos grupos que controlan el poder no son la fuente del problema, son los
síntomas, pues el sistema no funciona con la honestidad como valor, sino con la
mentira, con la corrupción, que es la clave motora. Otro elemento importante es
la escasez, con la que se controlan los precios que quieren controlar los
señores todopoderosos. Hay que recordar que, similar a lo ocurrido con la
religión, la moneda y las transacciones comerciales basadas en el sistema monetario,
nacieron hace miles de años, presumiblemente para facilitar el primitivo y poco
práctico trueque; no han sido un invento de las corporaciones modernas.
Ambas películas son realmente un proemio al Proyecto Venus, que lidera Jacque Fresco. Esta iniciativa propone una solución a nuestros males: el cambio radical de la
civilización. Dice el ingeniero Fresco que los políticos no saben cómo resolver
problemas, son los técnicos los que los resolvemos y la economía debería estar
basada en los recursos. La sociedad que nos pinta la gente del PV no requiere
del dinero para funcionar. Todas nuestras necesidades serían cubiertas gracias a las
tecnologías adecuadas, sin esclavitud. Es una sociedad que está mucho más allá
del comunismo, al que critica de igual manera que al capitalismo. Las energías alternas
son más que suficientes para garantizar nuestra vida y nuestro desarrollo, pero
el interés en el petróleo es meramente por las ganancias que representa para
los grandes emporios. No habría crimen, pues los rousseunianos del PV aseguran
que al no haber escasez y tener todas las necesidades cubiertas, no habría
porqué delinquir, ya que no es propio del comportamiento humano. La educación
actual crea trabajadores especializados. En una economía de recursos la
educación estaría enfocada en el individuo, sería muy distinta. En una sociedad
tal, que erradicara el elitismo, no habría Estado, ni políticos, ni corredores
de bolsa, ni economistas, quizás tampoco abogados. La gente podría dedicarse a lo que realmente le
gusta, a desarrollar sus destrezas y crecer como persona.
Habría que ver qué tan dispuestos estamos
los títeres de aventurarnos con un sistema como el propuesto por J. Fresco; los
capos obviamente no lo estarían. Es difícil pensar que un mundo sin política pueda funcionar, tal como los sistemas totalitarios, en donde la política no es más que una palabra inutilizada del diccionario. La política, ese arte que regula nuestras relaciones, ¿podría realmente desaparecer? Quizás muchos preferirían el malo conocido al
bueno por conocer. Otros quizás preferirían al bueno por conocer, tal como hace
3 lustros pensamos equivocadamente los venezolanos, y resultó que hemos caído
en algo mucho peor que el malo conocido. Quizás las generaciones postreras
solucionen las aberraciones que este sistema impone y que también imponen otros
sistemas que prometen falsas soluciones. Eso esperamos quienes, con toda
seguridad, no veremos eso. Mientras tanto, debo terminar tan largo escrito
porque tengo que trabajar. Quizás luego me incorpore en algún foro del movimiento Zeitgeist o navegue para ver las ensoñaciones del Proyecto Venus.
Como quiera que sea, son películas que vale la pena ver, para reflexionar sobre lo que tenemos y lo que podríamos llegar a tener...
---
Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt1166827
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film938836.html
Como quiera que sea, son películas que vale la pena ver, para reflexionar sobre lo que tenemos y lo que podríamos llegar a tener...
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Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt1166827
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film938836.html
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