Imagen del póster en IMDb.
Los que vienen atrás que arreen.
Son los albores de la hecatombe nuclear que devastó al planeta; todavía está la tierra cubierta de cadáveres. Los pocos que sobreviven están escondidos en sótanos herméticos; en esos mismos sótanos entierran a sus muertos. Todo está destruido, el planeta es inhabitable; al exterior hay que salir con máscara de gas y un gabán. El profesor Larsen (Rolan Bykov) tiene como pasatiempo escribirle cartas virtuales (mentales) a su hijo Eric, que murió en la catástrofe. A pesar de tan desgarradora, triste y pesimista situación, hay una hendidura infinitesimal para la esperanza, para soñar... para la nueva generación.
Espeluznante apariencia de Larsen en el exterior.
Tomado de IMDb.
Larsen frente al cadáver de su esposa.
Tomado de IMDb.
Dice Larsen:
«Dios creó día y noche, lo que implica diversidad. Propongo una unidad de tiempo diferente: el crepúsculo, porque no hay más diversidad en este mundo».
Larsen reconoce vivir en un mundo sin diversidad, sin colorido, monocolor (como el tono sepia de la película): así se han imaginado el final los realizadores. Es posible que sea así. En cualquier caso será tan triste como lo describieron en esta producción.
He aquí una película que no es capaz de hacer sonreír a nadie, en ninguna escena. Las películas norteamericanas que tratan del fin del mundo, siempre tienen alguna escena graciosa; algún personaje es capaz de reírse de sí mismo o de su compinche (lo cual hacen solo ellos, los demás no solemos hacerlo). En esta no es así; tampoco en El visitante del museo. En Cartas de un hombre muerto la circunspección del fin del mundo es real y riega a todos los personajes y a todas las acciones y diálogos. No hay posibilidad de gracia alguna. La gravedad con la que se enfrenta el tema es absoluta, muy europea; parece más real. Incluso se da el tupé de tener diálogos, o monólogos, filosóficos. Es que... el fin del mundo, la extinción de todas las especies vivas, más si ha sido producida por el Hombre, debería ser el más serio de los problemas. Es la muerte, de todos. Excelente película.
Larsen preparando los adornos navideños con los niños.
Tomado de IMDb.
Reflexión final del filme:
«Hay mentiras ante nosotros; si lo elegimos, progreso continuo en felicidad, conocimiento y sabiduría. ¿Elegiremos, en cambio, la muerte, porque no podemos olvidar nuestras disputas? Hacemos un llamamiento como seres humanos a los seres humanos: recuerda tu humanidad y olvida el resto.
Bertrand Russell, Albert Einstein, Frederic Joliot-Curie, ...
Del Manifiesto de Russell-Einstein».
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Artículo en Wikipedia, en inglés:
Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt0091759
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film495815.html
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