Imagen del póster en IMDb.
¿Por qué habría de ser feliz si puedo ser infeliz?
Dionisio Pinzón (Ernesto Gómez Cruz) es un humilde pregonero de un pueblo mexicano. Vive con su anciana madre y tiene la mano izquierda «seca»(1), inútil. Recibe de regalo un gallo moribundo de manos del desencantado dueño. Cuida con primor al animal mientras su madre muere. Logra rescatar al gallo de las manos de Tánatos y después dispone del cadáver de su madre, a la que sepulta en el terreno de la casa por carecer de ataúd y de recursos para un entierro digno(2). Con el gallo logra espantar la pobreza un poco, hasta que este muere en una pelea. Lorenzo Benavides (Alejandro Parodi) le había ofrecido buen dinero por el gallo, pero él se rehusó y Benavides le garantizó que sería la última pelea; también le hizo entrever que la suerte de los animales se podía manipular, algo que Dionisio no sabía ni creía posible(3).
Dionisio con el cadáver de su madre envuelto en
una estera. De lo más estrafalario.
Dionisio acepta la propuesta de trabajar como soltador de gallos para Benavides, que en ese entonces tenía como pareja a «La Caponera» (la bella Blanca Guerra), una mediocre cantante de ferias y palenques. Vivían en una gran edificación, que había sido en otro tiempo un colegio. Con Benavides, Dionisio crece desde el punto de vista económico; pero llega el momento de continuar con su vida y se va. Marcha al pueblo para darle cristiana sepultura a su progenitora; compra el mejor ataúd (que él pronuncia «taúd») y se dispone a exhumar la osamenta, pero no la encuentra. En un bar local encuentra a La Caponera con su banda de músicos. Ella abandonó a Benavides porque estaba encerrada en la casa y esa no era vida para ella. Se convierte de inmediato en amante de Dionisio. Él volverá a los gallos y ella al canto de fiestas pueblerinas y galleras. Dionisio la considera su talismán. Pronto tienen una hija.
La Caponera. El ambiente pobre y decadente
está logrado a la perfección. Se emplearon escenarios
reales, no se rodó en estudio.
Visitan a Benavides un día de invierno, que las galleras están cerradas; ellos dos juegan a las cartas mientras madre e hija (niña) se aburren como ostras durante horas. Con la Caponera presente, la suerte le sonríe a Dionisio y Benavides pierde hasta la casa en la apuesta: los Pinzón son los nuevos residentes. Dionisio convierte la casa en un garito. Siempre que la Caponera esté presente en la sala, él tiene la suerte de su parte. Madre e hija (adolescente) se cansan de esa vida enclaustrada y un día huyen; para nada, la banda de música que antaño acompañaba a la Caponera ya tiene otra cantante y la hija de ella, conocida como la Pinzona (la hermosa Zaide Silvia Gutiérrez), no tiene talento para el canto. Dionisio las sorprende y las regresa a casa. En un juego de cartas, él no tiene la suerte de siempre, pese a que la Caponera está presente en la sala... al menos eso es lo que parece.
En la gallera (Dionisio a la derecha). Al fondo se
aprecia a la Caponera, el amuleto de Dionisio.
Esta película es una de las varias versiones que se han llevado a la pantalla de la novela homónima de Juan Rulfo. Esta ocasión fue el primer guion de Paz Alicia Garciadiego para Arturo Ripstein. La película arrasó con los premios Ariel de 1987. La interpretación de Ernesto Gómez Cruz es de antología. Él es Dionisio; pero los demás actores también se lucieron. La ambientación decadente, típica de los filmes de Ripstein, es sorprendente, pese a no ser de estudio. Es una gran película.
La Caponera presenta a su hija ante el director de
la banda de música. Un fracaso.
Algunos personajes ripsteinianos no pueden alcanzar la felicidad, el éxito, la buenaventura, por factores exógenos al personaje. Es el caso de Javier en Cadena perpetua; él se redime y emprende una nueva vida casi modélica, pero el comandante Prieto lo vuelve a sumergir en el excremento del que había salido. Otros personajes tienen como antagonistas a sí mismos. Los de Profundo carmesí son un ejemplo patente; también los de El lugar sin límites o los de Principio y fin, entre otros. Dionisio es de esta estirpe, de los que alcanzan el logro, el éxito, incluso cierta forma de felicidad, y no son capaces de asirla. Una vez que la dicha les toca a la puerta de su vida, la dejan entrar solo para expulsarla a patadas poco después. El espectador asiste impávido ante el infortunio anunciado del protagonista por culpa de su desidia y desprecio hacia las virtudes que podrían encauzarlo por el camino de la vida buena. No, estos personajes no quieren, o no pueden, apreciar las virtudes allende su pequeño mundo de la inmediatez, de la ignorancia, del mito; se hunden cada vez más en el estercolero en que han convertido su existencia y la de su entorno íntimo. La ficción no deja de ser un reflejo de la realidad; por desgracia hay gente así.
¿Casa por garito o garito por casa? No hay diferencia
para un hombre como Dionisio.
Imagen del póster en Filmaffinity.
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(1) No puede abrir la mano, siempre la tiene vendada.
(2) Las escenas de Dionisio cargando el cadáver de su madre, envuelto en una estera, son de las más macabras del cine.
(3) Como bien puede uno apreciar por experiencia propia, muchísimas cosas, entre estas resultados de eventos, son manipuladas a priori.
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Artículo en Wikipedia:
Reseña en Wikipedia en inglés:
Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt0091261
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film585681.html
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