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19 diciembre 2014

Sueños de libertad - Frank Darabont (1994)



El miedo te puede mantener prisionero. La esperanza puede hacerte libre.
Le dice el protagonista, Andy Dufresne, a su amigo Red, quien le restaba importancia a la esperanza.


Sueños de libertad (también llamada Cadena perpetua o Sueño de fuga) es una de esas películas que uno ve una y otra vez. Y se disfruta en cada visionado. La historia, la forma en que es contada y las excelentes actuaciones de Tim Robbins y Morgan Freeman, le dan ese encanto especial que atrapa al espectador. En IMDb encabeza la lista de las mejores películas. Su director, el francés de origen húngaro, Frank Darabont, también dirigió otra excelente pelicula: La milla verde. Ambas basadas en historias del célebre escritor norteamericano Stephen King.


Andy Dufresne (Robbins) es condenado a dos cadenas perpetuas por los asesinatos de su mujer y del amante de esta; crímenes que no cometió. Conoce en la prisión a Ellis Boyd, alias Red (Freeman), y se entabla una estrecha amistad entre ambos. Andy, quien era banquero, es culto y tiene como hobby la geología. Sus conocimientos financieros le abren las puertas para disfrutar de ciertas consideraciones especiales en la prisión. El director del penal, particularmente, hace uso y abuso de esos conocimientos para ocultar la corrupción administrativa que lo hace rico. Pero Andy, consciente de ello, deja rastro de las trampas y se procura un ingreso para él, a través de una persona virtual que él crea por conocer las fisuras del sistema. Con los conocimientos de geología y el paso de los años, Andy logra cavar un túnel en su celda, el cual tiene como cubierta un póster de la actriz del momento. Comienza con el de Rita Hayworth, sigue con el de Marilyn Monroe y finalmente con el de Raquel Welch. Las ansias de escape de Andy se incrementan cuando el director de la penitenciaría destruye la posibilidad de una apelación al matar a un reo que ingresa al presidio; reo que conoce la historia de los homicidios de la esposa de Andy y su amante. El túnel le permite acceder al ducto cloacal de la prisión, por donde escapa. A Red le cambian la condena a régimen de libertad condicional cuando consideran que ya se ha rehabilitado. Ya en México, Andy esperará a su amigo Red para emprender juntos un proyecto para el resto de sus vidas. El filme es narrado en off por Red. El argumento detallado se puede leer en este enlace.




Este hermoso filme nos habla sobre la amistad, como sentimiento que se sitúa más allá de las diferencias étnicas, culturales y etarias; de la corrupción de los individuos que se suponen son los «buenos» del sistema; de las vicisitudes y violencia que ocurren dentro de un penal; del conocimiento como herramienta para la sobrevivencia, para la adaptación al corrosivo entorno; de la resignación; pero, sobre todo, nos habla sobre la esperanza como acicate para la consecución de un fin último: la libertad. Todo esto con un lenguaje que es cordial hacia el preso, al que trata con dignidad, particularmente a los dos protagonistas.

Durante los muchos años de reclusión, Andy tiene oportunidad de valorar la libertad, de cultivar la esperanza y la resignación y de realizar diversas actividades para que la rutina no lo carcoma. Viendo la película, uno tiene la oportunidad de reflexionar sobre el valor de la esperanza y de la libertad, de la amistad y de la injusticia, entre otras cosas.

La esperanza que anida en Andy, y que este le contagia a Red, es el motor que lo mantiene vivo. La esperanza de lograr, por mérito propio, la libertad que le fue conculcada injustamente. Es que la vida sin libertad de poco vale, si es que vale de algo. Al menos hay que tener libertad de pensamiento, de expresión, de circulación y de ejercer y defender todos los derechos que, como individuos, tenemos. En el confinamiento en el que se encuentran los presos, la motivación para vivir es escasa, solo es alimentada por la esperanza de que algún día algo bueno vendrá. Cabe preguntarse si Andy hubiese abrigado la misma esperanza de no haber podido hacer el túnel que le llevó a la libertad.

Cabe preguntarse, también, si el solo sentirse libre, desde el fuero interno, mentalmente, es suficiente para serlo. ¿Hasta dónde el mundo interno del individuo es generalizable, globalizable al punto de sentirse realmente libre sin estarlo, con la sola sugestión de sentirse libre? ¿Es tan factible ello como lo es el sentirse preso estando libre? Puede convenirse que esto no es igual para todos los hombres. Aunque suene a verdad de Perogrullo, para muchos será mucho más difícil que para otros. Nos viene a la mente Nelson Mandela. ¿Cómo es posible que haya estado preso durante 27 años, 18 de los cuales en una celda de cinco metros cuadrados, y no haya perdido la sindéresis? Indudablemente tenía de una gran voluntad de poder, serenidad mental y una madurez muy elevada para resistir tal calvario. A pesar de que dijo: «Solo los hombres libres pueden negociar; un prisionero no lo puede hacer», de lo que se infiere que para él un prisionero no es libre; me atrevo a preguntar: ¿se sintió realmente preso todo ese tiempo o, aunque fuese ocasionalmente, se sentía libre?


Una de las mejores escenas del filme: Andy recibe libros y discos después de escribir durante seis años una carta semanal al Congreso, a objeto de fundar una biblioteca en la prisión. Uno de los acetatos, Las bodas de Fígaro, de Mozart, lo hace sonar en los altavoces de la prisión. Narra su amigo Red: «Hasta el día de hoy no tengo idea de qué cantaban aquellas dos damas italianas. La verdad es que no quiero saberlo. Algunas cosas es mejor dejarlas sin decir. Me gustaría pensar que cantaban sobre algo tan hermoso que no podría expresarse con palabras, y precisamente eso te hace palpitar el corazón. Les aseguro que esas voces se elevaron más alto y más lejos de lo que nadie que viviese en un lugar tan gris pudiese soñar. Fue como si un bello pájaro hubiese entrado en nuestra monótona jaula y hubiese disuelto aquellos muros con su aleteo; y, por un breve instante, hasta el último hombre de Shawshank se sintió libre». El hacer sonar la sublime pieza Canzonetta sull'aria en toda la prisión, lo paga con un mes de calabozo.


No es exclusivo de este filme la poesía implícita en el lenguaje cinematográfico, que recrea tan repulsivo ambiente como es la cárcel. Ya el mismo Darabont lo repetiría en su película La milla verde. Y lo hizo Benigni en La vida es bella. Por nombrar solo dos filmes en los que la poesía irrumpe, haciendo de la película una obra no solo cuya estética, cuya expresión artística es notoria, sino que se aproximan a la temática de una manera amable, que lleva de la mano al espectador por los laberintos de las dificultades que otros hombres enfrentan en su vida. Todo ello con un ingrediente imprescindible en el cine: contar la historia de manera amena, que atrape al espectador mientras lo hace reflexionar.


Lo gracioso es que, afuera, era un hombre honesto, recto como una flecha. Tuve que venir a la cárcel para ser un ladrón.
Dice Andy Dufresne.

Andy, de ser un banquero con ética, pasó a ser un criminal, gracias a la intervención del director de la prisión, quien lo utilizó para organizar la trampa financiera que tejía, realizando contratos de obras públicas empleando como obreros —gratuitos— a los reclusos. La frase que sintetiza la metamorfosis ética de Andy lo explica todo. La prisión, que supuestamente debería rehabilitar al individuo, es la que realmente lo corrompe. Nada más rousseauniano. En este tipo de institución penitenciaria es así. Se requiere de un verdadero cambio estructural en las políticas penitenciarias para rehabilitar al reo y devolverlo útil a la sociedad. Nuestras cárceles, por ejemplo, se encuentran en las antípodas de esa penitenciaría rehabilitante, viabilizante. Carencia de recursos, de legislación, de programas de rehabilitación y de ética son, básicamente, las razones por las cuales las cárceles son realmente institutos de postgrado para el crimen.



Imágenes de cárceles en Venezuela. Tomadas de la web.
Nos recuerda a la cárcel turca de
El expreso de medianoche, de Alan Parker (1978).



Imágenes de una cárcel en Austria (arriba)
y Noruega (abajo). Tomadas de la web.

Una institución con el ambiente e instalaciones de las cárceles austríacas, por ejemplo, sería destruida ipso facto por el inculto «target» de las cárceles venezolanas; pero, por otra parte, el ambiente de las cárceles locales es absolutamente deplorable (e inviable) para una eventual rehabilitación del reo.

Como dije al principio, una película que uno ve y vuelve a ver sin aburrimiento alguno. Excelente filme.


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Lista de los 250 mejores filmes en IMDb:
http://www.imdb.com/chart/top?ref_=nv_ch_250_4

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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

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