En la piel de otra
El argumento de esta perturbadora película de Pedro Almodóvar está muy bien detallado en Wikipedia. En corto, sería algo así: un vanguardista dermatólogo (Antonio Banderas), vive con un ama de llaves (su verdadera madre, Marilia, Marisa Paredes) y hace experimentos con una nueva piel. Tiene una hija que ha padecido trastornos mentales por haber presenciado un suicidio. Un chico (Vicente) casi la viola en una fiesta y ella, a la postre, se suicida. El compungido padre se venga secuestrando al chico y reteniéndolo en su casa por la fuerza, le cambia de sexo (la convierte en Vera, Elena Anaya) y luego tiene sexo con él, convertido en ella.
Imagen tomada de IMDb
Varios son los tópicos que el intrincado argumento toca. Pasan por el banquillo de los acusados la ética profesional; el homicidio; la maternidad mantenida en secreto y con preferencias de un hijo sobre otro; la venganza; la violación; los trastornos mentales; el suicidio. Quizás más. Sin embargo, parece que la columna vertebral del filme es el tema del transgénero. Pero no sobre el transgénero voluntario, el cambio de sexo que un individuo realiza a motu proprio, por libre albedrío, tal como hiciera, por ejemplo, Lynn Conway, hace ya más de cincuenta años. La película nos muestra un cambio de sexo forzado, sin el consentimiento de la persona. Eso ya de inicio es brutal. Bueno, las películas de Almodóvar son así, disruptivas.
Más allá del delito que eso supone, por parte del médico que personifica Banderas, de lo que el director parece hablarnos es del estado de indignidad, de humillación e impotencia absolutas a las que se ve postrada la víctima. Entendemos, entonces, que ese habría de ser el estado anímico de quienes han tenido la desgracia de haber nacido con la identidad biológica distinta respecto a su apariencia, pues no la escogieron ellos, sino la madre natura que, en cualquier caso, es también un agente externo a la libre voluntad del individuo.
Escultura de Hermafrodito.
Imagen tomada de Wikipedia.
El filme está muy bien realizado y cuenta con actuaciones excelentes de todos sus actores, pero sobresalen las de Antonio Banderas, la de Elena Anaya y la de Marisa Paredes, que siempre destaca, sea o no relevante su papel. La música y el sonido, la edición y la fotografía están muy logradas.
Empero, como otras obras de Almodóvar que he visto, la suspensión de la incredulidad pende de un hilo. Muchas coincidencias y casualidades juntas que hacen que la hilación de la historia presente fisuras. Se pueden pasar por alto para fijarse en un tema particular o en el tema central, que es —en definitiva— lo que en este blog se intenta comentar; pero un análisis cinematográfico riguroso las expondrían, pues no se deslastra de situaciones poco probables, aunque posibles.
La piel que habito es una película importante dentro de la filmografía de Almodóvar y muy importante en lo que refiere al tema que trata. Lo hace desde una óptica bastante imparcial y objetiva; invitando a que nos pongamos en los zapatos del otro. Mejor aún, en la piel del otro y entendamos cuán difícil ha de haber sido para los transgéneros el transitar por este mundo, que recién ahora no los envía a la hoguera.
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Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt1189073
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film271066.html
Reseña en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/La_piel_que_habito
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