El solo tema ya llama la mayor atención. En cuanto película, Gandhi es una superproducción hecha con todos los recursos, no solo económicos, también intelectuales, digna de la gran figura histórica que es Mahatma Gandhi. No en balde recibió 8 galardones Óscar en el año 1982; entre ellos uno por la impecable dirección del Lord inglés Richard Attenborough (realizador de Chaplin, El Mundo Perdido: Parque Jurásico 2, entre otros films), y otro por la excelsa interpretación del también británico Sir Ben Kingsley, quien, hasta donde podemos apreciar, realizó en esta cinta su mejor actuación. Realizada con un lenguaje sencillo, pues solo se presenta la historia de un muy singular individuo que cambió la de una Nación entera, plasma, de manera impecable e inteligible, la filosofía que subyacía en el personaje y lo que esta forma de entender el mundo logró por la India.
Sin disparar un solo tiro, con el solo pundonor, Gandhi independizó a la India, para vergüenza del Imperio Británico. La filosofía de la resistencia pasiva, de la no violencia llevada al extremo cristiano de ofrecer la otra mejilla al enemigo, para que éste –desvergonzadamente- golpee de nuevo, dio al traste con las aspiraciones de la eterna hegemonía que pudiera pretender la Corona británica. La escena de la matanza de Amritsar es un ejemplar epítome de la brutalidad irracional a la que puede llegar el ser humano para dominar, para doblegar, a otros. Esta escena, y la ulterior interpelación al militar que la ordenó, son de las mejores escenas del film en lo que refiere a la violencia. La escena en la que, estando Gandhi en prisión, un grupo de indios proceden metódicamente (tan metódicamente como son los ingleses) a intentar ingresar en la factoría y ser expulsados con golpes y ser atendidos por improvisadas enfermeras, que ya anticipadamente se habían preparado para atender a los heridos, es la escena antitética. La escena concluye con la llamada del reportero, personificado por Martin Sheen, en la que éste dice “la India es libre”, y representa el clímax de esta historia que nos ofrece Attenborough.
No caeremos en el simplismo de pensar que los británicos eran los malos y los indios los buenos, víctimas y victimarios respectivamente. Todo proceso colonizador se realizó en una época en la que los protagonistas se adecuaban al momento y representaron su papel ante la Historia, con más o con menos dignidad los unos y los otros. Tal como le dice Gandhi a los británicos en una escena: ya es tiempo de que se vayan, de que dejen de ser “el amo”. El momento en el que el colonizador debe desistir y abandonar la labor colonizadora (algunas también fueron civilizadoras) no debe postergarse. Los británicos, al igual que otros colonizadores –españoles, portugueses, holandeses, belgas, etc.- le dieron a las colonias, y también le quitaron. Hacer un balance de si dieron más de lo que quitaron es harto difícil. Lo que no es tan difícil es determinar el momento en el que la labor colonizadora debe cesar. Y, contrariamente a lo que la gente actualmente pudiera pensar, no se puede endosar a los pobladores de las actuales naciones que antaño fueran colonizadoras, los desmanes de sus ancestros, y pedirles vindicación. Los descendientes tienen argumentos para defenderse, y no nos llevaría a nada. Seguramente que la culpa la tendrían Adán y Eva en última instancia. Eso tendrá que quedar en el pasado, y servirá como referencia para entender el presente y para diseñar el futuro. No más de eso. No podemos inferir que si fueron “malos”, los descendientes no hayan evolucionado y sigan siendo “malos”. También con los colonizados, no podemos pensar que si eran “buenos” siguen siendo buenos”.
Como reflexión final y, tal como se sugiere al comienzo, es una muy digna película de un personaje de excepción. Un Hombre Histórico. Así en mayúsculas, porque Gandhi fue justamente eso: un Hombre Histórico, en todo el sentido que le dio Hegel al término (también conocido como héroe o individuo histórico). Hombres que individualmente son capaces de torcer el rumbo de la Historia. Unos para bien, otros para mal. A pesar de que los hechos datan de más de 60 años, su estrategia fue tan vanguardista que ni siquiera ha sido emulada. Todo lo contrario, hoy en día parecen surgir, de las entrañas de la envidia, del resentimiento y de antivalores, movimientos totalitarios por doquier. Ningún líder político ha vuelto a tener una fracción de la talla de Gandhi.
Como muchos otros Hombres Históricos, Gandhi fue asesinado por el fundamentalismo(1), ese que es bandera obnubiladora de cuantos no utilizan el raciocinio para distinguir el entorno y que les impide ver con claridad la secuela de sus actos, especialmente cuando son violentos. El fundamentalismo dejó, una vez más, tragedia a su paso; sin embargo, quedó para la Historia la dignidad de un Alma Grande.
(1) Entendido este como una “exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida” (significado tomado del DRAE).
Trivia: Esta película ha sido la que más extras ha utilizado en la historia del cine: más de 300.000 extras. Siendo India un país tan poblado, seguramente el reunir tantos extras no haya sido el mayor problema del rodaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario